El rey que convertira a la prostituta en emperatriz

CAPITULO 46

Toda la noche me quede despierta pues las lágrimas no dejaban de salir mientras acariciaba mi barriga, el bebé ya no se esforzaba en ocultarse, o era que sabía que lo tenía dentro de mí que lo notaba más, las lágrimas vuelven a salir, mientras leo el "Te amo" eso me hacía sentir más sola, tomo la segunda carta para leerla.

"Querida y dulce Vanessa...

Desde que te conocí, he tenido respeto y admiración, e incluso envidia. Si esta carta llega a ti es porque en este momento estoy ardiendo en la llama del pecado por haber terminado con mi vida por mi propia mano y no por la mano de dios; créeme cuando te digo que me hubiera encantado que esto fuera diferente es cierto me imaginaba nosotros, tú y yo en una cabaña a las afueras de todo un pequeño niño que se parezca a ti y que lleve el nombre de Henry por tu padre y si es una niña Elise como tu hermana, esa hermosa niña que murió por mis acciones, porque lo único que hice desde que te conocí fue darte problemas, hacerte llorar, mientras tu solo buscabas lo mejor para todos, te condene a perder lo que amas...

Lo siento tanto por todo lo que causó mi familia, pero lo que inicia con ellos termina conmigo, te amo y jamás deje de amarte, de fascinarme con tus expresiones, con tu elocuencia, con tus rarezas, me enamore de tu pasado, de tu presente y amare tu futuro... Te amo y si dios me lo permite te protegeré esa será mi redención y mi castigo, protegerte, pero jamás volver a tocarte... Sé feliz, y espero que puedas perdonarme... Te amo, te amo, te amo...

Las letras del final se encontraban borrosas por las lágrimas, que se combinan con las mías, la casa de campaña se abre, ya había amanecido y con ello había traído a Serian, este deja de lado la bandeja y me abraza mientras me aferro a su espalda llorando al pulmón, había muerto por no haberle dicho que lo perdonaba, por mis acciones egoístas, entre más me esforzaba alcanzar la cima, más lo rompía y lo pisaba para subir alto. Y mis acciones lo condenaron...

—Esta era la única manera... — Me dice Serian como si fuera un consuelo.

—No valía la pena, ahora Henry no tendrá un padre... — Digo mientras entra Caleb.

—¿Henry? — Se acerca hacía nosotros, para darme un pañuelo.

—Riddle, así pensó que se llamaría el hijo que tendríamos... Henry por mi padre y si es niña Elise por mi hermana... — Me limpio la cara con las manos.

—Él ya no está, pero ahora tienes alguien por quien luchar, porque si tu mueres ese bebé quedara en manos del emperador, no hagas que la muerte del príncipe Riddle sea en vano, lucha por ese pequeño en tu vientre — Serian me da las fuerzas para salir de la cama, mi vientre estaba pesado, al levantarme tiro todas las botellas de alcohol escondidas, ellos me ayudan a sacar todo lo que podría lastimarme —. ¿Qué más quieres hacer?

—Reparte vino y tabaco por la noticia de mi embarazo, regresa a la capital y haz que todo el mundo se entere. Entre nosotros se encuentra ¿Mark Galitzine? — Tenía mucho sin ver a este chico, que para nuestra fortuna se había alistado, para estar en primera fila, había cambiado, lo recordaba una persona más alegre, y se había vuelto sombrío, aún llevaba el luto de mi hermana.

—Su majestad, felicidades por su embarazo dios la proteja — Me dice sin mirarme a la cara del todo.

—Vendrás conmigo a Briedfield, así que recoge tus cosas partiremos al anochecer — Este se queda serio un momento —. Te necesito a ti, porque confió en ti y nadie más que tú en ayudarme a vengar a Elise...

—Lo cumpliré aunque mi vida dependa de ello — Acaricio su cabeza, mientras me preparo para salir, era noche y se miraban las estrellas, estábamos en silencio esperando como entrar pues no quería que supieran que había entrado al territorio, era difícil por los arbustos de espinas venenosas, Serian podía entrar sin problemas, pero me acompañaba en esta travesía, a pesar de la panza seguía siendo fácil, tan solo pensaba 14 gramos según Serian, así que lo difícil no era la subida si no la bajada, Mark iba detrás de mí, para cuidarme cualquier cosa.

Bajo de un brinco casi al final, estrellándome con Serian que me toma entre sus brazos para evitar el tambaleo. Este no me quería dejar sola, iba conmigo y mando a otra persona a que esparciera la noticia de mi embarazo.

—Abajo — Dice Mark mientras nos ponemos a la altura del piso, Serian pone su mano sobre mi cabeza mientras uno de los caballeros enemigos ilumina hacia nosotros nos miramos a los ojos por casi un segundo.

—Despejado, fue un zorro — Grita mientras, nos hace señas de que nos quedemos allí. Pensamos en hacerlo, en no hacerlo, pero por primera vez decidimos quedarnos confiar en los demás, y este llega con una sábana para cubrirnos y subirnos a un carruaje con ropa sucia.

—Mi esposa está en Lennox, y me conto por medio de cartas lo que está haciendo por el pueblo, educación gratis, mayor posibilidad de trabajar, eso es un verdadero cambio, hay personas que creemos en usted majestad; por eso debemos de ayudarla — Eso me había llegado mucho más en este momento, el carruaje avanza dejando ver un pueblo en sequía, las calles solitarias, personas sin dinero, no era como recordaba, estaba solitaria las calles y en un color gris, nos deja en una posada a cerca del palacio, este no nos dice su nombre, así que decidimos confiar en él y adentrarnos a ese lugar.

No había nadie que conociera más que un señor pelirrojo que se encontraba limpiando vasos y lo que suponía era su hija de igual manera pelirroja, como de 12 años barriendo el piso.

—Está cerrado — Dice antes de voltearnos a ver —. Su majestad...

—Buenas noches, me podría dar 3 habitaciones — Digo mientras la niña se apresura a quitarnos los abrigos, y se queda viendo mi panza, para después seguir el llamado de sus padres, mientras se esconde detrás de su madre quien nos mira de pies a cabeza, esta mujer me daba miedo, tenía un parche en el ojo, y hacía que mi vientre se sintiera revuelto.




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