El romance perfecto

XV

Doce de septiembre…

 

Me coloco por quinta vez el pelo, que se ha soltado de la trenza, detrás de la oreja. Llevo cinco minutos esperando a Erik en la puerta de su calle. Me recuesto en la puerta del copiloto cuando, por fin, sale de casa. Lleva puestos sus usuales tejanos y botas negras, de parte de arriba una camiseta blanca que se ajusta a todo su torso. 

- Vamos.- señala mi coche con la cabeza cuando llega a mi altura.

- No te preocupes por llegar tarde. Ah, sí, estoy bien. ¿Tú?

- Perfecto.- sonríe falsamente- Vamos.- repite.

Tardamos unos quince minutos en llegar al cine. Erik solo me habla para darme indicaciones. Ahora estamos esperando a comprar las entradas.

- ¿Qué película es la que vamos a ver?

- La Roca.- sonrío entusiasmada ante su respuesta.

- Me encantan las pelis de acción.- chillo.

- ¿Segura que no confundes la palabra acción con romance cursi?

Muy lejos de molestarme su comentario, rio. Erik se me queda mirando, sus ojos se desvían a mi boca, para luego seguir bajando por mi cuerpo, observando más de lo debido. Bajo mi mirada buscando cualquier error, todo sigue en orden, mi falda pantalón y mi top blanco preferido siguen igual que cuando salí de casa.

Le doy un golpe en el hombro con la excusa que ya nos toca a nosotros en la cola. Al instante, carraspea y se gira a pedir las entradas.

 

Nos sentamos en las butacas. Al ser entre semana, la sala está prácticamente vacía, si no fuese por la pareja de adultos que hay unas filas más atrás, estaríamos solos.

- Dentro de justo un mes, tienes que ir a la universidad. Para las presentaciones.- rompo el silencio, antes de que empiece la Roca.

- ¿Cómo lo sabes?

- Me lo dijo Yago, aquella vez que tú estabas tan ocupado en el bar con la tal Sam.- respondo sin evitar el tono agrio.

- Y aún te acuerdas.- asiento. 

- Tampoco hace tanto.- me excuso, pensando qué mal ha debido de sonar; uno, acordarme de eso y dos, soltar lo de su ligue de aquel día- De hecho, justo hace…- mi voz se corta. Erik extiende su mano hacia mi mejilla, apartando el dichoso mechón, lo acaricia y de una manera terriblemente lenta me lo pone tras la oreja. Antes de que alguno de los dos diga nada, la luz se apaga y la pantalla se enciende. Agradezco la interrupción, de no haber sido así, no sé qué tontería estaría haciendo o diciendo ahora debido a la alteración que me provoca él, en general.

 

Erik no aparta los ojos de la pantalla hasta que no acaban los subtítulos. Se gira hacia mí y me pilla mirándolo con descaro, mis mejillas se calientan.

- ¿Te ha gustado?

- ¿El qué?- mi voz se agudiza.

- La película, Ariadna.

- Ah, sí. Mucho.- se levanta de la butaca y pasa por delante de mí, no me queda otra que seguirlo- ¿A ti?

- Ha estado bien.

Volvemos a las pocas palabras, pongo los ojos en blanco. Sin decir nada más nos dirigimos al parking. Una vez dentro del coche, se me ocurre algo.

- ¿Quieres que vayamos a la colina?- pregunto reduciendo la velocidad para salir por un carril u otro. De forma lenta me mira y piensa- Rápido, tengo que salirme o seguir.- me exaspero.

- Está bien.- acepta.

Durante los siguientes veinte minutos, creo notar más de una vez sus ojos en mi perfil. No lo sé con certeza, ya que no aparto los míos de la carretera, y me parece algo que solo haría yo. 

- ¿Has venido sin mí?- pregunta bajando del coche.

- No.

- Cuando mientes tragas mucha saliva.

- No es verdad.

- Sí, lo es.

La oscuridad nos rodea durante el camino hasta el sitio al que, sí, he ido sin él alguna que otra vez desde que me lo enseñó. Nos sentamos en el banco en silencio, algo que empieza a modelar entre nosotros dos. Miro al frente y me percato de la diferencia que hay cuando subo sola y cuando estamos juntos. Sola me siento igual de inquieta y agobiada que en mi casa, pero en otro sitio mucho más bonito. De otra manera, cuando subo con él, es diferente, no tengo la necesidad de preocuparme por nada de lo que me pase fuera de la burbuja que creamos en compañía. ¿Será esto lo que siente Mar y Yago cuando están juntos? ¿Será esto lo que sintió mi madre al conocer a mi padre? ¿Será esto lo mismo que Erik siente estando conmigo? No puedo responder con certeza ninguna, pero sobre la última me jugaría la mano a que la respuesta es negativa. A quien le pasa eso, no se comporta así a tu alrededor. 

- ¿Qué se siente cuando estás enamorado?- pregunto de golpe, sin filtro. Achina los ojos en mi dirección- Dijiste que te enamoraste.- aclaro- ¿Que se siente?

- No voy a responderte a eso.- mira al frente.

- Pero…

- No.

- Erik.

- No insistas.

- ¿Quién era ella? ¿Cuándo fue?




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