El rey que convertira a la prostituta en emperatriz

CAPITULO 14

Había pasado 2 semanas desde que llegamos a la capital, asistí a unos banquetes de mujeres, pero no iba a más, el rey estaba ocupado en la frontera lidiando con problemas militares mientras me quedaba en casa a bordar, y seguir con mis clases, desde esas semanas ver a Riddle se hizo más que difícil.

—Su majestad — Llega Mariam apurada, mientras me entrega una carta sellada.

Abro la carta enseguida y habla sobre que mi esposo fue herido en el campo de batalla, que necesitaban mi presencia porque estaba muy mal, al leer esto ni siquiera espero a que me cambien y con la ropa de la mañana me dirijo al palacio real, en la carta no habían hablado sobre que herida había tenido, no sobre cómo le había pasado, podría decir que en el tiempo que habíamos estado conviviendo nuestra relación había mejorado y me preocupaba por su salud, lo apreciaba.

Bajo el carruaje cuando siento que para, mientras veo a la primera emperatriz, en la entrada.

—Dios salve a la emperatriz Michelle — Ella me acaricia la cabeza y me lleva a ver a mi esposo, el estaba junto con los demás soldados, el ambiente olía a carne podrida, me resisto un poco al mal olor para ir cerca de mi esposo, estaba sudando frio mientras su vientre estaba vendado —. ¿Qué le ha pasado?

—Una lanza envenenada lo atravesó — Me dice uno de los cuidadores, estaba borracho, toco la cabeza del rey quien apenas está consciente, muevo todo para llevarlo a casa, no podía dejarlo en estas condiciones precarias, más bien a ninguno podía dejarlos en esa manera.

—Mariam, lleva a todos al hospital de la iglesia — Le digo mientras miro a la emperatriz pasmada —. No escatimes en gastos, dile a Marcus que te ayude.

—¿Quién se cree usted para llevarse a mis pacientes? — La puerta se abre dejando entrar al primer príncipe.

—Soy Vanessa de Lennox, la esposa legitima del hombre que se encuentra aquí en la cama y reina de Lennox. Cuestione mis ordenes si se atreve y me encargare de que no vuelva a trabajar en un hospital — Le digo molesta.

—¿Qué ocurre aquí, mamá? — Hago una reverencia.

—Nada, la señora ya se encargó — La tarde paso entre ayudar a movilizar las cosas, y encargarme de dispar rumores sobre que mi esposo estaba muerto, salgo un momento para poder evitar las lágrimas que siento por la presión del momento.

Sin darme cuenta volteo y veo como Lady Jane estaba acostada en la misma cama de mi esposo, limpiando sus sudor.

—Tranquilo amor mío — Le comienza a hablar, sin importarle que todos los miraban, dejaba que se propasara, o lo ignoraba, entro a la habitación, para mirarla.

—¿Podría alejarse de mi esposo? — Le digo mientras mojo un trapo para poder limpiarlo, había mandado un memo a mi hermana para que viniera con el doctor del palacio, así que esperaba que llegaran mañana si es posible.

—Aléjese usted de mi novio — Nunca había sentido tanta lastima por una persona como la que siento en este momento, me río, pero no iba a cometer una escena.

—No sé si lo recuerda, pero la última vez que la vi le dije que no quería verla enfrente, soy una mujer de palabra, pero también compasiva, así que si no quiere que el imperio se entere de su pasado váyase — Le digo alejándola de mi esposo, la puerta se abre.

—Recuerde que usted y yo venimos del mismo prostíbulo — Me dice mientras el príncipe se queda perplejo.

—La diferencia entre usted y yo es clara, y ya se la dije la última vez — Sale enojada empujando al príncipe, mientras le limpio su sudor.

—Quien la viera diría que ama mucho a su esposo — Deja una flor a su lado.

—Las personas que no saben de amor, buscarían cualquier cosa para hacerlo pasar por amor su majestad, en mi vocabulario lo defino como respeto por cualquier persona — Al tocar su cara con mi mano al desnudo este se mueve era la primera reacción que había tenido en el día, no sabía mucho de medicina, pero quería que eso para mí significara que iba a mejorar, tendría que esperar a un verdadero

—¿Entonces lo respeta? — Se acerca a mí.

—Como ser humano lo respeto y como mi esposo lo cuido — Riddle me toma de la mano.

—Mañana le pediré a mi prima que se comprometa conmigo... — Se miraba afligido, y era algo que en el fondo ya sabía, que esperaba que le digiera, era como si en mi se encontrara la respuesta a su problema.

—Dios bendiga su matrimonio alteza, espero que nunca le falte felicidad y amor en su matrimonio — Le digo sonriendo.

—¿Enserio no te pone triste? — Me pregunta acercándose aún más.

—Me causa felicidad que forme su vida mi señor — Le contesto, mientras siento el nudo en mi garganta.

—Si es así ¿Por qué lloras? — Limpio mi cara por que sin querer algunas lágrimas se habían salido, tomado su propio camino, le iba a contestar, cuando el rey me toma la mano, mientras pronuncia mi nombre, volteo a darle mi atención, por primera vez sentía tanta alegría por que abriera los ojos, mojo sus labios resecos con un paño helado, pues no sabía si podría darle agua.

—Perdóname... Te he estado engañando con Lady Jane... — Me confiesa al apenas despertar —. No me dejes...




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