El rey que convertira a la prostituta en emperatriz

CAPITULO 3

Le sirvo una taza de té al caballero que trajo a mi hermana a casa, mientras el medico la revisa, no teníamos una habitación espaciosa por lo que la cama y la cocina estaban en el mismo lugar y lo único que nos protegía del frio eran unas cobijas viejas, que ayudaban a detenerlo.

—La paciente es su.... — Me pregunta el doctor.

—Hermana, es mi hermana — Le digo mientras el termina de checarla —. ¿Qué es lo que tiene?

—Tuvo su periodo. No es normal que haya tenido un colapso de tal magnitud. Le recetare unos medicamentos y una dieta balanceada — Tomo la lista y saco de mi bolsillo el dinero para pagar los honorarios, pero este me devuelve el dinero —. Ella es muy trabajadora, si usted la apoya podría llegar a ser doctora.

Eso era lo que más quería que ella trabajara para ser la mejor en lo que ella quisiera, al irse me siento en la mesa con el caballero.

—Perdone, no me he presentado mi lady — Se levanta hacía mí poniéndose de rodillas, esta era la segunda vez que alguien se arrodillara —. Soy Mark Galitzine, tengo 15 años y soy caballero de la primera fila en la orden de su majestad el sol naciente.

—Un placer, Vanessa Graham — le doy mi mano para que la bese, mi hermana empieza a moverse.

—Van... Vanessa... — Me llama, corro hacía ella con un pañuelo con hielos para remojar sus labios —. Estoy sangrando de abajo...

—Cariño, hablemos de eso más tarde — Le digo pues el caballero estaba rojo ante la confesión —. El señor Galitzine te trajo a casa.

Ella se levanta a prisas para mirarse, por primera vez la miraba de esa manera, sonriendo mientras se arreglaba el cabello, no era tonta y sabía que mi hermana le gustaba el caballero de su majestad.

—Me alegra que este bien. Ya es algo tarde, perdone — Hace una reverencia —. Me retiro.

—No le agradecí correctamente, me gustaría invitarlo a comer mañana — Le digo a lo que mi hermana me jala la falda del vestido.

—Me encantaría, estaré a las 6 me despido — Dice saliendo de la casa, a lo que mi hermana, se mira molesta conmigo.

—¿Por qué lo hiciste? — Me pregunta mientras la ayudo a quitarse la ropa manchada.

—Le gustas... Y ya eres una mujer — Ella me mira fijamente — Lo que acaba de pasarte se le llama menstruación... no sé por qué sucede... solo sé que a todas las mujeres le sucede y eso quiere decir que ya estas preparada para tener un bebé...

—¿Tener un bebé? — Era una mala manera de explicarle, pero no era buena con esto.

—Es difícil de explicarlo... Solo tienes que cuidarte... — Le digo pues ahora que ella habría tenido un accidente enfrente de todos, los hombres tenían conocimiento de que ella ya era una mujer, y había bastante loco que no dudaba en hacer algo indecoroso con tal de tener una esposa.

—Lo entiendo hermana... tendré cuidado — Me dice mientras la ayudo a recoger cosas.

—Elise, necesito salir a una parte ¿Estas en condiciones para venir conmigo? — Ella asiente con la cabeza, pero después la niega —. Te hare un estofado de res, como regalo por ser una mujercita.

Le doy un beso en la frente mientras comienzo a cocinar, ella saca una vela mientras se pone a estudiar con un libro roto de enfermería básica, comienzo a hacer cuentas para ver si me alcanza para comprarle una serie de libros de medicina, le sirvo su estofado y me alisto para salir al palacio.

—¿Verás un cliente? — Me pregunta.

—Algo así... iré a ver al rey — Le digo alzando mi cabello, para recogerlo por completo, me puse el vestido más claro que tenía por el hecho de que eso daba la apariencia de ser de la alta sociedad.

—Al rey ¡Voy contigo! — Me dice, pero un dolor en el estómago la sienta nuevamente.

—Tienes que quedarte aquí... Volveré pronto ¿Sí?... No salgas para nada, e incluso si patean la puerta, pasa algo y tomas el carruaje al palacio — Le doy el dinero, mientras voy saliendo nuevamente de la casa, las vecinas seguían afuera tratando de sacar información sobre lo que paso, camino con la cabeza alta pues iría a ver al rey, ya no podríamos vivir así mucho más tiempo, soportar las burlas, el aislamiento social, mi hermana ahora era una mujer, ahora tendría que protegerla más, pues no quería tenerla que casar, no quería tener que hacer algo que no quería, tomo el primer carruaje de camino al palacio real, queda algo lejos de donde vivía así que comienzo a anotar las cosas que veo cerca para contarle a mi hermana sobre la vegetación.

Me deja enfrente del palacio, era un hermoso castillo, color blanco lo que dicen para nada le hace justicia al esplendor y presencia.

—Señorita ¿La puedo ayudar? — Me pregunta un caballero en la entrada.

—Si, deseo entrar su majestad el sol naciente del reino pidió que viniera — Le digo y él se burla.

—¿Nombre? — Me pregunta, era un hombre bastante alto y fuerte, de apariencia delgada, era atractivo si no fuera por su mala actitud.

—Vanessa Graham, él sabe quién soy — Este me deja esperando afuera unos momentos, para que le llegue la confirmación, los minutos parecían eternos suponía que eran las 3, por el sol.




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