El Rey Sádico [saga Griegos #3]

Capítulo 15

Mika

Abrí los ojos al sentir a mi amigo despierto y duro como una roca, Pythia estaba dormida y tenía su trasero en mi amigo quien no dudo en despertar y hacerle una reverencia a su reina.

Me moví para levantarme, pero sentí una pequeña mano que me detuvo, ella se giró hacia mí y sin decir palabra bajó mi cabeza y me besó... ¿un rey puede negarse a su reina?... ¡jamás!

La besé con deseo mi cuerpo se lo decía, pero no podía ir más allá, no sabía cuánto duraría mi amigo de pie, sentí las manos de Pythia desabrochando mi pantalón, detuve su mano y la miré a los ojos.

—No creo poder aguantar tanto, está despertando.

Pythia me sonrió.

—Si no pruebas no lo sabremos —viendo su punto de vista tenía razón así que dejé que siguiera desabotonando mi pantalón, yo lo hacía con mi camisa, ella se incorporó y bajo mi pantalón junto con los calzoncillos y en ese momento me sentí como en la película "liberen a Willy" mi amigo estaba de pie, hasta yo me asombré al volver a verlo de pie después de tanto tiempo.

— Hermoso...—me sentí halagado ante las palabras de Pythia, claro que mi amigo era hermoso y no tenía nada que envidiarle a nadie.

Cerré los ojos cuando ella cerró su mano alrededor de él, era un amigo dichoso por que empezó a ser acariciado en toda su longitud, cuanto había extrañado esa sensación de placer, y no evité gemir al sentir la boca de Pythia.

Esto era el paraíso, a quien no le gustaría despertar así, pero los nervios estaban presente y ¿si después de ser mimado y besado se le ocurría dormir como si nada? Tragué grueso al pensar que mi amigo podía decidir que ya había recibido mucha atención y ponerse a dormir y quien pasaría la vergüenza sería yo no él.

Sentí aquellos senos rosando mi pecho, abrí los ojos y tumbé a Pythia, tenía los senos preciosos, los metí en mi boca y sonreí al escucharla jadear.

Mis manos estaban en todas partes de su cuerpo y mi boca.

Cuando ella empezó a pedir que la poseyera la miré con cierto temor.

—Hazlo Mika, nunca sabremos si puedes si no lo intentas— suspiré por algo era la reina, debía escuchar sus sabias palabras, me posicione entre sus piernas y entre de una vez, me quede quieto y la miré a los ojos, su mueca de dolor no pasó desapercibida.

—¿Estás bien?—ella asintió.

Empecé a moverme suavemente, Pythia era estrecha de hecho muy estrecha parecía que no le daba mucho uso a su amiga.

—No sabes cuánto extrañaba sentir esto—seguí moviéndome y mi cuerpo se relajó, me centré en todo el placer que sentía, ardía en llamas.

Al fin volví a sentir placer, la sentí estremecerse y supe que ella había alcanzado su orgasmo, mu cuerpo empezó a contraerse y estremecerse... mi amigo no me había hecho pasar vergüenza y ahora era tiempo de mi liberación, bendita liberación que había llegado de nuevo a mi vida.

Caí exhausto junto a Pythia quien jadeaba, giró su cabeza y me sonrió con picardía.

—Después de todo el muerto revivió y que bien lo hizo —no dije nada solo acaricié su rostro, sus labios que estaban hinchados.

—Gracias Pythia— me acerqué más a ella y besé sus labios.

—Lo lograste Mika— la miré a los ojos.

— Sólo tú haces que esto pasé —ella enarcó una ceja.

—Y ¿Yalena? tus ojos se comen su trasero cuando la ves— enarque una ceja al verla ponerse roja ¿celos?

—Pero esté— señalé a mi amigo que dormía plácidamente después de haber obtenido lo que quiso—Sólo contigo funciona.

—¿Qué pasó Mika? —desvié la mirada.

— La culpa Pythia—ella se incorporó y mis ojos se deleitaron en ese cuerpo.

— ¿Qué culpa?

— ¿Ya lo olvidaste?— miré aquella cicatriz pequeña, sabía que por ahí había salido mi hijo.

—No sé de qué hablas —la miré a los ojos.

—A la mañana siguiente de cuando nos acostamos, despertaste histérica y me acusaste que me robe tu virginidad que me aproveche de ti —pasé mi mano por mi pelo —Me sentí como un violador Pythia.

—Mika  —cerró los ojos y puede ver lágrimas —Lo lamentó, era una mujer tonta, no me violaste, estábamos tomados, pero ambos fuimos con nuestro consentimiento al hotel —la miré y ella mantenía los ojos cerrados —Era una cobarde, siempre culpaba a todos de mis errores —abrió los ojos y me miró— Apollo no es ningún error, él me salvo de mi egoísmo, de la persona vacía que era ¿por qué no me dijiste que te sentiste así?

Negué y me levanté de la cama.

— ¿Cómo iba a decírtelo si antes de salir de la habitación me gritaste que me odiabas? —Pythia se levantó y se me acercó.

—Perdóname Mika— pegó su cuerpo desnudo al mío —Yo fui la culpable de tu impotencia, yo te sanaré —sin esperar respuesta me abrazó fuerte.

Mi interior era un conflicto por años la pasé odiando por que según yo me había convertido en un monstruo y la había tomado a la fuerza, el día que la vi mi cuerpo se lleno de deseo por ella, tenía a tantas mujeres ansiosas por meterse en mi cama, pero sólo me bastó verla una vez para obsesionarme por Pythia quien me ignoraba, pero esa noche la hice mía, pero estaba tomado así que creí que si la había tomado a la fuerza por mi obsesión por ella.



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En el texto hay: romances, perdon, amor

Editado: 09.02.2019

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