El rey que convertira a la prostituta en emperatriz

CAPITULO 37

Tendría que irme a vivir al palacio imperial, así que en la casa de la capital sacaban mis cosas, y las acomodaban en carruajes mientras que el pueblo se amontonaba en la entrada de mi casa, algunos amenazaban con lanzarme rocas, otros solo se tiraban al piso, hacían cualquier cosa para llamar mi atención, veo la ropa de mi hermana amontonada en una caja, no podía llevarme todo, la tomo en mis brazos para pedirle a unos de los empleados que me ayuden a llevarlo a la entrada.

—Abran el portón — Pido mientras las personas se amontonan para entrar, algunos tenían palos, que me miraban fijamente —. ¿Hay niñas en la multitud?

Grito provocando caras de confusión, una niña de 10 años se acerca tímidamente mientras que su madre la jala para que no se acerque.

—Tengo ropa que pueden que ocupen — No se acercarían a mí, mientras la mucama pone los vestidos para que todos lo vean —. Cuélguenlo, si lo necesitan pueden tomarlos.

Al darme la vuelta escucho el bullicio, de las personas hablando, al irme veo como la ropa estaba desapareciendo, personas se las llevaban, abro la ventana, para lanzar algunas monedas a la multitud, era una de las personas más odiadas, pero tendría que ganarme poco a poco su favor, al llegar al palacio, la emperatriz me estaba esperando junto con Riddle quien se negaba a mirarme a los ojos. Esta me da un cálido abrazo, para después darme un recorrido a mi nueva habitación, me sentía tan bien, a excepción de que mi hermana no estaba allí.

Me quedo mirando un poco más la habitación, eran en tonos cremas, con sabanas rojas, el ambiente olía a canela.

Estaba realmente embellecida por el ambiente, de cuento de hadas qué más quisiera que así fuera mi casa desde siempre me preguntaba como hubiera sido todo si desde el principio mi vida hubiera sido este mi camino, me siento en el tocador mientras juego con las botellas de perfume.

—Gloria a la princesa del sol, mi nombre es Adeline, seré su dama — Me dice una joven de piel aceituna y cabello negro quien baja su cabeza —. ¿Ocupa algo?

—Me gustaría unos libros de historia — Le pido mientras ella asiente amablemente, para irse y en cambio entrar la emperatriz con algunas cosas para que me sintiera cómoda, nos sirven un té este tenía un olor a jazmín con manzanilla, era demasiado relajante, la emperatriz se encontraba nerviosa, mientras sonreía conmigo. Mi instinto me decía que no tomara el té todavía, así que espero a que salgan de la habitación.

—¿A qué se debe su visita, alteza? — Le digo mientras Adeline deja los libros y se retira.

—Te diré algo, pero después necesito que bebas el té de una hasta el fondo... — Me dice susurrando —. Se trata de la noche en la que todo esto sucedió.

P.O.V La emperatriz

La noche esta más fría de lo usual, la cara de mi hijo al acusarme de adulterio, desde que la corona fue puesta en mí cabeza me había negado a ver otros hombres más que a mi esposo e hijo, me sirvo una copa de vino tinto mientras veo por la venta. Esta no era la vida que quería, no se acercaba de ninguna manera, en el espejo solo miraba a una esclava de la corona, vestida con cadenas preciosas, que no pensaban que fueran cadenas pesadas, mi hijo entra mientras me mira temeroso.

—Lo mate... ¿Me equivoque?... — Había matado a mi boleto de salida de esta porquería, quería tirarme al piso a llorar, pero solo podía mirarlo.

—Él era el verdadero heredero al trono — Me acerco a él, mientras veo sus zapatos manchados de sangre, estaba pálido como un fantasma.

—¿Que debo de hacer para pagar mi deuda? — Me dice mi pequeño mientras este tiembla, estaba haciendo todo lo posible para guardar lo que sentía, pero notaba sus ojos rojos.

—Renunciaras a la corona cuando llegue el momento — Le hago una seña para que se acerque, pero este parece irse, estaba asustado, y lo miro correr por lo que me volteo a seguir mirando la ventana, las lágrimas caen mientras me tiro al piso a llorar, con ambas manos tapo mi boca mientras me aferro a la ventana, había matado al esposo de mi mejor amiga, el emperador entra con olor a sangre a la habitación mientras trato de callar las lágrimas.

—Nuestro hijo está bien, no sé por qué lloras — Dice mientras se quita el chaleco, poco a poco se desvestía y como alguien quería tener sexo después de matar a alguien —. Diste a luz un hijo fuerte, no lloro se mantuvo fuerte como roca. Sin duda será un gran emperador.

—Tú serás él mejor — Le digo limpiando mi cara mientras comienzo a embriagarlo lo más posible, para que se quede dormido, en cuanto se queda dormido, salgo corriendo del palacio, tomo el primer carruaje para salir directo hacía la cabaña secreta, hacía nuestro lugar secreto, tomo el caballo para irme directo y más rápido, para encontrarme con su esposa, se encontraba sentada esperando a su esposo.

—Es cierto lo que dicen... — Me asegura mientras comienza a llorar.

—Debes calmarte, por el bien de ese bebé — Le digo tocando su vientre, pero esta comienza a llorar cayéndose de rodillas, miro a la puerta y se encontraba sola, pero esta no dejaba de llorar —. Tu hija Vanessa subirá al trono, solo dame tiempo.

—Lo mismo le dijiste a mi esposo, y ahora está muerto — Me reclama, pero comienzo a llorar con ella, había perdido a mis mejor amigos, ella toma su vientre mientras comienza a sangrar, estaba perdiendo a su bebé, el mismo día que a su esposo, solo me quedo con ella —. ¿Cómo lo harás?




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