El rey y la plebeya

Capítulo 6: Tiempo y dolor

Pero lo que comenzó como una promesa de amor, se transformó en el más grande y profundo dolor, para una joven campesina que amo a un rey que nunca volvio. Después de aquel día, el rey no volvió por el prado nunca más, al día siguiente, fue a su encuentro y no lo hallo, y nunca llegó, la joven al principio pensó que el estaría ocupado, ocupándose de su reino, pero los días fuero pasando, transformándose en semanas y poco a poco en meses, era como si aquel hombre que amaba no hubiera existido jamás y todo hubiera sido un producto de su imaginación, sin embargo nada era así, todo había sido tan real como el día y la noche, tan real como aquel indefenso ser que crecía en el vientre de su madre, ese pequeño bebé, era la prueba más grande y pura de amor que alguien puede profesar, el de dar vida por vida.

Pero no por eso su corazón se volvió frío, al contrario, el rey pudo haberse marchado, pero le dejo consigo un pedacito de él que siempre atesoraria, por el resto de su vida.

Recordó aquella tarde, cuando recibió la más bella de las noticias

Recuerdo...

Al poco tiempo, ella comenzó a experimentar una serie de malestares, nada normales en ella, siempre fue fuerte y sana, pero no sabía que le pasaba, no tuvo remedio, más que ir con la curandera del pueblo, quien con alegre emoción le dió la bella noticia de que en un par de meses sería madre. Camille no lo podía creer, moría por por contárselo a Bastian, quien no había aparecido en las últimas semanas, ella sabía que debía ser paciente, pronto el estaría con ella, o mejor dicho con ellos.

Pero toda ilusión murió al ver qué nuevamente el... Él no llegó, a partir de ese día, algo en su corazón le dijo que el no volvería, y ella tampoco lo haría, desde ese día, no volvió al lago, que fue testigo de la entrega más hermosa y humana que dos seres vivos pueden tener, un encuentro con la intimidad del amor.

....

Los meses habían pasado rápido, y con ellos el otoño, las hojas cambiaban de un cálido y vibrante color verde a uno hermosos color naranja y caoba, la cosecha estaba recolectada, y solo llegaba esperar la entrada del invierno. Con cada día que pasaba Camille se sentía más ilusionada con la llegada de su bebé, todo había cambiado para ella, física, mental y emocionalmente, su esbelta figura se había perdido dando paso a una mediana pancita redonda, que en los últimos días lo único que le encanta hacer era patear las costillas de su mami, mentalmente se había preparado para las noches en vela sin dormir, y que debía trabajar más en su puesto de flores y frutillas para poder alimentar a su bebé, así como también sabía que nunca más estaría sola, desde que la anciana Gretel había muerto, no había estado con nadie hasta que conoció a Bastian, nadie del pueblo la frecuentaba, y emocionalmente estába feliz de poder dar amor a un pequeño ser que la llamaría mamá y ella hijo.

Todo parecía estar bien, salvo para su corazón, que si bien ahora latía fuertemente por el amor a su hijo, había veces que por las noches aún pensaba en su rey, aquel hombre que la amo y después la abandono sin ninguna explicación, a veces su corazón dolía, sin embargo no tenía el valor o fuerza para odiarlo, jamás, y menos cuando le regaló sin saberlo, un pedacito de él, que la acompañaría por el resto de su vida, en su alma, no había lugar para ese sentimiento.

Para Bastián las cosas no habían sido para mejor, aquella noche al llegar al castillo hubo un ataque donde una vez más intentaron quitarle su trono, si no también su vida, hubo un enfrentamiento sanguinario entre los muros del imponente castillo donde se perdieron vidas, y una traición más que devastadora para Bastián, su propia tía conspiraba en su contra, y aunque quiso mandarla a la horca no pudo, por ser la hermana del difunto rey, y aunque hubo una victoria para el rey Bastian y su imponente ejército, los siguientes meses fueron un caos, el consejo se reunió durante esa misma noche aconsejando le formar una alianza con la princesa del sur, la primogénita del rey del Sur, que al casarse no solo unirían sus vidas, si no también dos reinos prósperos y fuertes

-Es la única alternativa, su tía, la princesa real ha dado importante información de usted a sus enemigos, una alianza con el reino vecino nos garantiza la victoria, considere lo majestad

Nadie sabía de su amada Camille, su ninfa del bosque, por quien prometió volver y no había podido cumplir su promesa.

-No, no puedo, Carmín no es la mujer que deseo por esposa y quiero por reina, es fría y sin escrúpulos. Así que no insistan, porque no lo haré.

-Majestad, usted ama a alguien más? - cuestiono un hombre su su consejo - Su majestad a hallado alguien digna de ser su reina?

El silencio en la sala fue abismal, y la falta de respuesta ante tal pregunta, solo sirvió para afirmar lo que muchos intuian tras días de salidas clandestins que habían parado desde el ataque, el rey tenía una amada.

-Si sus enemigos, llegasen a descubrir de su existir, pondrían en gran peligro su vida, sabrían que es la debilidad del rey, debe alejarse de ella, para siempre, si quiere que la doncella viva. Forme una alianza con el rey del Sur, un rey debe poner anteponer al pueblo primero, antes que al corazón.

El consejo se retiró de la sala de reunión, dejando en Bastian la enorme responsabilidad de decidir que haría, no podía vivir sin su amada Camille, pero de solo imaginar que alguien pudiera hacerle daño y acabar con su vida, era aún más doloroso y agonizante, prefería mil veces un mundo sin ella a su lado que un mundo sin ella, prefería saberla viva y poder admirarla de lejos a saberla muerta y nunca más poder verla.

Sin más dilatación, reunió a su equipo y concreto una cita con el rey del Sur, para solicitar la mano de la princesa Carmín en matrimonio. Aunque eso significara no ser feliz y vivir para siempre en la más profunda tristeza y amargura, a lado de una mujer que no amaba ni amaría jamás en la vida.




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