Mika
— ¿Por qué Apollo tiene más guardaespaldas?— Pythia se sentó frente a mí.
—Es mi hijo y heredero— ella frunció el ceño.
—Yo no soy tu heredera y me doy cuenta que también tengo guardaespaldas.
Suspiré no deseaba alarmarla.
—Dime Mika.
—Quizás estoy loco Pythia, pero temo que Kosmos pueda tratar de hacerle daño a Apollo, él ambiciona el trono y debo proteger a mi hijo.
—¿Y yo?
—Pythia eres la reina y ya debe saber que vivimos un matrimonio normal, eso conlleva a otro príncipe o princesa otro sucesor si algo me pasara a mí o a Apollo —ella me miró asustada.
— Apollo es un niño, no puede ser tan malo.
—Lo es y por eso protejo a mi hijo —me recosté en el espaldar de la silla —Si se le acerca a Apollo o a ti... lo mató con mis propias manos.
Pythia no respondió por que se abrió la puerta de la biblioteca, Altaír entró apresurado.
— Su majestad — asentí—No traigo buenas noticias —Pythia me miró y luego a Altaír.
— ¿Qué pasa?— fruncí el entrecejo.
—Despedí a la señorita Yalena como me lo indicó— Pythia me miró intrigada —Ella se marchó del palacio pero cuando llame a la agencia, me indicaron que lamentaban que la institutriz no se pudo presentar por la enfermedad que le aquejaba —me levanté lentamente sin despegar la mirada de Altaír.
—¿Me estás diciendo que la mujer que estuvo aquí no era la verdadera institutriz? —Altaír palideció y retrocedió.
—Lo lamentó su majestad, confié en que realmente era la institutriz, por eso no me tome la molestia de investigar más— estrelle mi puño contra el escritorio.
—Esa maldita mujer estuvo cerca de Apollo, pudo hacerle daño —pasé mi mano por mi rostro—Estoy seguro que tiene que ver con Kosmos —miré a Pythia y me di cuenta que no estaba tan equivocado—No saldrás de este palacio sin guardaespaldas —fruncí el entrecejo —Me sentiría mejor si no sales del todo.
—Mika tengo una inauguración del centro de salud... — Mika negó.
—Tú y Apollo peligran —miré a Altaír que seguía inquieto— ¿Qué pasa?
—Se han levantado más rebeldes, se rumora que atacarán el palacio— me senté y cerré los ojos, debía defender a Medrea, pero principalmente a mi hijo y esposa, Pythia estaba en silencio, aunque su mirada era de miedo.
—Mika, la isla no puede caer en manos de tu tío la destruiría y a su gente.
Asentí, miré con tristeza a Pythia. Había tomado una decisión, la salvaría a ella y mi hijo primero.
— Ve a descansar, te he notado un poco cansada.
Ella me sonrió.
—Culpa a Willy— reí, pero para no preocuparla, me levanté y me acerqué a ella para ayudarla a levantarse, su mirada busco la mía y creo que yo merecía un Oscar porque no refleje ninguna preocupación.
Acaricié su mejilla y besé su boca con suavidad y ternura. Cuando me separé le di la vuelta y le di una nalgada para que saliera.
—Descansa — cerré la puerta y pegué mi frente en ella.
—¿Pasa algo?— no me giré para ver a Altaír.
—Quiiero que hagas algo por mi Altaír.
Pythia
Me moví en la cama, pero abrí los ojos al no sentir a Mika junto a mi, me incorporé en la cama y miré el reloj que estaba en la mesita de noche eran las 2:00 am, bajé de la cama y me acerqué al cuarto de baño, pero no estaba Mika, tomé mi bata y calce mis pies con las pantuflas y me dirigí a la biblioteca, debió quedarse dormido.
Cuando abrí la puerta, Mika estaba sobre su escritorio dormido, junto a él una botella vacía, había estado tomando.
Me acerqué y toque su hombro él abrió los ojos, se puso de pie sin decir nada, se me acercó y me sujetó para sentarme en el escritorio, metió las manos debajo del camisón y prácticamente arrancó mis bragas, se inclinó y me besó con desesperación.
—Mika...—susurré, pero él no hablaba, él me acariciaba, me besaba, me volvía loca con sus caricias... había algo distinto... Abrí los ojos y detuve sus manos —No...—me miró sin comprender —No quiero que pasé, siento como si te estuvieras despidiendo —él giro su rostro, pero pude notar su tristeza.
Se separó de mi lado y pasó su mano por su cara.
—Debes irte Pythia —me baje del escritorio, iba a mi habitación — Pythia... —me giré para verlo —Es del palacio — regresé sobre mis pasos y me acerqué a él.
—No me iré —el rostro de Mika se desencajo de dolor.
—Lo harás mañana mismo —lo miré a los ojos —No olvides que te he odiado toda la vida... ya me cansé de ti —furiosa le solté una fuerte cachetada.
—Ten las pelotas para decirme la verdad y no venirme con dramas de novelas, estarías brincando de felicidad si realmente me odiaras cuando me marchará pero tienes el semblante de un hombre que va a la horca.
Mika no respondió sólo me atrajo hacia su pecho.
—Por favor vete Pythia —levanté mi rostro y me perdí en su mirada —No soportaría que algo le pasará a mi hijo y a ti, yo los puse en peligro al traerlos a la isla, mi hijo debe salvarse— acarició mi mejilla —Y tu también.
Se me escapó una lágrima rebelde, él quiso mentirme para salvarnos, eso no era odio...
Editado: 09.02.2019