El Rey

Capitulo 34

Samanta

No sé dónde estoy, veo oscuridad. Camino y parece que no avanzo. Grito pero nade responde.

Una luz hay en el fondo de mi camino, voy tras ella, pero al llegar se apaga. Me dejo caer en el suelo, rendida. Llevo así hace varios días (creo) hace frio.

En frente de mi veo como la luz aparece de nuevo, se hace más grande y toma forma de espejo, me pongo en pie y miro a través de él, es la casa de mis hermanos, veo que Eric y Annie son pequeños. Me acerco más para ver mejor y algo me empuja dentro del espejo, miro a mi alrededor y veo que mis hermanos se levantan y caminan hacia mí, a medida que lo hacen veo cómo crecen y se hacen adultos, hasta que toman la forma que tienen en la actualidad.

-¡Tu culpa!- me grita, yo me levanto y trato de correr, pero mi hermano Eric me agarra del brazo y me tironea para atrás, mi hermana me empieza a empujar- Tú fuiste la culpable de todo- me dice Eric

-Tú me quitaste a mi mamá –dice Annie

-No esperen- digo mientas me empujan y pegan – yo los quiero, y mamá también – trato de cubrirme pero es inútil, sus golpes son fuerte

-Tu- escucho la voz del señor Weis, el padre de mis hermanos- tú fuiste la que termino con esta familia –

-No es verdad- digo llorando

-Tú mataste a tu padre- dice mi hermano

-Tú mataste a tu abuela – dice mi hermana

-Tú mataras a tu madre- dice el señor Weis

-No es cierto- me dejo caer de rodillas mientras lloro, ellos me golpean – yo los ame con todo mi corazón, todo lo perdí… –

En eso una luz cálida brilla, escucho pasos de zapatos caminar hacia mí, mientras mis hermanos y el señor Weis, me golpean. De la nada dejan de pegarme, levanto mi mirada y veo una figura de hombre y mujer en frente de mí.

La luz me candila los ojos llorosos que tengo- Hola mi estrella fugaz – me dice y reconozco esa voz, es mi…

-¡Papá!- grito mientras carro a su encuentro – papá- lo abrazo una vez que lo tengo

-Aquí estoy- me abrazo del mismo modo – también tu abuela – miro a su lado y la veo parada sonriéndome, se ve joven como siempre lo fue

-¡Abuela!- le salto entre los brazos y ella se ríe – los extrañe mucho – digo en llanto

-Nosotros a ti también – me dice mi abuela – tranquila Sam, nosotros te cuidamos de tu pasado – me aparto de ellos y los miro

-¿De mi pasado? – les pregunto

-Sam, esos son tus miedos del pasado que te siguen- dice mi padre – nosotros te cuidamos de ellos y todo lo que digan no es verdad. Tú no mataste a nadie, en cambio, nos diste más ganas de vivir. Solo que hay cosas que no se pueden prevenir – lloro por el dolor de su perdida – pero ahora debes seguir- el camino se alumbra de nuevo y veo un espejo de nuevo

-Nosotros no podemos ir- me habla mi abuela – ya no podemos cuidarte de lo que vendrá, pero no significa que del otro lado no este alguien esperándote – miro el camino con miedo – no temas, aun así te cuidaremos desde aquí – me empojan y veo el espejo

-No quiero irme sin ustedes – les digo

-Pero nosotros vamos contigo, donde quieras que vayas, hay estaremos- me dicen y veo como se convierten en luces y vuelan sobre mí, hasta que se introducen en mi pecho. Ahora con ellos aquí, siento una calidez muy linda, me hace recordar a una persona pero no se a quien

Me introduzco al espejo y caigo en el suelo, levanto mi mirada y veo a mi madre postrada en la cama, un doctor se asoma a mí- ha muerto, no la cuidaste como debiste – me dice, yo corro a verla, ella ya no respira.

Lloro por no poderla tener más conmigo- Odio la vida- digo con mucho dolor en mi corazón- solo pierdo a personas, nunca gano nada. ¡Es injusto!- grito al levantar mi mirada al cielo- esto no es vida- susurro al caer de rodillas al piso – lo siento mamá, te decepcione. Te dije que lucharía, que amaría, que sonreirá, y gritaría y…- recuerdo sus palabras, esas que me dijo en el hospital.

-Mamá…- me seco las lágrimas- odio la vida- sonrió- estoy muy enojada, pero es parte de la vida, igual que…- miro su cuerpo – la muerte. No te perdí, estas con papá ahora y sé que sos feliz, sé que ahora me cuidas junto con ellos- toco mi pecho y sonrió

El cuerpo de mi madre se vuelve luz, se acerca a mí – Así es, hija- me dice – eres valiente, ahora sigue, falta tu futuro – miro enfrente de mí y aparece el espejo de nuevo – no temas mi tesoro, yo siempre estaré contigo- siento que la luz me besa la frente y es metida dentro de mi pecho, ese beso me recuerda a alguien, pero no se a quien

Camino al espejo, me introduzco en él. No sé dónde estoy pero hace mucha calor, estoy en un lago, hay una catarata enfrente y muchas piedras grandes alrededor, me introduzco al agua, no sé porque pero algo me dice que camine a lo más profundo.

-Es él, eres tu- se escucha una voz en el viento. Miro a la catarata y veo como una pata de un animal enorme sale, pero no sé qué clase de animal es.

Tengo miedo pero la voz de nuevo aparece- Él te protegerá, él te salvara, porque tú eres su reina- inclino la cabeza para ver mejor pero cuando doy un paso más, una fuerza me toma de los pies y me separa de él, ahogándome.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.