“Verdades entre la Luna y la Sangre”
Narrado por Ariel y Erick
Ariel
Mi respiración aún está agitada.
Mis puños están cerrados.
La adrenalina no se ha ido.
Acabo de derribar a tres cazadores entrenados como si lo hubiera hecho mil veces.
Porque… en realidad lo hice.
Y sin embargo, mientras estoy aquí, al lado de Erick, con sus ojos grises fijos en los míos…
No siento miedo.
Siento liberación.
Él toma mi mano con fuerza. No como quien sujeta una posesión, sino como quien elige sostenerte, incluso cuando el mundo se cae a pedazos.
—Vamos —me dice en voz baja, casi un susurro—. No podemos quedarnos aquí.
Solo asiento.
Confío en él.
Y eso me asusta más que cualquier arma.
Erick
La llevo conmigo en mi auto. Es tarde, pero no importa.
Enciendo el motor y mi lobo ruge por dentro con ansiedad. No por ira. No por violencia.
Por necesidad.
Nuestra luna ha despertado.
Y hay muchas verdades que ya no se pueden esconder.
—Voy a llevarte a casa —le digo—. A la verdadera.
Ella me mira, confundida.
—¿Cuál casa?
—Mi manada.
Veo cómo su cuerpo se tensa ligeramente, pero no por temor. Es como si supiera, como si una parte de ella ya lo presentía.
—¿Confías en mí, Ariel?
Ella me mira por varios segundos. Luego, simplemente dice:
—Sí.
Y esa palabra… esa palabra lo cambia todo.
Ariel
El camino hacia su territorio es silencioso. No por incomodidad, sino porque nuestros pensamientos pesan demasiado.
Me repaso a mí misma: mi infancia, los entrenamientos, las huídas, mi padre, las pesadillas.
Y ahora... Erick.
Un alfa. El rey alfa.
Mi… ¿pareja destinada?
Lo miro de reojo. Sus manos están firmes en el volante, su mandíbula apretada. Hay algo en su aura… no solo autoridad. Hay fuego. Calidez. Pertenencia.
Y por primera vez en años… no siento que esté huyendo.
Siento que estoy llegando.
El lugar es inmenso. Elegante. Pero natural.
Todo está en equilibrio. Como si el bosque mismo respirara en sincronía con la vida que hay aquí.
Erick me guía hacia una casa hermosa, de madera y piedra, con grandes ventanales que dan al bosque.
—Este es mi hogar —me dice—. Y ahora es tu refugio también, si así lo decides.
Me cuesta hablar. Pero quiero entender.
—¿Quién eres… realmente?
Erick
Me giro para mirarla. No voy a ocultarle nada.
—Soy el rey alfa. No de una manada cualquiera. La más grande. La ancestral.
Mi linaje se remonta a los primeros lobos bendecidos por la diosa luna.
Por años he esperado a mi compañera destinada. Mi luna.
Y desde que te vi… supe que eras tú.
Ella no habla. Solo me observa.
Así que continúo.
—El vínculo es más que un lazo físico o espiritual. Es una elección divina. Una promesa. No puedo obligarte a sentir lo mismo, Ariel. Pero yo ya… te reconozco.
Y protegeré cada parte de ti. Humana, loba, híbrida, lo que seas.
No me importa. Eres tú.
Sus ojos se llenan de algo que no puedo describir. No miedo. No sorpresa.
Reconocimiento.
—Tengo que contarte algo también —dice al fin—. Sobre mi madre. Sobre mí.
Nos sentamos. Y lo dice todo.
Ariel
—Mi madre era loba. Beta. Fuerte, noble… silenciosa.
—¿Tu padre era su pareja? —pregunta Erick.
Asiento.
—Pero era un cazador.
Lo veo reaccionar. No con rechazo, sino con una mezcla de comprensión y dolor.
Y entonces, lo siento. Tengo que contarle todo. Así que dejo que mi mente viaje… atrás, donde todo comenzó.
Flashback — Hace más de veinte años
Narrado por Ariel
Mi madre, Lyanna, era una loba beta. No la más poderosa, pero sí una de las más leales de su manada.
Una noche, en medio de una misión de patrullaje, fue herida por una trampa de hierro.
Fue mi padre, Darian Prescott, un joven cazador, quien la encontró.
Pero en lugar de matarla, como le enseñaron… la salvó.
No supieron por qué lo hizo.
Hasta que la miró a los ojos…
y ella lo miró también.
Y la conexión fue instantánea.
—“No puede ser…” —susurró ella.
—“¿Qué cosa?” —preguntó él.
—“Eres… mi pareja.”
Ella no quería aceptarlo. Él menos.
Pero el vínculo estaba sellado.
Pasaron semanas, luego meses, viéndose a escondidas. El cazador y la loba.
Unidos por la diosa. Malditos por el mundo.
Aun así, se amaron.
Tuvieron una hija. Yo.
Mi padre renunció a su causa. A su familia.
Y mi madre se alejó de su manada para protegernos.
Pero mi abuelo, el líder de los cazadores, no tardó en descubrirlo.
Su hijo, el heredero de la caza, unido con una criatura sobrenatural.
Una “aberración”, según él.
Pero también una oportunidad.
—“Tu hija será el arma perfecta, Darian.” —le dijo—. “Mitad de cada mundo. Con el entrenamiento correcto, nos dará la victoria.”
Mis padres huyeron. Me escondieron. Me criaron en silencio y amor… hasta que mamá murió.
Y desde entonces, él me ha estado buscando.
No por amor.
Por poder.
Fin del Flashback
Ariel
Me limpio una lágrima que no supe que estaba cayendo. Erick no dice nada al principio. Luego se acerca, toma mis manos con delicadeza.
—Lucharon por ti. Se amaron contra todo. Y tú eres prueba de que el destino no se equivoca.