El Rey Sádico [saga Griegos #3]

Capítulo 22

Pythia

Me giré lentamente y me encontré con la mirada más dura que jamás había visto en mi vida.

Altaír estaba junto a mi, más pálido que una hoja con otra arma en su cabeza.

— Así que tú eres la esposa de mi sobrino—me recorrió con su mirada llena de burla— ¿Esto te ganó?

Su mirada se dirigió a "Yalena" realmente no sabíamos quién era.

—No me ganó, sólo el estúpido de tu sobrino, decidió jugar con esta insípida —se acercó al que ya sabía era Kosmos. Pasó una mano por su cintura y lo miró a los ojos— Déjame matarla yo.

Kosmos negó.

—Me fallaste Ika, no pudiste evitar que se metiera a la cama con ella, está maldita puede estar embarazada, tuve que acelerar mis planes para evitar otro heredero.

Miré a Altaír y me moví un poco hacia atrás, miré hacia todas partes buscando una salida, pero me daba cuenta que debíamos correr mucho para lograr salir.

Suspiré, vi entrar a hombres armados que se dirigieron a Kosmos.

—El niño no está — Kosmos me miró con dureza acercándose.

— ¿Dónde está el mocoso?— palidecí al darme cuenta que Mika tuvo razón en sacar a Apollo, Kosmos era capaz de matar a un niño.

— No está—caí al suelo con el golpe que me dejó ir.

— ¡Maldito cobarde!— sujeté mi mejilla, él se me acercó furioso y me levantó del cabello.

— A mí me respetas estúpida —con furia escupí su rostro, lo vi que cerró su mano en un puño y sabía que iba a golpearme, así que levanté fuerte la pierna y le di un rodillazo en su parte íntima, cuando se dobló del dolor, volví a levantar la rodilla y le di en el rostro. Miré a Altaír quién aprovechó la sorpresa del hombre que le estaba apuntando y corrió, tomándome de la mano, ambos corríamos como locos, escuchamos el ruido que hacia un arma al cargarse, Altaír me miró extrañamente.

— Corra —se posicionó detrás de mí y me detuve para ver que él se había puesto como escudo.

—Corre Altaír —él corría, pero siempre detrás mío, escuché la detonación, sentí mi corazón desfallecer, me giré y vi a Altaír que se detuvo, negué, tomé su mano fuertemente y seguí corriendo sabía que él necesitaba descansar, pero no lo dejaría ahí, se había puesto como escudo para salvarme, escuchamos pasos señal que nos seguían.

— A la... biblioteca — él estaba bañado en sudor, y sabía que él estaba haciendo el mayor esfuerzo para no desfallecer y me atraparán.—Ponga la puerta bajo llave — fruncí el ceño.

—La derribaran Altaír — él respiraba con dificultad.

—Por favor— asentí y puse bajó llave la biblioteca, él avanzó lentamente, abrió un cajón del escritorio de Mika y levantó un tablón falso, detonó dos botones, inmediato se abrió un panel en la pared, él cerró la gaveta y lo dejó todo como si nada.

Me condujo detrás de esa pared y tocó otro botón, encendió un interruptor y se hizo la luz.

Pasé mi brazo sobre su cintura para que él se apoyara en mí, me guió en silencio hacia una habitación que estaba hermetizada.

Entramos y el cerró, había una cama donde lo lleve rápidamente, el cuarto estaba equipado, miré un anaquel donde estaba un botiquín, lo tomé y saqué lo que iba a usar.

Él estaba lívido sabía que tenía mucho dolor.

—Mi reina...— abrió los ojos—Soy feliz al saber que usted está bien.

—Gracias a ti Altaír — sentía los ojos llorosos, lo ayudé a incorporarse para quitarle la camisa, la herida había sido en su hombro, la bala había entrada por atrás cerca del hombro, pero no había salido.

—Debes aguantar Altaír, como tu reina te prohíbo que mueras— él me sonrió.

—Es valiente, golpear a ese hombre despiadado —fijó su mirada en mi rostro y cerró los ojos—Debó morir, cuando el rey vea el gran golpe en su mejilla, me matará.

—No lo hará por qué me salvaste.

Mordí mi labio mientras echaba el alcohol en la herida, sabía que le darían fuertes calenturas. Miré alrededor y había botellas de agua.

— ¿Quién hizo este lugar?

—El padre del rey Mika, pero no para protegerse de enemigos...—sonrió —Aquí se escondía de la reina cuando no aguantaba su mal humor.

Sonreí.

—Espero que Mika no lo use porque ya se donde venir a buscarlo.

—Usted ha sido la felicidad del rey, no creo necesite este lugar.

Cerré los ojos y me acerqué a una silla para sentarme, Altaír había cerrado los ojos, seguí revisando el botiquín que estaba en mis piernas.

Encontré pastillas para el dolor, me levanté y tomé una botella revisando la fecha de vencimiento, pero todo era nuevo, la abrí y me acerqué a Altaír para darle el analgésico.

—Toma, mientras nos rescatan... aunque no sé si Mika sepa que estamos aquí.

—Lo sabe uno de los botones era para avisar a la guardia real que estaba ocupado el cuarto secreto. Ya debieron comunicarle.

Fruncí el ceño.

— ¿Toda la guardia sabe de este lugar?

— No mí reina sólo dos miembros de la guardia y son responsables de ver que todo esté en orden.

—Descansa mientras te sacamos la bala.

Cerré los ojos y pedí por Mika, que nada le pasará. Kosmos era malo, quería hacerle daño a un niño de cuatro años.

Altaír temblaba en la cama, lo cubrí y encontré unas vendas las que empape con las botellas de agua, mi corazón estaba en agonía al ver a ese hombre sufrir por recibir una bala que iba destinada a mí, de reojo vi que Kosmos me apuntaba a mí.

Me sentía cansada, pero no me apartaba de Altaír, él me necesitaba, no sabía cuánto tiempo teníamos de estar ahí, pero me pareció una eternidad.

Levanté el rostro cuando escuché la pesada puerta abrirse.

Me levanté rápidamente y solté el aire retenido al ver a mi rey entrar.



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En el texto hay: romances, perdon, amor

Editado: 09.02.2019

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