El romance perfecto

XVII

Quince de septiembre…

 

Con todas mis malditas fuerzas intenté suprimir el sentimiento de rechazo que sentí al escuchar las palabras de Erik. Que aceptase hacer como si no hubiese pasado nada, me molestó, pero besarme de nuevo, pedirme que nos dejásemos llevar y que luego lo olvidásemos, me jodió. Me sentó como una patada en el estómago pensar que la primera vez en mi vida que creía estar enamorándome, era de una persona que el único sentimiento que empezaba a mostrar era excitación por mi cuerpo.

Me quedé mirando a Erik, que esperaba mi respuesta. Como persona madura, opté por pensar en frío y mi mente llegó a una conclusión. Él quería disfrutar de la atracción, perfecto, yo también lo haría.

El resultado de todo esto ya me afectará en breve.

 




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