—¿Cuál es tu mayor sueño? —pregunté inocentemente—. Lo siento, no se me ocurre nada más.
Me mostró una sonrisa mientras dio un par de vueltas sostenido del poste de alumbrado. Algo que no cambiaba en él era su peculiar manera de comportarse cuando estaba conmigo. Solo yo podía darme cuenta de detalles como esos. Era como si tuviera las respuestas para todo y no le preocupara absolutamente nada. Era muy improbable, más con razón de todas las cosas que hemos vivido, pero siempre pensaba que él me quería dar a entender cosas de las que nunca logré atar los cabos en esos tiempos.
Sus labios pálidos y resecos comenzaron a murmurar algo que no comprendí por el estridente ruido de un camión de cerdos pasando frente a nosotros. Cuando por fin se alejó y podíamos oírnos mutuamente, pedí que volviera a responder.
—Viajar por el mundo —declaró en seco.
— Ah —suspiré—, confío en que sí lo haremos.
Dije, completamente seguro de que estaría incluido en todos los sueños y planes de Fabián. Es decir, ¿podrías culparme por eso? Por supuesto que no. Él tampoco dijo nada o realizó algún gesto. Ya estaba listo para la última pregunta del juego, y todo apuntaba a que si no lograba responderla, perdería.
—La última pregunta del juego, Elvis, es una un poco complicada. Necesito que, cuando te la haga, esperes allí sentado —señaló una banca al otro lado de la calle—, mientras yo iré a buscar algo muy importante. ¿Te parece bien?
—De acuerdo —respondí con cierta duda.
—¿Qué harías si fueras el único humano vivo en la tierra?
Me agarró firmemente por los hombros y me animó a que me diera prisa en cruzar la calle e ir a sentarme en el banco cercano. Entonces comencé a hundirme en mi propia cabeza y mis pensamientos. Me planteé este escenario y con el poder de la imaginación, borré a todas las personas que caminaban frente a mí de mi percepción. A mi vista, yo era el único ser humano.
Y es que todo se volvería impredecible. Porque no es solo que ahora estuviera solo, nada más tendría función alguna. No habría electricidad, agua potable, Internet ni muchas otras cosas pues alguien debe mantener todo eso a flote. Ese definitivamente no sería yo. Los restaurantes no funcionarían, así que tendría que cultivar y crear mi propia comida. Podría quedarme en casa, tomando en cuenta que ningún animal la habite, pero, ¿me quedaría aquí lo que reste de vida? Eso sería muy aburrido.
Si en tal caso solo estoy yo, debería por lo menos hacer lo que quisiera. Podría viajar con un carro diferente hasta que se quede sin gasolina. Viajo por las ciudades de este país. Claro, no pudiera viajar por el mundo porque no pilotaría el avión. O podría aprender, quien sabe.
Me resultaba chistoso pensar e imaginarme todo aquello. Sin embargo, de alguna manera, ese sentimiento de soledad también se hizo presente. Lo medité nuevamente, estaría solo en el mundo. Sin alguien con quien charlar, nadie a quien abrazar. Sin mis padres, sin mis amigos, ni tampoco Fabián.
Creo que a pesar de todo, no podría soportarlo. O sea, es en un contexto hipotético y tal, pero, no me podría imaginar el gran sentimiento de soledad y la depresión natural que eso acarrearía. Las profundidades a las que uno puede llegar si se siente completamente solo, sin apoyo ni comprensión, son aterradoras. En mis clases de la facultad veíamos casos en los que la gente sentía de verdad que se encontraba sola en el mundo. No importa cuántas palabras bonitas o muestras de apoyo le dieran sus seres queridos; al final del día, cuando todos se iban a dormir, era cuando sus mentes hacían mucho más ruido.
Y no todos reaccionaban de la misma manera y todos se desataban por causas y consecuencias distintas. La soledad suele deberse a que la persona se siente desconectada de los demás por falta de relaciones significativas con familiares o compañeros, o incluso a que se siente aislada en las relaciones existentes por falta de comunicación. Los efectos a largo plazo sobre la salud mental suelen ser profundos: la soledad se ha relacionado con trastornos de ansiedad, depresión, deterioro cognitivo debido a las hormonas del estrés que se liberan en los momentos en que la persona se siente emocionalmente vulnerable.
Las causas y consecuencias de la depresión y la soledad incluyen una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales. Pueden ser genéticos, desequilibrios químicos cerebrales, acontecimientos vitales traumáticos como el maltrato o la pérdida de un ser querido, falta de redes de apoyo social o aislamiento de amigos y familiares. Las consecuencias para alguien que sufre depresión pueden ser graves. Pueden experimentar sentimientos de desesperanza o inutilidad; dificultad para concentrarse; cambios en el apetito; dificultad para dormir; baja autoestima; pensamientos suicidas y mucho más.
Es algo muy complejo como para desenmarañarlo por un juego. Me metía a territorios oscuros solamente por una pregunta de pasatiempo. Pero no podía evitarlo. Mi mente de estudiante de psicología me obligaba a pensar así, aun cuando no sentía especial afinidad a mi carrera desde tiempo atrás.
Como sea, decidí responder de una forma simple y directa en cuanto volviera, lo cual no sucedió sino luego de casi media hora.
Estaba con la cabeza entre las piernas y la vista al suelo cuando sentí que me habían tocado el hombro, Fabián había regresado.
—¿Se puede saber dónde estabas? —inquirí con molestia.
—¡Perdóname! —dejó escapar unas cuantas risas nerviosas—. Ni siquiera voy a tratar de excusarme, lamento la demora.
Me resultaba extraño y en mi mente no dejé de preguntarme el motivo de su desaparición por tantos minutos. No pude revelar nada de lo que estuviera pensando al observar su rostro.
»¿Y bien? ¿Ya tienes la respuesta?
—Ah, sí —me crucé de brazos y dije, murmurando, lo primero que se me vino a la mente—. Si fuera el último humano vivo en la tierra sentiría tanta soledad y desesperación que probablemente me volvería loco y terminaría suicidándome.