Incluso estando en el suelo de la calle, no encuentro grieta alguna en aquel cristal ovalado. Ni siquiera sé cómo pudo llegar hasta aquí, en medio de la nada.
Y, lo más extraño, es el espectro de luz que puedo ver a través de él en cuanto lo cojo, aunque solo pasan unos segundos cuando desaparece. Veo la imagen cambiar a través del cristal, haciendo que no corresponda a lo que puedo alcanzar a ver sin él. Era una nueva ciudad, y no parecía estar lejos.
Por fin había encontrado el siguiente nivel del juego.