El rey que convertira a la prostituta en emperatriz

CAPITULO 44

P.O.V Vanessa

Tenía muchas cosas en la cabeza cuando la noticia de que Riddle se había suicidado me llega a mis oídos, no tenía respuesta de ello hace apenas unas horas estábamos juntos, Caleb me da un té caliente, pero me niego a tomarlo, no me sentía con ganas de tomar nada, solo quería llorar en el sillón, me hacía bolita mientras las mucamas no entendían lo que pasaba.

—¿Cómo fue que paso? — Pregunto mientras me consuelan.

—Su madre estaba preocupada por él, así que fue a mirarlo a una cabaña y allí lo encontró se había colgado — Se había colgado en la cabaña donde habíamos hecho el amor, no encontraba respuesta, me negaba a creerlo —. Renata, alza la bandera. Estamos de luto.

No podía ni hablar del dolor, me sentía fatal, Marcus entra con el chico del palacio, el que me había curado.

—Su alteza la princesa heredera, mi nombre es Serian — Hace una reverencia, mientras veo enojada, había pedido no ver a nadie —. Riddle, me mando.

Al decir eso escucho ruidos del exterior, nos miramos entre todos, mientras entra una de las criadas, apurada.

—Su majestad, lea el periódico — Miro a Serian, quien solo me da una carta.

En primera plana estaba como si tratara de una impresión real, fragmentos extraídos del diario del emperador, donde admitía no solo haber matado a mi padre, si no a miles de más inocentes que acusaban ir en su contra, todo aquel que se atreviera a desafiarlo a llevarle la contraria, mis lagrimas se estaban secando mientras leo todo lo que los periódicos hablaban de él, lo tachaban como el malo de la historia, pero este había dejado en claro que teníamos una relación, el pueblo estaba alzado pidiendo justicia, me acerco al balcón con las lágrimas tenía que dar la cara por mi pueblo.

—Su alteza heredera hágalo, hazlo por Riddle — Me dice Serian levantándome, me sentía fatal, pero la revolución había iniciado, abro las puertas del balcón por completo, dejando ver a un pueblo amontonado buscando algo en común, un nuevo emperador, me sentía mareada, pero era momento de actuar.

—Caleb, reúne las tropas nos vamos a Briedfield — Le digo mientras me limpio la cara.

—Le mandare un telegrama a Clord — Me contesta mientras trato de componerme.

—También manda a la provincia japonesa, entre más seamos mejor — Digo dando la ordenes —. Lady Jane, usted y su hija tendrán que protegerse.

Ella asiente tomando todas sus cosas para comenzar esto, Serian se queda mientras me toma de la mano.

—Ublin está listo para que usted de la orden y pelear a su lado — Busca algo en su ropa y me lo da —. Esto me lo dio Riddle, es para usted.

Al abrirlo, era una indicación de hacerlo mi mano derecha, le había prometido cumplir todo lo que me pidiera, así que lo cumpliré.

—Serian, ¿Cómo me recomienda actuar? — Esto lo deja paralizado unos segundos antes de contestarme.

—Usted es buena estratega en tierra, por lo que deberíamos aprovechar esa habilidad atacando los puntos fuertes y a los nobles. Cerrar toda línea de comercio o transporte para crear una histeria entre los nobles — Saco el mapa que teníamos en una mesa para comenzar a trazar —. Supongo que debemos atacar hospitales.

—No, eso no es una opción — Este asiente mientras entra Caleb con una espada.

—Ataquen lugares culturales, que en verdad sea un perdida, en hospitales abra lo que luego serán sus súbditos — Comienzo a marcar con tinta donde hay los principales puntos de entrada —. Vanessa, debemos de irnos. Pueden atacarnos aquí.

Asiento con la cabeza, mientras rápido voy a mi cuarto, en una bolsa pongo la ropa necesaria, un solo par de zapatos, mis dagas, y de un saco se cae el collar de mi hermana, esto que hacía tenía un motivo vengaría a mi hermana. Meto en mi saco el collar y la carta del Riddle mientras bajo, para reunirme en la entrada con todos.

—¿Cuál es el plan? — Me pregunta Caleb, mientras todos comienzan a sacar las cosas.

—Histeria colectiva — Me acomodo el saco —. Necesitamos que el pueblo tenga miedo para que comiencen a actuar. Necesito que te quedes aquí y cierres todo, dales más beneficios a los ciudadanos, nos lo podemos permitir.

—¿Qué intentas hacer? — Me pregunta Lady Jane, con su pequeña en brazos.

—Si tenemos al pueblo con todos los beneficios posibles, comenzaran a tener celos los demás ciudadanos de pueblos vecinos — Le comento.

—Considero que necesitamos algo rápido, porque no contratas "incitadores" personas que creen una revolución — Me dice dando en el blanco, le sonrió.

—No eres tan mala como pensaba. Serian ¿Eso es posible? — Le pregunto y este se queda pensando.

—Si, pero necesitaríamos una semana o incluso más — Volteo con Caleb, y este me da el respaldo.

—No importa qué, Lennox te apoyara y pronto Clord — Me pone su mano en mi espalda, dándome apoyo.

—También Ublin — Serian dice con seguridad.

—Tengo un poder que me autoriza a hacer disposición de los caballeros, pero deberías hablar con la prima de Riddle... — Había escuchado que habían roto su compromiso, pues hacer una boda en tiempos de guerra, era mal visto, lo que sonaba extraño eran que no haya tantos disturbios.

—Vanessa, tienes que salir a dar la cara — Me dice Caleb, mientras miramos al pueblo que sigue esperando una respuesta, salgo mientras el pueblo comienza a aplaudir, pero niego los aplausos.

—Más que nunca necesitamos su apoyo, como saben estamos en guerra, personas que nos quieran apoyar inscribiéndose al servicio serán bienvenidas — Estos creían fielmente a mí —. Los protegeré, aunque mi vida dependa de ello, por eso pido que crean en mí, en nosotros.

Veo como Caleb y su esposa salen junto con la princesa, que no habían sido vistos desde que me hice cargo del pueblo, ellos confiaban plenamente en mí, solo era cuestión de tiempo que yo confiara en mí, pues en este momento solo sentía pena y vergüenza de mí misma, las personas comienzan a disiparse, mientras yo termino de subir las cosas al caballo, Serian termina de subir sus cosas, ambos tendríamos que irnos, comenzar nuestro plan de iniciar las revueltas, ya no me importaba lo que iba a pasar pues ya no había nada que me atara aquí, había perdido al amor de mi vida, y no pude decirle, que ya no me importaba la corona, quería estar a su lado pero ya no era posible.




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