El Rey Sádico [saga Griegos #3]

Capítulo 1

– Amo, el helicóptero está listo –cerré el portafolio y levanté la mirada.

–Deja de llamarme amo Altaír, eres mi empleado no mi esclavo– se aclaró la garganta.

–Señor el helicóptero está listo– asentí y tomé mi billetera.

–Vamos, ¿hablaste al laboratorio?

– Si a... eh señor, el laboratorio lo espera para la prueba de ADN.

–Bien, ¿le avisaste a ella?– fruncí el ceño.

– La señorita Pythia me ha dicho que prefiere que pasará por su casa primero.

–No deseo llegar a su casa, llamas y dile que sólo nos veremos en el laboratorio– avance hacia la salida de la casa para dirigirme a la pista.

– Me ha dicho que es por la paternidad de Apollo – me detuve y miré a Altaír.

– No entiendo.

–La señorita Pythia desea verlo para hablar acerca de la paternidad de Apollo –suspiré y miré mi reloj.

–Vamos, pero para la próxima vez, dile que no.

– ¿Aún la odia?

–No tienes idea de cuánto Altaír – salí rumbo al helicóptero, ver a Pythia me causaba molestia.

Escuché a hablar a Altaír con ella mientras caminábamos hacia el helicóptero.

–Señor

–Dime Altaír...

– La señorita Effie se casa hoy por la tarde– me detuve y lo miré.

– ¿Qué?

– La señorita Pythia me lo ha dicho– asentí y no dije nada.

Effie una mujer increíble, bonita, de gran corazón, pero había sufrido mucho, quise ser un esposo para ella, pero su corazón tenía dueño.

Me sumí en mis pensamientos todo el viaje, cuando llegamos a Atenas me subí en mi coche, Altaír no trataba de interrumpir, me conocía, sabía que me gustaba pensar.

Suspiré cuando el coche se estacionó en frente de la casa Andreaki.

–Quédate aquí – bajé del auto y me dirigí hacia la puerta, toque el timbre y esperé que abrieran.

Pythia estaba ante mi vestida con un sencillo vestido, enarque una ceja, nada comparada a la mujer que conocí.

– Mika, gracias por venir. Pasa– se hizo a un lado para darme pase, pero me quedé en mi sitio.

– ¿Es necesario que entre?– ella jugó con sus dedos ¿nerviosa? Increíble esta mujer era una caja de sorpresas.

–Lo es – asentí y entre.

Nunca pensé que un día estaría en la casa de Pythia, pero ahí me encontraba en su sala y sentado. Ella permanecía de pie y su estado era nervioso.

–Dime, en la clínica nos esperan para las pruebas.

– No hay necesidad de las pruebas– enarque una ceja y la miré– Apollo es tu hijo.

Sonreí

– ¿Cómo puedo estar seguro Pythia?

–No te mentiría en algo tan delicado.

– ¿No?– apreté la mandíbula.

–No, yo no estuve con nadie después de ti...

– Te casaste –asintió.

–Sí, pero ya tenía 2 meses de embarazo cuando me casé con Dymas – sacó una bolsita del bolsillo de su vestido–Toma aquí hay un mechón del cabello de Apollo, por si aún deseas hacer la prueba.

Lo tomé entre mis manos, si no fuera mi hijo no estaría segura de entregarlo.

– ¿Dónde está?

– Apollo salió con mis padres este fin de semana, regresa el lunes.

– Me has negado a mi hijo por cuatro años, ¿dónde está el cambio según tú? –Me levanté furioso y la miré a los ojos – Un hijo Pythia, es algo muy importante que yo merecia saber.

– No pensé en ese momento Mika.

– En lo único que pensaste fue en el dinero de Dymas.

– Dymas lo ama como si fuera su hijo, él ha insistido en darle su apellido.

–Sobre mi cadáver, Apollo llevará mi apellido – sentía la furia dentro de mí –Un pecado más que no te perdonaré Pythia, me llevaré a mi hijo a Medrea.

– ¡Es mi hijo!

–Me lo robaste por cuatro años, y ya no lo permitiré.

– El lunes puedes ver a Apollo.

Sonreí con ironía.

– Tengo problemas en Medrea, un grupo de rebeldes se han levantado en contra, precisamente porque no tengo un heredero.

– Ya lo tienes Mika.

– Lo sé y se irá a Medrea.

– Mika... –la vi suspirar – Piénsalo bien, el niño me necesita.

Salí sin decir ni una palabra.

–Señor...

–Llama a la mejor agencia de empleos, quiero una institutriz para mi hijo.

– ¿Hijo?

–Así es Altaír, Medrea tiene un príncipe.

Altaír sonrió.

– Los problemas se acabarán.

– No lo creo Altaír, mi tío puede atentar contra la vida de mi hijo, por eso deseo que se preparé en el palacio, no irá a la escuela aún.

– Ya llamó, ¿regresamos hoy para Medrea?

–Si, pero por la noche, deseo ir un momento a la boda de Effie.

–Bien, supongo hay que arreglar los cuartos el de la señorita Pythia y...

– Pythia no va.

–Pero...–me giré y lo miré molestó.

–Es mi decisión Altaír.



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En el texto hay: romances, perdon, amor

Editado: 09.02.2019

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