Urías y los demás estaban esperando a lado de la columna y discutían la muerte de Zamalech.
—¿Qué haremos ahora que el líder murió? —decían.
—Haf ha muerto, Absalón ha muerto, Salot ha muerto, no queda nadie de nuestro lado que pueda ser rey.
Pero a alguien se le ocurrió nombrar a Abiatar, quién tenía sangre de los dos bandos.
—Abiatar no puede ser rey, él es un sacerdote —dijo un israelita.
—Les recuerdo que Zamalech me entregó las tierras de Gésur y Mefi-boset cuando tomáramos Jerusalén, por lo tanto, soy el indicado para suplirlo —dijo Abiatar.
Tut y Meliquedek discutían si eso era una buena idea.
—Estúpido traidor. Si no fuera por nosotros estaría muerto.
Urías dio consentimiento a la decisión de Abiatar y lo ungió próximo rey de Israel después de que asesinaran a Salomón y sus hermanos.
Así pues, cuando la cortina de fuego cesó, el ejército gesurita, los hombres de Absalón y los israelitas comandados por el sacerdote Abiatar, galoparon hacia Jerusalén en busca del rey.
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Editado: 05.05.2020