El Rey Durmiente.(volumen 6 y último)

Capítulo 2: El Despertar del Mithril.

Escena: Tumba de Arturo. Cámara del Rey Durmiente. Cornualles.

​El aire estaba saturado de energía de mithril y pólvora. El Comandante Rix y una docena de mercenarios del Consorcio de los Mil Años habían irrumpido en la cámara. La Armadura de Arturo, ahora completa con el Corazón del Cáliz insertado y el Elixir vertido en el yelmo, brillaba con una luz azul cegadora.

​—¡Quietos, o volarán en pedazos! ¡Aseguren la Armadura! —rugió Rix, apuntando su rifle a Ethan.

​Zara respondió con una ráfaga de fuego de cobertura. Ella había logrado inmovilizar a dos mercenarios con dardos tranquilizantes, pero el resto avanzaba.

​—¡Ethan, no hay tiempo! ¡Haz el ritual! ¡Ahora! —gritó Zara.

[El Ritual de la Daga]

​Ethan no dudó. La lógica había terminado; solo quedaba la fe en la sabiduría final de Merlín. Recordó la última parte del pacto: la Daga de Merlín no era solo una llave, sino el bisturí alquímico para abrir el mithril y transferir el espíritu congelado.

​Ethan tomó la Daga de Merlín, el metal inerte de bronce oscuro. Se paró frente a la Armadura, que parecía esperar, un gigante silencioso y brillante.

​—El metal de la Armadura de Arturo es mithril puro, demasiado denso para abrirlo. Necesitas un corte en la matriz para la transferencia —la voz de Alistair llegó, aguda, por la radio—. ¡El mithril se abre para su hermano, el bronce inerte! ¡Corte en el peto, justo sobre el Corazón del Cáliz!

​Ethan levantó la Daga y, con una precisión casi quirúrgica, cortó el mithril justo donde la Base del Cáliz (el Corazón de Oro) se había anclado.

​El mithril, que debería ser más duro que el diamante, se abrió bajo la Daga como si fuera seda. Una ranura de energía se abrió, liberando una columna de vapor azul brillante y la esencia congelada del Rey Durmiente.

[La Fusión Espectral]

​—¡Ahora, Ethan! ¡Coloca tus manos en los hombros! ¡El ritual es la fusión! —gritó Zara, disparando una granada de humo para cubrir a Ethan.

​Ethan puso sus manos sobre las hombreras de mithril de la Armadura.

​El efecto fue violento. La Armadura de Arturo, cargada con la voluntad inmensa de un rey legendario, liberó toda su energía. Ethan sintió un dolor atronador que no era físico, sino espiritual. Era la voluntad de Arturo entrando en colisión con la suya.

​Los mercenarios, cegados por el humo, disparaban a ciegas. Zara se retiró, cubriendo su rostro, mientras la cámara se llenaba de un coro de disparos.

​Ethan sintió su conciencia estirarse y desgarrarse. Por un momento, no era Ethan Hayes, sino Arturo Pendragón—sintió la carga de un reino, el dolor de la traición de Ginebra y Lancelot, y la fuerza bruta de una era.

​La Armadura de mithril comenzó a desmaterializarse, no para desaparecer, sino para fusionarse molecularmente con el cuerpo de Ethan. El metal no se deslizó sobre él; se convirtió en él.

​Cuando el humo se dispersó, Ethan estaba de pie. Ya no llevaba su ropa de aventura. Su cuerpo estaba ahora enfundado en la Armadura de Arturo, que brillaba con un tono azul profundo y protector.

  • Fuerza Absoluta: Ethan sintió la fuerza de cien hombres, una energía que fluía desde la Armadura y que lo hacía inmune al miedo y al dolor físico.
  • Visión Táctica: Su mente se inundó con la sabiduría de un estratega militar, viendo la cámara no como un campo de batalla, sino como un tablero de ajedrez táctico.

[El Enfrentamiento con Rix]

​El Comandante Rix, al ver a Ethan completamente enfundado en la Armadura del Destino, se detuvo, con los ojos desorbitados.

​—¡Imposible! ¡El Elixir estaba destinado al Consorcio! ¡Fuego concentrado! —ordenó Rix.

​Los mercenarios abrieron fuego. Las balas de alto calibre impactaron en el peto de mithril de Ethan. El sonido fue ensordecedor, pero el efecto, nulo. La Armadura absorbió la energía cinética, liberando el calor residual como un suave vapor.

​Ethan levantó la mano. Su voz, amplificada por el yelmo de mithril, resonó con la autoridad de un rey:

​—¡Alto! Vuestro líder solo os ha prometido la corrupción. La eternidad sin propósito es la prisión del espíritu.

​Rix, superando su miedo, gritó: —¡Es un truco! ¡Solo es metal! ¡Ataquen con granadas sónicas!

[La Batalla del Destino]

​Zara, al ver que la Armadura protegía a Ethan, se unió al ataque. Ella se movía con una agilidad increíble, neutralizando las fuentes de luz.

​Ethan se movió. Su velocidad y fuerza estaban en un nivel sobrehumano. Usó el entorno táctico.

  1. Ataque Sónico: Cuando los mercenarios lanzaron las granadas sónicas, Ethan simplemente absorbió la vibración con el mithril.
  2. El Ataque de la Tierra: Ethan usó su nueva fuerza para golpear el suelo de basalto. El impacto fue tan poderoso que la vibración agrietó el suelo, derribando a varios mercenarios y obligándolos a soltar sus armas.

​El Comandante Rix entendió que no podían vencerlo con armamento estándar. Rix desenfundó su propia arma: un prototipo de lanzador de plasma iónico, diseñado para cortar metales densos.

​—¡Esto cortará el mithril, hombre de Camelot! —gritó Rix.

​Rix disparó. El rayo de plasma iónico impactó directamente en el yelmo de Ethan. La Armadura resistió, pero la energía fue masiva. Ethan se tambaleó, sintiendo el calor intenso.

​—¡El mithril es fuerte, pero no invencible! ¡Necesitas la espada, Ethan! —gritó Zara.



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En el texto hay: acción , trama, mercenarios

Editado: 15.12.2025

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