Me acerco tímidamente a él, quien me da un cuenco con agua estaba realmente cansada, me siento a su lado para ver las estrellas, prende la linterna que deja ver todos sus dibujos, algunos eran paisajes otros eran personas y los que quedaban eran dibujos sobre mí, tomo uno que parecía una imagen.
—¿Usted dibuja? — Me pregunta a lo que niego con la cabeza.
—Realmente soy muy mala, pero mi hermana Elise dibuja muy bien — Digo recordando como dibujaba la anatomía, se acerca para acomodarme el cabello detrás de la oreja, y moverme de lado —. ¿Te gustaría más que estuviera desnuda?
Este se ríe mientras alista todo para dibujarme.
—Sinceramente no podría concentrarme — Toca mi rostro para comenzar a tomar una referencia, sus manos eran realmente cálidas, cierro los ojos mientras comienza a tocarme, estiro mi mano para tocar su cabello, este deja de lado las cosas de dibujo para poder tocar y grabar nuestras sensaciones, mis manos se dirigen a su pecho, este tenía su piel lisa.
Con mis dedos subo nuevamente a su cuello, mientras el sigue tocando mi cabello.
—Eres muy hermosa... — Me dice acercándose, quería besarlo, pero no quería ser infiel. No quería cometer el error, pero claro que no había error en lo que sentía. Quedamos a centímetros nuestros labios rosaban. Tenía un aliento a manzana con menta.
—No podemos — Le susurro... —. Nos pueden ver.
Se acerca y apaga la linterna soplándolo, mientras toma mi mano para acercarme a él. En la oscuridad lo único que podía escuchar era su corazón, mientras pasaba su mano por mi cabello.
—En la oscuridad nadie puede vernos... — Me susurra haciendo que mi corazón de un vuelco en su lugar —. Si te molesta empújame...
Paso mis manos para tomarlo mejor de la espalda, apretándolo contra mí.
—No sabes lo tanto que me he reprimido por no darte un beso — Me dice mientras noto como su voz tiembla, me trato de apartar para tomar su cara en mis manos, pongo mi dedo pulgar en sus labios y lo beso sobre él. Cierra los ojos poniendo una mano en mi cadera, poco a poco nos hacemos hacía atrás terminando por olvidar el dedo que nos detenía de juntar nuestros labios, lo deseaba, más que a nadie, deseaba a Riddle Izan más que a mi esposo, sin importar su pasado.
Baja sus manos a mi espalda.
—Estoy sudada... — Le digo con voz entrecortada.
—No haremos nada que no quieras... — Me besa el cuello, pero unos pasos hacia nosotros hacen que nos apartemos era la segunda princesa que venía hacia nosotros.
—Ya nos respondieron — Dice ella, dándose cuenta del ambiente —. ¿Qué está pasando aquí?
—Esto... te lo podemos explicar — Riddle se acomoda.
—Yo se lo explico ve con el rey — Él se levanta, acomoda su ropa mientras se retira, cuando lo veo lejos.
Comienzo por procesar que paso aquí.
—¿Está saliendo con él? — Me pregunta ayudándome a recoger las cosas que habíamos dejado tiradas.
—No, pero el día que me case mi esposo me engaño y lo ha estado haciendo con Lady Jane viuda de Pebertom — Le comento a lo que ella lleva sus manos a su boca —. Y sin querer me enamore del príncipe.
—Es como una de las novelas de romance — Dice mientras me comienzo a reír —. Yo los apoyo. Si ocupan verse los ayudare.
Le tomo la mano y al llegar a la oficina. Habíamos quedados en irnos mañana por la madrugada, pues la propuesta de matrimonio había sido aceptada y ellos buscaban también hacerlo rápidamente, para pedir favores como consuegros.
Cada uno se va a su habitación y no puedo conseguir dormir. Volteo a la ventana y veo como Riddle se trata de colar.
—Alguien nos puede ver — Le digo metiéndolo a mi habitación.
—La princesa me dijo que era fácil entrar — Me rio, era un poco más alto de costumbre, me toma de la cintura y me da un beso en la frente mientras me sienta en la cama.
—¿Qué pasa? — Se arrodilla quitándose las botas. Mientras saca algo que recorre mi pierna, levanta la falda de mi vestido y deja ver mis muslos, para ponerme una muslera con un arma.
—Puede que lo ocupes. Pero espero que ojalá y no — Me besa la pierna provocando un espasmo en mí. Levanto su cara a una altura considerable para besarlo, una vez que lo había hecho ya no quería parar —. ¿Puedo dormir contigo?
Me pregunta, mientras se abre la camisa. La puerta se abre mientras veo a Mariam.
—Sus majestades. Reina mañana por las 9 tiene una cita para cortar su cabello — Dice calmada —. Permiso, me quedare en la puerta cuidando.
Me dice saliendo, mientras que ambos nos moríamos de risa. Este termina de retirar la camisa, para quedarse sin la parte de arriba era alguien fornido, se voltea para acomodar su pantalón lo que veo su espalda provocando que descalzaba vaya tras él abrazándolo, mis manos quedan en su pecho, sentía bastante frío y por qué estaba llegando el invierno por lo que estaba comenzando a helar.
—Tenemos que ir a la cama — Me dice poniéndose de frente hacía mí, se acerca y con su mano cálida y amplia toca mi cara para meternos a besos cálidos debajo de las cobijas, besos que hacía retumbar todo mi ser, con la calidez de su cuerpo me invito a relajarnos y dormir, sentía sus brazos toda la noche.