—¡jordana! Vamos entras tu—grito su coach, mientras ella solo quería estar encerrada en aquel pasillo de la biblioteca.
Jordana jamás tenia intensiones de ser partícipe de alguna práctica, si era preferible ser invisible era un premio para ella. Asintió, se amarro bien sus agujetas, bajo las gradas con cuidado, y se puso en posición.
Pero tampoco podía negar la sonrisa de Ked, crecieron juntos, y eran tan unidos, hasta que su padre decisión irse a otra manada, su madre había sido llamada por el consejo cuando su padre y abuelo estaba en las ultimas.
Después de eso, la separación fue doloroso, pero con la promesa de volverse a ver, tan solo dos años de que volvió las cosas en el campus seguían, igual, algunos se alegraron otros ni la recordaban, pero Ked, siempre fue amable con ella, a pesar de que su padre lo acusaron de traicionar a todos por irse.
Su padre solo hizo lo que su amada esposa necesitaba en ese momento, hasta que su madre murió y su tío tomo el lugar, siendo desterrados como una paria, ahora solo debían intentar no meterse en problemas cuando el mismo alfa le perdono la ofensa, y ella poder continuar aquí, y tal vez encontrar una pareja lobuna.
Ked, le sonrió y ella se ruborizo, perdiéndose en la linda sonrisa de Ked, sin medir el peligro o poder reacción, Ked le grito como su coach, pero ella no reacciono a tiempo y solo vio el impacto en su rostro, tumbándola al suelo.
Risas, demasiadas risas de burla fueron para ella, se limpió la nariz cuando vio las gotas de sangre manchar el piso, como puso se puso de pie. Ked corrió hacia ella preguntándole si estaba bien, ella solo li miro con la cara hinchaba.
—¡WATSON! —grito Ked.
—Debería tener más cuidado—respondió el con independencia.
—Te voy a…
—Por favor—sujeto Jordana su brazo—No, por favor.
—Bien.
Aquel tipo solo encogió los hombros dándole las espalda y continúo siendo lo suyo, ignorando, pero dentro de Jordana algo le decía que lo había hecho apropósito. Posiblemente si no le hubiera sonriendo al mismo Ked, tal vez ese balón no hubiera estampado en su pequeño rostro.
La clase de educación tuvo que pasarse sentada, mirando nada más, pero con la mirada hacia Dalton, imaginándose miles de escenario, no entendía porque la miraba con desagrado, incluso hacerle la vida imposible.
Ya no importaba solo terminar el dia, miro el pequeño trozo de tela blanca dejo de sangrar, tal vez necesitaba que la enfermera la mandara a casa y así evitar las demás clases. La risa de Annabella, y como sus súbditas corrían hacia Dalton, y como este la abrazaba de la cintura haciéndola reír. “Idiotas” mascullo.
—Es tarda Lee, toma lugar—Jordana entrego el pase del consultorio, aún tenía la cara roja por el golpe, miro alrededor, no había un lugar para ella, salvo “El” debía tener tan mala suerte.
A pasos lentos se acercó, arrastro la silla y contuvo la respiración estando a lado de Dalton Watson, era imposible no hacerlo, le daba cierta comezón estará a su lado, la clase continuo, pero ella apenas movía aquel lápiz.
Tal vez era el aroma maderada, o incluso sus grandes manos mientras tomaba nota, eso la hizo fruncir el ceño, si algo tenia Watson, era que nunca hacía nada, solo era un adorno en el salón.
Y como si una energía se apoderada de ella, solo lo vio de reojo, discretamente, su mentón bien remarcado con ese aire masculino, sus labios grandes, incluso esa mirada atenta a la clase, el cabello perfectamente peinado, pero él tenía un aura, esa que te gritaba por todos los porros peligro.
¿De qué color era sus ojos exactamente? ¿Por qué debía pensar en eso? Se recrimino.
Ellos no tenían nada en común, él era tipo sociable y donde quiera que iba todos querían ser el centro de Dalton, inocuos muchas desenan ser la novia y en poco ser la compañera morían porque la noche de luna llena lo atraparan, mientras ella, solo alguien que prefería la esquina y estar observando el ambiente.
Pero eso se volvió costumbre dia tras dia, empezó a tomar cierta fascinación ¿Quién era en verdad Dalton Watson? Solo el hijo del alfa, pero ella sabía que había algo más, lo intuyo en todo su ser.
Lo había atrapado mirándola, incluso los lugares que el jamás frecuentaría estaba ahí, con esa mirada intensa, que la hacía ahogar hasta olvidar respirar.
Tal vez ese fue el error, nunca debió mirarlo.
—Entonces tienes tu vestido, mi madre me compro uno ¡Cielos! Es hermoso, creo que muchos desearan que los acepte.
—Sera mejor ser prudentes, ya estamos en la edad de tener una pareja.
—Si—dijo alguien que Jordana solo había cruzado tres palabras en todo lo que había empezado el semestre. —Muchos esperamos, que sea final de año, mis padres están emocionados, que la diosa me conceda alguien importante,
—Como David, el capitán, todos quieren con él.
—Pero oye, no se comprará con Dalton. —suspiro una. —Dalton seria el premio mayor, este año escuche que ira a la noche de luna llena, su padre, quiere que tome una pareja. —chillo emocionada.
Jordana empezaba a sentirse incomoda, de hecho, ella sentía que no acoplaba con ese tipo de amistades, tampoco quería ser parte de esa tradicicion, negarse seria de nuevo darle la espalda a la manada.
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Editado: 22.09.2025