El Rey Sádico [saga Griegos #3]

Capítulo 2

Miré a Effie radiante, una mujer feliz, decidí acercarme al grupo donde estaba conversando, sonreí al ver la reacción de Graco y Matías, aún no se sentían cómodos conmigo.

—Effie felicidades— tomé su mano y besó sus nudillos.

Se giró hacia Matías, no escuché lo que le dijo a su esposo, pero si fui testigo de que la besó con fiereza y posesividad.

Effie se soltó y se dirigió hacia mí

—¿Podemos hablar? —asentí y le dirigí una mirada a Matías.

—Claro —era consciente de la mirada penetrante de Matías sobre nosotros.

—No lo culpó, tiene que cuidar a su esposa— le sonreí.

— ¿Hablaste con Pythia?—hice un esfuerzo para sonreír.

—No quiero hablar de ella —me pasé la mano por el cabello— Me ha negado a mi hijo por cuatro años.

—Ella ha cambiado Mika.

—No lo creo, mi hijo vendrá conmigo a Medrea, su lugar, donde él será preparado para ser rey.

Effie se me acercó y levantó su mirada.

—Tú sabes mejor que nadie que un hijo necesita a su madre, no puedes separarlos, Apollo ama a Pythia, no tomes en cuenta lo que pasó entre ustedes cuando se trate de tu hijo. Consideró que eres un rey justo eso debe convertirte en un padre justo.

Apreté la mandíbula fuerte y desvié la mirada hacia Pythia que nos miraba, Effie tenía razón no podía imponerme ante mi hijo, él no me conocía. La única persona que conocía era a Pythia.

—Tendré al enemigo bajo mi techo, pero quiero recuperar los años perdidos con mi hijo, aunque eso signifique tener a Pythia en mi reino.

Sonreí.

—Sabía que eras un hombre justo, ¿ya conociste a Apollo?— negué.

—No he podido, tengo problemas en Medrea, vine para los exámenes de Apollo, pero Pythia me dijo la verdad, debo regresar está noche, contraté una institutriz para Apollo.

—¿Una institutriz?— afirmé.

—Si, por el momento no puede ir al colegio, no es seguro Effie, así que mejor lo prepararé en casa.

—Debes discutirlo con Pythia es su madre.

—Lo lamentó ya está contratada, es la mejor recomendada de la agencia de empleos, en un mes llegará a Medrea.

— Bien, lo importante es que tendrás a tu hijo contigo.

—Debo marcharme, deseo que seas inmensamente feliz, quise ser yo tu esposo, pero tu corazón ya tenía dueño — la observé por un momento, su rostro me recordó a Pythia cuando la conocí que se veía inocente. El parecido de ambas era impresionante.

Sacudí la cabeza y me despedí.
Subí al auto y Altaír me observó.

—Prepara una habitación para Pythia— entrecerré los ojos al verlo sonreír —No sonrías que esto no es una historia de amor, lo hago por mi hijo.

—Claro señor.

—¿Tienes alguna foto de la institutriz?

Lo vi asentir y sacar su Móvil, lo revisó y luego me lo mostró.

Era una mujer atractiva, no era bellísima, pero si hacía que cualquiera girará el rostro para contemplarla.

—Es atractiva —Altaír me miró con una sonrisa.

—Quizás es la respuesta a sus problemas señor.

—Trabajará para mi Altaír —recosté mi cabeza en el asiento y cerré los ojos — Dos mujeres en mi reino, eso significa caos.

—Quizás no señor.

No respondí, realmente había problemas más grandes en Medrea, mi tío quería el reino, sabía que él había levantado al grupo de rebeldes. Él deseaba explotar la isla, despalarla para vender nuestra madera preciosa y lo peor buscar petróleo. La ambición lo estaba haciendo querer destruir donde nació. Le tenía la sorpresa que había un heredero al trono, según la tradición del pueblo el rey debía darles un heredero y yo ya tenía a mi hijo. Pero sabía que buscaría otra excusa para destituirme, lucharía por Medrea.

Y protegería a Apollo mi sucesor al trono, buscaría el modo de no ver mucho a Pythia, así lograríamos convivir bajo el mismo techo.



#807 en Novela romántica
#304 en Otros
#111 en Humor

En el texto hay: romances, perdon, amor

Editado: 09.02.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.