Mika
—¿Pasa algo mi señor? — suspiré y me puse de pie al fin.
—Vamos a la biblioteca — caminé a la biblioteca y una vez dentro me serví un trago, Altaír me miraba sorprendido.
—Es de mañana Señor — me encogí de hombros.
— Lo necesito Altaír —apoye mi cadera en el escritorio —Creo mi impotencia llegará a su fin.
La sonrisa de Altaír era bien ancha.
— Buenas noticias mi señor ¿la responsable es la señorita Yalena?
Sonreí con ironía.
—Mi esposa Altaír —sus ojos se agrandaron.
— ¿La reina? —asentí —Pero la odia.
—Díselo a mi amigo, decidió revivir con ella — hundí mis dedos en mi cabello—Yalena se me acerca y es como un desierto árido allá abajo, pero Pythia modela ese short y hay hasta huracanes.
— ¿Tanto así?
—Tanto así, el desayuno fue una tortura después de mucho tiempo los cinco minutos que estuvo de pie mi amigo fue algo doloroso.
— ¿Contó el tiempo?
—Claro, ahí no había vida, ayer fue un minuto, hoy cinco.
—Significa que pronto puede pasar de... pie —sonreí ante el rostro rojo de Altaír.
—Eso espero Altaír, lo único frustrante es que la responsable sea Pythia.
—Puede hacer la prueba si solo es ella la causante.
— Pythia amenazó con dejarme impotente de por vida si tengo algo con Yalena.
—No sé parece a la señorita Effie, ella es dulzura, pero la reina se ve que tiene carácter, pero podemos invitarlas a la playa su majestad, y ahí se dará cuenta si su amigo no revive al ver a la señorita Yalena en traje de baño o solo la reina es su cura.
—Bien, será el día de hoy, no puedo presentarme a atender los asuntos de la isla oliendo a licor.
—Muy de acuerdo.
Altaír salió de la biblioteca y yo me quedé ahí, pensando en el rumbo que había dado mi vida.
Pasada la mañana, caminaba en la arena con Apollo de la mano, Altaír traía la cesta de alimentos y una enfurruñada Pythia iba junto a mí, Yalena venía detrás nuestro conversando con Altaír, me daba cuenta que los guardaespaldas estaban a la expectativa de que se despojara del vestido de algodón que llevaba, era una mujer sensual... yo me sentía un poco nervioso porque no sabía cuánto duraría mi amigo de pie, así que llevaba unas bermudas anchas, ni loco me pondría un traje de baño para pasar vergüenzas delante de la gente que trabajaba para mí.
Llegamos al punto que Altaír había arreglado para nosotros, Apollo se sentó a jugar con su madre quien no se había despojado de su ropa para quedar en traje de baño.
Yalena se quedó de pie contemplando el mar, me miró sobre su hombro y me sonrió, llevo sus manos a los tirantes de su vestido y empezó a soltarlos, de reojo miré a Pythia que estaba concentrada con Apollo así que volví a ver a Yalena que empezó a bajar su vestido por sus pechos, mis guardaespaldas estaban con la boca abierta al ver aquel trozo de tela en sus pechos, cuando terminó de bajar el vestido quedó en un diminuto traje de baño negro que resaltaba aquel cuerpo bien trabajado y aquella cola grande.
Mi amigo dormía plácidamente, ni siquiera levantó su cabeza para decir presente.
Altaír me miró todo rojo y yo sólo negué, su mirada de asombro me causó risa.
Pythia se levantó de la arena y sonrió a Apollo que pedía ir al agua, la vi quitarse la ropa sin hacer ninguna ceremonia como Yalena, me quedé sin aliento al ver esa cinturita, su cuerpo enfundado en aquel sencillo traje de baño, pero que le quedaba a la perfección, la recorrí con la mirada y mi amigo ya estaba haciéndose notar, suspiré al darme cuenta que mi amigo había decidido quien sería su remedio, estaba más que duró que una roca al ver a Pythia en traje de baño, desvié la mirada hacia mis guardaespaldas que no disimulaban en ver a la reina, toda una diosa. Carraspeo para que se den cuenta que los he visto devorar a mi esposa.
Desviaron la vista avergonzados y yo estaba planteándome si no sería mala idea que a la reina no la vieran los hombres, que bajarán la vista cuando ella pasará.... podía ser una nueva ley ya que sentía que hervía de rabia por dentro al ver que otros admiraban a Pythia.
Editado: 09.02.2019