El rey que convertira a la prostituta en emperatriz

CAPITULO 31

Ya íbamos llegando a la capital de Briedfield, en Clord me habían recibido con una gran gratitud pues había protegido a la princesa, el rey me había extendido una carta donde si necesitaba algo en un futuro ellos me ayudarían, pero aproveche esa situación para hablarle de su apoyo en la guerra que se avecina, obviamente era impensable, pero al decirle mis puntos después de una hora de hablarlo con Riddle él me apoya y se pone a buscar información para poder ganar con argumentos.

Mi hombro dolía menos, pero no significaba que no molestaba y más ahora que tendría que volver a usar vestidos ajustados, sentía los nervios a la hora de llegar de como el pueblo me vería Riddle se baja primero pues el en un caballo tendría que ir primero al ser el heredero a la corona, después de un tiempo dan la señal para que suba al caballo e ir yo, a diferencia de Riddle, un caballero iba jalando el caballo, ya que por seguridad mi brazo fue vendado.

Entramos al paseo de la gloria y miramos como todos se quedan en silencio con mi paso, no sé si era por los rumores de la traición, quería llorar, aunque tenía la cabeza alzada quería ocultarla.

—Dios salve a la Reina de Lennox — Escucho un grito en la multitud.

—Dios salve a la reina — Comienzo a escuchar que varios gritos hacen que me llenen de reconocimiento, lanzan flores, mientras comienzo a sonreír, no podía lanzar monedas, pero no olvidaría este gesto de agradecimiento, miro al Emperador que me miraba con desconfianza. El caballero me ayuda a bajar, para acercarme a su majestad, beso el dobladillo de capa, mientras se incrementa el ruido entre la población, Riddle me ayuda levantarme.

—Levanta la cabeza hija mía... — La levanto mirándolo a los ojos, me extiende sus brazos para que lo abrace "Sería mejor que hubieras regresado muerta" Me susurra al oído, el mal aliento golpea mi rostro "No sería factible si quiera portar esa corona"

Ambos hablábamos entre dientes, siendo apenas audible para algunos, veo como Caleb se encuentra parado a lado de mi hermana, me acerco a mi esposo quien me abraza cuidando mi brazo, según el código tendría que besar mi vestido, no era idiota y dejaría que su orgullo sea pisoteado más de lo que ya estaba pues su esposa había ganado la guerra, solo lo abrazo y le doy un pequeño beso en sus labios. Estaba molesta, pero al ver a mi hermana, todo ese enojo desaparece para llenarla de besos delante de todos.

—Hoy dios nos bendijo con la llegada de los 2 salvadores, la victoria del pueblo está en manos de ellos. Espero que dios me permita ver convertido en un emperador justo — Esa pedrada iba para mí. Caleb toma mi mano, y el solo darle una mirada entendía todo. La fiesta pasa entre varios bebiendo vino, comiendo y entregando dinero al pueblo, mi hermana había madurado más de lo esperado y con 13 años se había vuelto toda una señorita, según Mariam había varias propuestas de matrimonio para ella en casa, y ahora que se corría la noticia del emperador con más razón esperaban consolidar algo.

—Cariño ¿Quieres jugo? — Me pregunta Caleb.

—No gracias — Le digo sonriendo.

—¿Por qué estas molesta? — Pregunta como si no supiera lo que estaba pasando, varios lord nos miraban disimuladamente.

—En casa hablamos — Sonrío provocando varias risas entre los lord, su cara se distorsiona, pues bien, había rumores de que su esposa era la que mandaba, ya quería irme a casa, cuando mi hermana me detiene me mira nerviosa junto con el caballero Mark, este había crecido bastante y era más atractivo de lo que recordaba.

—Su majestad, reina dios la llene de gloria por la victoria. Mi familia estuvo rezando por su sano regreso — Me dice con una pequeña reverencia.

—Es bueno verte ¿Cómo has estado? — Le pregunto correspondiendo el saludo.

—Quisiera tener una audiencia con usted — Estaba nervioso, y todo rojo.

—¿Sobre qué tema? — Pregunto y ambos saltan.

—Esto... — Sabía perfectamente que quería hablar.

—Mañana a las 10 de la mañana — Le digo y el besa mi mano. Miro a mi hermana tendría que hablar con ella también, siento como el hombro me pulsa.

—¿Estas bien hermana? — Me pregunta al ver cómo me tomo el hombro de dolor.

—Si, solo quiero ir a casa — Le digo mientras veo a Caleb movilizar las cosas para pedirme un carruaje a casa. Riddle se acerca a mí junto con su prometida.

—Reina de Lennox ¿Se encuentra bien? — Me pregunta Laisha, tomando mi brazo.

—Si, solo tengo un poco de dolor — Al decir esto siento otra punzada, Riddle me comienza a desenvolver el brazo, para ver la venda. Estaba manchada de sangre.

—Llamen a un doctor. Se abrieron los puntos — Sabía que estaba mal. Al ver a Riddle asustado y las duquesas mirarme mal —. Tranquila Vanessa.

—Estoy bien Riddle, solo duele — Me ayuda a caminar para entrar en el palacio. Caleb se acerca nervioso, tenía labial rojo en su cara.

—¿Qué está pasando? — Pregunta, pero sinceramente no podía verlo a la cara —. ¿A dónde llevan a mi esposa?

—Primero límpiate el labial de tu amante — Le digo molesta, pues enserio me dolía el hombro al doctor revisarme se da cuenta que aún me quedaban restos de astillas en las heridas y puesto que no me había movido mucho, están se habían quedado en su lugar hasta hoy que comenzaron a cambiar de lugar, el único que se podía quedar mientras retiraban mis astillas eran Caleb, pero no quería verlo.




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