El rey que convertira a la prostituta en emperatriz

CAPITULO 12

Con el primer rayo de sol me levante para prepararme, desde fragancia, vestidos, corona, todo, ya teníamos practica y no me incomodaba tanto el hecho de tantas chicas ayudándome, decido ponerme un vestido verde para poder usar la corona que use en mi boda, con unos guantes y el anillo de esmeraldas que me dio el rey para combinar todo.

Este entra tocando la puerta, la ausencia había mejorado nuestra relación ante los presentes, me da un beso en el cachete.

—Te vez bellísima — Me dice mientras le da indicaciones a las chicas de que recojan mi cabello para que se me vea más adulta, a veces me preguntaba qué había pasado con Riddle, pues había cometido una tontería a darle el collar de mi madre a un extraño, si mi hermana se entera me matara, llevaba 2 días en la capital y quería que estuviera conmigo.

—Toma el carruaje blanco a las 6 iré pues el primer príncipe hará una cena allí mismo, así que espérame — Me dice subiendo al carruaje para partir allí, la ciudad era tan hermosa, miraba personas de la clase media, pero no miraba personas de la clase baja ¿Acaso no existían?

Tendría que buscar el talón de Aquiles pues quería ascender y nadie me decía que sería de manera limpia, al llegar me sorprende la dimensión de la casa, bien podría ser más pequeña que la mía, entro y me encanta el patio lleno de flores, pasamos por la casa para llegar al jardín trasero donde se encontraba la verdadera fiesta de té, no era necesario arrodillarse solo ante la invitada y era cortesía.

La chica tenía el nombre de Laisha, su cabello era rubio cenizo ondulado que caía por sus hombros, usaba un vestido blanco de la época bastante ligero, miro alrededor para encontrarme con la princesa japonesa, se me había olvida por completo preguntar su nombre, cual era Aiko.

Saludaba energéticamente a todas, que nos sentábamos en la mesa a chismear sobre los rumores de la sociedad, y, sobre todo, no dudaron en preguntarme indirectamente si mi esposo tenía una amante.

—Sinceramente no creo que tenga una amante, pues un hombre tan devoto a nuestro matrimonio que me es imposible imaginarlo con otra mujer — Digo provocando unas cuantas sonrisas, y otras miradas que no dudaron en afilar sus dientes.

—¿Su bisabuelo no fue De luca Arimendi, un emperador? — Pregunta una mujer de vestido negro haciendo que la mesa guarde silencio por completo, para esperar mi respuesta, yo solo me quedo en silencio —. Que coincidencia que se haya casado con el rey.

Toma su té, era condesa Alya no por nada su nombre viene del árabe que significaba serpiente.

—Sí, mi bisabuelo cometió sus errores y el pago con su vida... Pero que culpa teníamos su descendencia — Derramó unas cuantas lágrimas, mostrándome ser débil, si algo sabía era que unas cuantas lágrimas en un tema imprudente hacía sentir incomoda a cualquier persona, y esta no era la excepción, me quedo en el palacio platicando hasta que comienza el banquete del príncipe, me voy hacia la parte de atrás donde tenían las estatuas a quitarme los tacones, me estaban matando, miro como comienza a oscurecer suponía que eran como las 6 de la tarde.

—¿Lady Vanessa? — Volteo atrás y veo a Riddle, saliendo de los arbustos, no podía responder la impresión, estaba sorprendida, este lucía un traje negro con una corbata mal acomodada color verde.

—Señor Riddle — Me levanto para encontrarme con él —. ¿Qué hace aquí?

—Recuerde que soy un noble ¿Y usted? Su esposo es un noble... — Asiento con la cabeza, toma m mano para besarla con tal delicadeza, que jamás había podido sentir, escucho unos pasos hacía nosotros, se malinterpretaría, todo, este me toma de la mano para correr hacia atrás de unos arbustos sentía mi corazón latir demasiado rápido, nos escondemos detrás de una pared falsa demasiado estrecha, mi pecho hace contacto con el suyo, acomoda mi cabeza en su cuello, por si lo descubrían no saldría dañada yo.

Guardamos silencio, mientras escuchamos un murmullo.

"Helena, sabes bien que no puedes venir aquí. Vanessa te amenazo, si ella se entera de la nuestro acabara todo" Por la voz sabía que era mi esposo.

"No soporto verte con ella..." Comienza a llorar Lady Jane.

"Tu eres la única, y lo sabes. Solo espera un poco más" Le dice él, piso una rama, provocando que ellos escuchen, la acción humana normal sería caminar hacia el ruido pero la de ellos fue correr.

Nos quedamos un rato en silencio, desentierro mi cara para encontrarme con sus ojos oscuros, este pone una mano en mi cadera deseando que tiempo se detenga, ninguno de los 2 se atrevía a hablar, pues como pudo ser que uno haya sentido amor con solo pasar tiempo con alguien quien apenas conoces.

—Cásese conmigo — Me dice en un susurro —. Se que no nos conocemos, pero yo ya estoy perdido en usted.

—Yo ya estoy casada — Le contesto del mismo modo acercándome a su oído.

—Puede divorciarse — Sus labios tocan mi oreja, y el calor mi cuello, esto parecía un juego de seducción, toma mi cara para darme un beso, el ambiente estaba caliente.

—No puedo hacerlo... — Le digo mirando sus ojos, sin importarnos el despeinarnos nos besamos en el estrecho espacio, donde este baja una mano y yo la subo a su cuello, me entra un remordimiento, a lo que volteo mi cara.




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