El Rey y su Luna No Cazadora

capitulo 8

Erick:

He vivido doscientos veinticinco años.
He combatido guerras entre clanes.
He liderado una manada de miles.
He enfrentado a monstruos y a traidores…

Pero nada, absolutamente nada, me ha puesto tan nervioso como esta noche.

Mi cita con ella.
Mi Luna.

Desde que salió de la cafetería ayer, mi mente no ha tenido un segundo de descanso. Y, aunque por fuera puedo mantener mi compostura, por dentro soy una tormenta.

Ranga está inquieto.
“¿Qué pasa si no le gustamos en humano?”
“¿Y si no le agrada nuestro mundo?”
“¿Y si el cazador vuelve mientras estamos distraídos?”

—Cálmate —le digo en mi mente—. Esta noche es para ella. Para nosotros. La cuidaremos... sin asustarla.

Pero yo también tengo mis miedos. Y no lo digo en voz alta, pero lo sé: esta chica es más que humana. Su aura, su olor… algo en ella vibra diferente. No sé si lo sabe, o si alguien se lo ocultó. Pero estoy decidido a descubrirlo sin lastimarla.

Y antes de eso… quiero que me vea como soy. Que conozca a Erick, no solo al alfa. No al lobo. Al hombre.

Escogí uno de mis restaurantes favoritos para la cita: ÁUREA, un lugar elegante, discreto, rodeado de jardines verticales y un pequeño invernadero que se ve desde el salón principal.
Nada estridente. Solo belleza, calma… y naturaleza viva. Algo me dice que a Ariel le encantará.

Estoy esperándola en la entrada. Traje oscuro, camisa sin corbata, el cabello recogido hacia atrás.
Pero mis manos… mis malditas manos no pueden quedarse quietas.
Ranga ruge con emoción.
“Ya viene. Ya viene nuestra Luna.”

Y entonces, la veo.
Dioses.

Aparece con un vestido verde oscuro que contrasta con el brillo de sus ojos bicolores. Cabello suelto, un toque de maquillaje sutil… y esa sonrisa tímida que me vuelve débil.

Camina hacia mí y el tiempo se ralentiza.
—Hola, Erick —dice con esa voz que se me ha vuelto adictiva.

—Estás… preciosa —le digo, sin filtros. Porque lo está.
Su sonrisa se ensancha.

Le ofrezco mi brazo. Ella lo toma.

Y el universo se acomoda.

Durante la cena, hablamos como si fuéramos viejos conocidos. Me cuenta de su niñez, de su madre —a quien apenas recuerda—, y de su padre, con quien ha enfrentado todo.

—Nos cuidamos el uno al otro —dice con ternura—. A veces siento que he vivido tantas vidas solo con él… y al mismo tiempo, no he vivido nada aún.

Me conmueve. Esa mezcla de fortaleza y melancolía… tan propia de ella.

—¿Y tú, a qué te dedicas realmente? Porque no me creí eso de "responsabilidad familiar". Suena muy... mafia italiana —dice bromeando.

Suelto una carcajada.

—Te descubrí —agrega divertida—. ¿Qué haces realmente, Erick?

—Tengo una empresa —respondo—. LUX Global Media. Es una agencia de publicidad y marketing estratégico. Probablemente hayas visto algunas de nuestras campañas.

Abre los ojos con sorpresa.

—¿LUX? ¿Tú eres LUX?

—Así es. Fundé la compañía hace unos años. Bueno… hace varias décadas en realidad. Empezó como algo pequeño. Pero ahora operamos en cinco países. Somos especialistas en campañas de alto impacto.

—Wow… no esperaba eso —dice con honestidad—. ¿Y qué tipo de campañas hacen?

—Tenemos varias divisiones. Corporativo, moda, productos digitales… Pero la que más me importa es la unidad de proyectos medioambientales.

—¿En serio?

—Sí. Es un pilar para mí. Apoyamos a ONGs, fundaciones y empresas verdes. Plantación de árboles, conservación de especies, reciclaje tecnológico… todo eso. Es la forma en que devuelvo algo al mundo.

Ariel me mira fijamente. Pero no como alguien impresionado por el éxito. Me mira como alguien que está… entendiendo quién soy.

—Eso es... hermoso, Erick. Pensé que eras un tipo misterioso y duro, pero en realidad eres un tierno que salva ositos.

Río. No puedo evitarlo.

—Bueno, solo si los ositos tienen su propia estrategia de marca.

Ella también ríe, y en ese momento sé que estoy perdiendo el miedo. Me ve como soy. Y no se aleja.
Eso… lo cambia todo.

Terminamos la cena con una caminata en el jardín interior del restaurante. Hay luces suaves entre las plantas, y ella va junto a mí, sin soltar mi brazo.

La noche es perfecta.

—Gracias por traerme aquí —dice en voz baja—. Pensé que iba a ser extraño… pero contigo me siento segura.

Me detengo.

La miro.
Ella también me mira.

Y en ese instante, un crujido entre los arbustos rompe la magia.

Mi cuerpo reacciona.
Me coloco frente a ella sin pensarlo.
Ranga despierta en mi interior como fuego.

—¿Qué pasa? —susurra, nerviosa.

Escucho. Observo. Huele a humano… pero no a cliente.

Saco mi teléfono. Un mensaje de Nick aparece en pantalla:
“Ariel ha sido rastreada. No estás paranoico. Están buscando algo más que a ella.”

Miro a mi Luna.
Ella no lo sabe. Pero ya están sobre su pista.

Y esta noche, mi misión cambió:
No solo quiero conquistarla.
Voy a protegerla.

A cualquier costo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.