El rey que convertira a la prostituta en emperatriz

CAPITULO 47

Ya habían pasado 4 días y sin querer ya estaba en mi cuarto mes de embarazo mi vientre tenía la forma de una manzana y lo sentía moverse, no se quedaba quieto, y eso provocaba que a veces sintiera nauseas pero tenía bastante energía, tanto que ayudaba a lavar la ropa de noche para platicar con la señora y darme cuenta de las cosas que en verdad estaban pasando, la población se moría de hambre, estaban molestos pues el emperador lo único que se molestaba en producir era alcohol, en cantidades excesivas y en cambio la emperatriz no salía de su palacio.

—Esta noche entraras por la puerta grande Vanessa, acabaremos con todo — Dice Mark poniendo todo en orden, la señora del lugar quien se llamaba Greta comienza a poner los platos moviendo todo, mientras me sonríe.

—Un mes más y ya estarás a la mitad de tu embarazo — Me sirve mi plato de sopa, con verduras, mientras me sonríe —. ¿Quieres saber si es niño o niña?

—¿Se puede? — Pregunto mientras los nervios se van.

—Claro, es más — Me dice mientras se acerca a mí y me descubre el pecho haciendo que mi amigo el rubio escupa su comida, mientras que Mark mira su sopa jamás lo había visto tan concentrado mirando su sopa, esta me acomoda de nuevo la blusa, jamás la había visto sonreír tan grande mientras les indica a los hombres que pueden levantar su cabeza.

—¿Qué es niño o niña? — Pregunto nerviosa.

—Es un varón, darás a luz a un hermoso varón — Miro a Mark, mientras Serian se acerca a tocar mi barriga.

—¿Cómo supiste? — Pregunta Mark rejuntando los platos.

—El pecho derecho es más grande que el izquierdo, así que es varón — Eso no tenía mucho sentido, pero estaba feliz que fuera un varón.

—Henry Izan — Tendría que llevar el segundo nombre de su padre —. Tendrá el nombre de su padre y de su abuelo materno obviamente.

Se escucha ruido en el exterior al caer el atardecer, me despido de la familia para salir en silencio, nos dirigimos hacia la zona donde habíamos acordado reunirnos con Caleb, era cerca de nuestra antigua casa, Caleb estaba nervioso al vernos, mientras nos indica que nos apuremos, me doy cuenta que había cosas extrañas entre nosotros, estábamos siendo interceptado por traidores, y Caleb intentaba decirnos, corro hacia este mientras me sube al caballo y cabalga dándose un gran enfrentamiento, de los arbustos salen soldados enemigos listos para atacar, Serian se queda detrás deteniendo esa invasión, para mi sorpresa, en la ciudad se estaban aglomerando para romper cosas y destruir establecimientos.

Parecía la población se estaba reprimiendo por tanto tiempo que ahora queria destruir todo a su paso, miro que la idea de establecer una democracia era tan lejana como podía pensar.

—¿Qué demonios pasa? — Pregunto aferrándome a Caleb.

—El emperador aprobó una reforma donde ninguna mujer puede subir al trono — Dios, pero porque lo había hecho —. Según faltaste a la cita.

—El mensajero llego tarde... Maldita sea — Miramos la destrucción a nuestro paso mientras caballeros reales se encuentran defendiendo la entrada del palacio, resistiendo a la población enojada.

Algunos de nuestros soldados habían llegados otros se encontraban perdidos entre el mar de personas, pero los que estaban, se preparaban para luchar. Veo llegar caballeros de Clord, la provincia japonesa, quienes formaban un ejército más grande con la población que pedía justicia.

—¿Dónde está su rey? — Le pregunto a unos soldados.

—Emboscada, se quedó solucionado unas cosas — Me responde uno de sus hijos siendo su representante. Detrás de la reja había soldados asustados que no dudarían en defender al emperador, pero esto ya estaba perdido, este se asoma por el balcón.

—O nos abre la puerta y mostraremos piedad, o nos obligara a entrar por la fuerza y no le tendremos misericordia — Grito haciendo bulla entre los ciudadanos, Mark se pone a mi igual junto con Serian, ambos venían lastimados. El emperador grita algo que no podemos escuchar, pero los soldados se ponen en modo de ataque, eso significa una cosa, no le tendríamos piedad, pues él no dudaba en rendirse —. Que inicie la revolución.

Saco la espada de Caleb para apuntar hacia el emperador, hombres a pie se acercan luchando por nosotros y también contra nosotros, había civiles que odiaban la idea y morían por este en la trifulca veo a niños.

—Serian, y Mark saquen a los niños llévenlos a un lugar seguro — Les ordeno, mientras me cambio de caballo para avanzar más rápido con Caleb, nos adentramos mientras hombres nos tratan de tirar, pateo a uno en la cara mientras me bajo agarro la espada y comienzo a atacar a quienes osaban atacarme, un soldado viene con toda la intención de atacarme en la entrada cuando comienza a gritar. 

—Está embarazada — Esto paraliza a varios quien trataban atacarme, Caleb atraviesa a uno quien intenta atacarnos, algunos se hacen a lado para que quede al centro, me sentía ansiosa, toco mi vientre mientras levanto mi espada. Estaba lista para pelear con quien quiera, más bien con quien ose atacarme.

—En mi vientre cargo al bebé del difunto príncipe heredero Riddle, mi amante — Grito olvidando que como estaba cerrado la ruta de comercio, los chismes no se pasaron. 

—Larga vida a la emperatriz a su bebé — Grita mientras vuelven a gritar, pensaba que nadie se atrevería a tocar a una embarazada, mientras paso veo como el fuego se comienza a cesar el ruido con mis pasos trataba de mirar a todos las personas a su rostro; Caleb, Serian, y Mark van detrás de mí, cuidando cualquier cosa, las puertas se abren y mientras vuelvo a escuchar el ruido de otra vez peleándose, estábamos nosotros cuatro contra caballeros que aún se quedaban adentro pero al abrir la puerta solo veo la destrucción que aún quedaba adentro, los cuadros estaban rotos las plantas muertas, recordaba lo maravilloso que era, pero ahora solo eran las cenizas de lo que solía ser.




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