El romance perfecto

IX

Veintinueve de julio…

 

Nunca habría dicho que era posible vivir siete personas en un piso tan pequeño, y menos aún que cupiesen diez.

Hace unos días Carmen, la madre de Erik, invitó a Mar y a Yago a comer a su casa. Mi querida amiga, en vez de aceptar y posponer nuestra comida, decidió decir que tenía planes conmigo, por lo que Carmen no dudó en decirle que me viniese yo también a comer. 

Ahora mismo tengo a Tom en brazos, a las dos hermanas delante de mí, y a…

- Soy Dan.- el chico que supuse que era el hermano un año más pequeño que el pelinegro, nos saludó enérgicamente y con una sonrisa que solo le había visto al pequeño de la familia- Pasad. Mamá y papá están en la cocina. Erik se estará cambiando, acaba de salir de la ducha.

Mar y Yago se adelantan en dirección a la cocina y yo saludo en general a los tres hermanos, siguiendo a mis amigos. Al entrar a la cocina, los brazos de Carmen me envuelven, dejando a Tom en medio, apretujado. Carmen lleva un vestido marrón ancho con un collar a juego, tiene los ojos delineados por un color verde claro, es realmente guapísima.

- Bienvenida, ya tienes a Tom enganchado, eh.- saluda apartándose.

- No es molestia, es lo mejor.- le acaricio la cabeza, cariñosamente, a este.

- Te lo dejo dos días, al tercero seguro que estás de vuelta queriendo devolvérnoslo.- una voz divertida interrumpe mis caricias. Miro detrás de Carmen, que es de donde proviene la voz, y un hombre, con un parecido increíble a Erik, mueve la mano en forma de salutación- Soy Tomás. Si ella es Mar,- señala a mi amiga- tú debes ser Ariadna.

- La última vez que lo comprobé, sí.- bromeo.

- Me caes bien.- ríe- Mi hijo nos ha hablado mucho de ti.

Me quedo sin saber qué decir. ¿Erik hablando de mí?

- Tom. Claro está.- la voz grave de Erik, a mis espaldas, entrando por la puerta de la cocina, me asusta.

Se acerca cada vez más, noto sus ojos en la nuca. Pasa por mi lado, chocando el puño con su amigo y asintiendo con la cabeza en dirección a Mar.

Deseo, con todas mis ganas, que sus padres no se den cuenta qué pasa absolutamente de mí. Y lo consigo.

- Vamos a la mesa.- anuncia su madre. Tom se baja de mis brazos, y va a toda prisa a sentarse.

 

- ¿Qué vais a hacer esta tarde?- pregunta Tomás, a mitad de la comida.

- Ir al parque.- chilla Tom, levantando los puños.

- Tom…- advierte su hermano. Yo, por primera vez desde que estamos sentados, levanto la mirada. Estoy entre Tom y Mar con Erik enfrente.

Su hermano pequeño como respuesta frunce los labios.

- Ir al parque.- le contesto a Tomás- Si nos dejáis ir con Tom, claro.

- Vaya hermanito.- habla Dan mirando a Erik- Parece que las cosas no son como tú quieres.

- Está bien.- aceptan ignorando el comentario de su hijo- A las seis en casa, Tom. Seguro que ellos cuatro quieren hacer cosas solos.

- ¡Vale!- los brazos de Tom me envuelven y los ojos de Erik se me clavan como espadas, pero lo ignoro, igual que hace él cada vez que puede.

El resto de la comida hablamos animadamente con las dos hermanas y Dan. Beatriz habla mucho más de lo que me imaginé, después de aquel día en la cursa que no abrió la boca. Rachel está en su etapa post adolescencia, en algunos momentos pasa de la conversación que tiene alrededor, pero una vez le sacas un tema que le gusta, habla sin parar. Me gusta bastante como piensa y la manera de ser de esta chica.

- Y nuestro Erik, que estudia ciencias políticas.- hablando de los estudios de la familia, Carmen nombra a su hijo mayor.

Miro a Mar, y por su cara veo que ella ya lo sabía, yo, por otra parte, no puedo evitar la sorpresa.

- Vaya…

- ¿Algo que decir?- pregunta, seco, Erik.

- No, no.- levanto la mirada y sus ojos negros no se apartan de los míos- Me sorprende, no pareces una persona que parezca involucrarse en todo eso de dirigir un país.- sigue sin responder- Pero si es lo que te gusta, está bien. Seguro que se te da fenomenal.- hablo rápido, e inquieta. No quiero que piense que lo estoy criticando ni a él ni a lo que estudia. No me gusta hacer eso con la gente.

- No necesariamente tienes que levantar un país si estudias ciencias políticas.- suelta el aire por la nariz.

- ¿Vosotras qué estudiáis?- curiosea Beatriz.

Abro la boca, avergonzada por lo que puede pensar la gente después de mi respuesta, pero Mar desvía el tema de una manera admirable.

- La comida estaba buenísima. ¿Qué lleva?

 

- ¿Por qué te has puesto así cuando mi hermana ha preguntado lo de los estudios?- me pregunta Erik. Son las seis y cuarto, como le había prometido a los padres de Erik, Tom estaba a las seis en casa. Ahora estamos él y yo solos esperando a la pareja, que han subido a casa de Yago a por las llaves del coche.

- No sé a qué te refieres.

- Se te ha cambiado la cara por completo y cuando ibas a responder, Mar ha interrumpido para salvarte del apuro en el que te encontrabas.




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