El rey que convertira a la prostituta en emperatriz

CAPITULO 13

Despierto y la primera cara que veo es la de mi esposo, quien me acaricia la cara, me aparto mientras me trato de incorporarme, me habían desatado el vestido, mientras me dan un vaso de agua, veo como el príncipe Riddle entra, a lo que me paro para hacer una reverencia, aún me sentía mal, como es que no note las señales, tenía todo el aspecto de un príncipe, tan guapo y amable...

—Lamento el alboroto que cause, mi señor — Me indica que me siente, mientras me pone un paño frio en la cabeza.

—¿Cuál es su nombre? — Pregunta serio, nunca lo había visto así, actúa como si no supiera quien soy.

—Vanessa de Lennox, a sus servicios — El hace una mueca, mientras que el rey me toma del hombro para darme fuerza, había un silencio incomodo entre los 3.

—¿Y de soltera? — Miro al rey —. Salga ahora.

Estaba realmente molesto, este le hace una reverencia y sale de la habitación, al cerrarse la puerta, este me abraza, me sostiene en sus brazos, mientras acaricia mi cabello. Las mucamas sirven un poco de té de manzanilla para salir del cuarto, ambos estábamos en silencio se desabrocha un poco el vestido.

—Si quieres huir de él aun puedes — Su tono cambiaba conmigo.

—Me llamo Vanessa de Luca Arimendi — Este se levanta mientras veo su cara cambiar de muchas maneras —. Todo lo que paso entre nosotros es verdad. No sabía quién era usted y no me acerque de otra manera, se lo juro por lo más sagrado que tengo su majestad.

—Tranquila, es que se acercó a usted fui yo — Ambos tomamos asiento, mientras algunas lágrimas caen —. Vienes a recuperar la corona en nombre tu bisabuelo ¿Verdad?

Asiento con la cabeza, no podía mentirle y era raro porque era una buena mentirosa, sabia mentir y no les tenía miedo a las repercusiones, comienzo a llorar y este me abraza, odiaba este sentimiento, odiaba la culpa que sentía.

—Mi madre me dijo que alguien vendría a salvarme de la corona, pero no sabía que vendría a salvarme de todos los sentidos — Tomo sus manos, pero este me aparta —. Le diré a tu esposo que te lleve a casa.

—No, no quiero ir a casa... Por qué sé que al ir tendré ganas de beber y es lo que menos quiero en este momento — Le digo, este se devuelve para besarme con tantas fuerzas, haciendo que todas las lágrimas paren, en un día había besado más a mi amante que en los días de mi matrimonio a mi esposo.

—Quédate... — Me pone en la mano mi dije, como si el devolverlo ayudara en algo, sale de la habitación mientras que el rey entra, le platico que solo lo que quise que en realidad no era mucho, las personas vinieron a ver como estaba y para después continuar con la comida.

El príncipe abre el baile con su prima, los rumores iban con que ambos se comprometerían pues no era extraño entre los nobles comprometerse entre primos es más así podrían asegurar la sangre mantenerse intacta, aun así, sentía un pesar en el pecho, varios comenzaron a reunirse a bailar, y nosotros no fuimos la excepción comenzamos a bailar las cuadrillas, bailamos, veo por el rabillo de ojo al príncipe que me mira al estar de enfrente.

—No mires a otro hombre — Me agarra la cara para verlo directamente.

En sus ojos miraba interés y misterio, me gustaba mirarlo de esa manera, me da una vuelta mientras la canción suena, y esta vez no podía dejarlo de mirar, nuestros pasos se incrementan para bailar, me levanta haciendo que llamemos la atención, cambiamos de pareja, mientras yo aun sigo mirando a mi esposo, hasta que por el cambio de pareja me toca con el príncipe, pero solo para que acabáramos con una vuelta y al acabamos inclinados, todos aplauden y me alejo.

Le hago una reverencia al rey para agradecerle todo e irme, me sentía cansada y exhausta, el rey me toma de la cintura y se encargó varias veces con traerme agua, comportándose como un hombre enamorado de mí.

—¿Estas bien? — Me dice acercándose mucho a mí.

—Quiero ir a casa, quédate aquí en mi nombre — Le digo dándole un beso en el cachete, mientras camino con Mariam hasta el carruaje, al entrar veo a Riddle allí.

—La molesta si la acompaño a casa — Me pregunta tomándome la mano.

—Su majestad... Alguien podría vernos — Le digo apartando su mano.

—A mí no me importa... con tal de pasar tiempo con usted excelencia... — El carruaje comienza a avanzar y ambos nos quedamos en silencio, me cambio de lugar porque podrían vernos, nuestras manos estaban juntas, en el camino estuvimos hablando de muchas cosas, como de la vegetación, e incluso olvidamos que ya habíamos llegado y seguíamos hablando, Mariam, pidió que nos llevaran al lago, donde estuvimos a la orilla, platicando, y contándole mi historia.

—Entonces tienes una hermana menor — Me pregunta lanzando una piedra.

—Sí, es enfermera, pero está estudiando para Doctora — Resulta que mi hermana había adquirido el titulo sin estudiar y en realidad no lo era, solo le decían así para abreviar, como era de esperarse el príncipe era menor que yo e hijo único, porque el rey no le gustaba tener más esposas para darle un hijo.

—Mi madre no quiere que sea emperador por la carga emocional que esta posee — Lanzo una piedra dándole lejos —. Me gustaría ser pintor, pues podría viajar por varios lugares y recrear lo que veo.




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