El humano exhaló su último suspiro y con él, su reloj de arena se rompió en pedazos, liberándolo. Ese fue el último de aquel día que conoció el secreto al que se sometían todos caminantes de la Tierra cuando el último grano caía.
Muchos de ellos lo denominaban como la epidemia en la que todos caían o el destino al que todos llegarían. Pero solo los que pasaban sabían la verdad.
Chronos miró desde su reino como el alma se iba alejando mientras unas imponentes y alas blancas le crecían en su espalda. Después, solo desapareció de su vista.