El rey que convertira a la prostituta en emperatriz

CAPITULO 7

Decidí irme a dormir sin bañarme solo lave mi cara con agua y jabón, sentí como en la noche mi hermana se acostó a mi lado, pero los rayos del sol y las mucamas quienes me piden que me levante hacen que me despierte teniendo solo 4 horas de sueño.

—Su majestad, tiene que levantarse — Me dice Melissa, estaban demasiado insistentes así que rápidamente me levanto a cambiarme, tenía a 6 chicas atendiéndome para estar lista pronto.

—¿Quién me espera, Melissa? — Pregunto mientras la veo alterada.

—Su majestad, el rey está aquí con un ramo de rosas — Para eso era tanto alboroto, noto la ausencia de mi anillo.

—Esperen ¿Dónde está mi anillo? — Pregunto mientras una dama saca mi anillo y me lo pone en la mano correspondiente mientras termino de ponerme el vestido amarillo, con unas perlas —. ¿Cómo esta Lady Jane?

—Bien, su majestad ella sigue dormida ¿La despertamos? — Preguntan.

—No déjenla dormir, cuando se levante por voluntad propia llévele desayuno — Doy las indicaciones para encontrarme con más flores de las normal y una pila de cartas en la mesa de la entrada —. Buen día su majestad ¿Acaso usted no duerme?

—Si no estoy a su lado, no mi señora — Me rio mientras bajo de las escaleras para que el me da la mano, este la besa.

—Pues hace 3 meses dormía muy bien con la señora Lady Pebertom — Le digo mientras lo invito a la sala, pedimos café mientras nos quedamos callados un rato, me quedo leyendo un libro mientras el pide el periódico, veo su cara cambiar de manera rápida, para levantarse, vuelve a abrir el periódico —. ¿Se encuentra bien su majestad?

—Miriam, retira todos los periódicos de la casa y alístame un carruaje — Dice pasando por alto lo que dije, lo tomo del brazo para que me ponga atención, pero este me arrebata su mano, era cierto no lo podía tocar.

—Lo siento su majestad... — Me disculpo.

—Sube a tu habitación, no salgas hasta que te lo permita — Me dice dándome la espalda.

—Me niego su majestad — Mi hermana me vigila desde el marco de la puerta —. Usted podrá ser el rey de todo el reino, pero no mi dueño, si no cambia su actitud esto termina aquí y ahora.

—¿Disculpa? — Se voltea enojado, por primera vez lo miraba así.

—No le permito que venga mi falte el respeto, así que por favor retírese — Le digo saliendo de la habitación —. Marcus, su majestad el sol naciente ya se retira.

Le indico al mayordomo, mientras me cruzo con Lady Pebertom quien estaba cambiada, subo molesta, y mi hermana tras mío, una vez en el cuarto saco el periódico, este lo había dejado en la mesa cuando decidí me mando a mi habitación.

—Hermana ¿Qué pasa? — Extiendo el periódico y la primera plana decía "De prostituta a reina ¿Verdadero amor o caza fortunas?".

Me siento en la cama de la impresión del anuncio como habían descubierto que era eso, Marcus entra tocando la puerta.

—Su excelencia, su maestro de música está en la sala — Me dice para que salga a clases.

—Dígale que se retire, que estoy destrozada por la noticia por lo que no puedo salir — Le indico.

—Pero señorita. La veo en excelentes condiciones — Me dice, era el típico niñero que ni, aunque tuviera fiebre me permitiría faltar a clases.

—Lo sé. Él ira con el chisme a su esposa, su esposa a sus amigas, las amigas de ella a otras, propagando más rápido. Así que cuando su majestad vaya irá por que el periódico hizo llorar a su prometida — Este asiente mientras yo me cambio de ropa, aún conservaba la ropa del primer día que vine aquí.

—Hermana, con eso llamaras la atención. Si quieres puedo prestarte la ropa de enfermera, así saldrás — También llamaría la atención, Miriam entra al cuarto para acomodarlo.

—Miriam ¿Tienes un uniforme extra? — Le pregunto a lo que ella asiente extrañada.

—Si, su majestad — Me contesta mientras pide que lo traigan.

—Necesito tu ayuda — Comienzo a contarle el plan, y ella acepta rápidamente con la condición de que ella me acompañara al lugar, pero me aconseja hacerlo en la noche.

—Le aconsejaría decirles a las otras chicas para que ellas también estén enteradas, pues si el rey viene que le dirán — Traemos a las demás, mientras mi hermana sale al jardín a leer, nos ponemos de acuerdo para esto.

—Su majestad la duquesa de Williams está aquí — Me dice Marcus —. ¿Está todo bien?

—Si. Me estaban haciendo compañía. Dígale que ya bajo — Saldría vestida de mucama de la mansión y en el carruaje me cambiaria para verme como una de las chicas, pensé que me tratarían diferente pues no les negué que era una prostituta, pero a diferencia notaba una mayor disposición de ellas al ayudarme, al bajar veo a la duquesa.

—Futura reina, espero que le traiga gloria al reino — Me rio porque las formalidades nunca sonaban reales, simplemente era hipocresía.

—Háblame normal — Le digo entre risas para ir a la sala donde había té de manzanilla con galletas listo —. ¿Qué trae por aquí?

—Leí el periódico, y decidí venir para decirte que no fui yo — Sabía que no era ella, y ninguna del burdel pues éramos como hermanas —. Tengo la sospecha de que fue Lady Pebertom.

—¿Por qué? — Le digo, mientras tomo el té.

—Todos en el reino saben que estaba enamorado de su majestad, incluso cuando estaba casada pero el rey jamás la tomo enserio, y ahora que enviudo busca una manera de seguir manteniendo la vida que posee — Eso muy factible, y más cuando en el balcón me confesó que estaba enamorada de un hombre que se iba a casar —. Se más precavida con ella.

—Ella durmió en mi casa toda la noche ¿Cómo es que se dio cuenta? — Le pregunto.

—No te miras como una noble, más bien ninguna nos miramos como una noble... — Dice mostrando como tenía manchado de verde su muñeca —. Aún uso joyería barata pues tengo miedo de perderla, la pobreza que vivimos no da humildad a la mala, pero a ti te dio otro punto de vista como el que profesaste anoche.




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