El Rey Sádico [saga Griegos #3]

Capítulo 9

Mika

—Pasé— estaba desabotonando mi camisa cuando entró Yalena, fruncí el entrecejo al verla entrar.

—Creo que lo que necesitas decirme puede esperar para mañana —ella me recorrió con su mirada de la cabeza a los pies.

—Lo lamentó su majestad, pero ha llegado está carta y el mensajero me ha dicho que es urgente.

Extendió el sobre marrón, lo tomé.

— ¿A esta hora? — ella asintió —El correo no trabaja hoy, lo declaré festivo por mi boda.

—No era del correo, era un anciano.

Sentí que mi cuerpo se tensó.

— ¿Dormirá sólo en su noche de bodas?— noté que Yalena tenía el escote abierto y cualquier mal movimiento dejarían al descubierto sus pezones que se marcaban en la blusa.

— Déjame sólo Yalena— me separé de ella.

—Si me necesita puede llamarme y le haré compañía —se dio la vuelta y salió contoneando sus caderas, al llegar a la puerta miró sobre su hombro y me sonrió.

Que un anciano llevará una carta de noche y el día de mi boda me preocupaba, rasgue el sobre y lo que saque fueron fotos de Pythia y... Dymas, apreté la mandíbula al darme cuenta que eran recientes. Estaban en el hotel Majestic de Medrea.

Los abrazos, las manos tomadas, Dymas acompañándola a su auto me imaginaba que había ido a hacer Pythia y tenía la osadía de exigirme que me mantuviera lejos de Yalena.

—Amo —quité mi camisa con furia —Me he dado cuenta que están muy a la expectativa de si su matrimonio es real, desean saber si visitará a su esposa está noche.

— ¿Donde putas estaban los guardaespaldas este día? —tiré las fotos sobre mi mesita de noche, Altaír las tomó entre sus manos y se sorprendió cuando las vio.

—La reina no sale con guardaespaldas.

— ¿Cómo lo has permitido? —hundí mis dedos en el pelo—Soy el hazmerreir del consejo de ancianos y de Medrea.

— ¿El consejo?

—Si Altaír, un anciano vino a dejar el sobre esta noche, quizás para decirme que era un cornudo.

— Amo... —me moví furioso y le arrebate las fotos a Altaír — ¿Dónde va?

—Donde la reina.

Salí furioso y abrí la puerta del cuarto de Pythia sin tocar, ella estaba junto a la ventana contemplando no se qué mierda, afuera estaba oscuro, salvo la luna.
Se giró y me miró sorprendida.

—¿Pasa algo? —no respondí me acerqué a ella tratando de controlarme, extendí las fotos. Ellas las tomó y miró una a una.

—¿Por qué está en mi isla?— ella miró hacia la ventana.

—Está preocupado por tu fama, teme por mí.

— ¿Viene a enfrentarme? Si es así lo recibo con los brazos abiertos.

—Mika...—la miré a los ojos y la atraje hacia mí, la besé con furia. Pythia siempre elegía a Dymas, sentí sus suaves labios abrirse a mi beso grotesco, eso me tranquilizó y la continúe besando con mucha pasión, hasta ese momento me di cuenta que llegué ante ella sin camisa, al sentir sus manos acariciando mi pecho, la piel se me erizo y fue ahí cuando sentí aquella sensación en mi virilidad, fue solo un instante, pero me bastó para darme cuenta que tenía remedio, quizás ya estaba sanando, ¿pasaría lo mismo con otra mujer?
Pythia se separó de mí, sus ojos estaban oscuros por la pasión.

—Me has mentido Mika.



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En el texto hay: romances, perdon, amor

Editado: 09.02.2019

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