El romeo de sangre

Enemigo infernal

 

Aquella noche reveló muchas cosas, pero no todos estaban listos para aceptar la verdad, la policía llegó y no tubo más opción que llevarse tenido a German, Martín no pudo hacer mucho para evitarlo, pero fueron a la estación para declarar sobre lo que habían visto, la morgue recibió el cuerpo de Noelia y una vez que le hicieron la autopsia quedaron absortos con los resultados, no había explicación lógica o científica que justificara su estado de momificación instantánea, algo le había robado la vida, el alama y todo lo que alguna vez la hizo estar viva, las autoridades tuvieron que reunir evidencias que respaldaran que efectivamente Noelia había estado viva días atrás de su fallecimiento y es que era inexplicable su situación cadavérica.

Al final Germana salió en libertad, pues aunque fue el sospechosos principal del asesinato de Noelia, nadie pudo comprobar que era culpable por falta de evidencia, Frida y Ángela estaban aliviadas de que el señor German fuera puesto en libertad, de todo lo sucedido transcurrieron diez días, en los cuales tres mujeres más perdieron la vida en manos del romeo de sangre, todas tenían las mismas características, demencia, disociación, desnutrición y delirios, además de las marcas que dejaba en sus cuerpos, todas mujeres virgenes.

—¿Que esta pasando Ángela? Desde que nos atrevimos a retar al demonio las muertes no cesan, desde que intentamos intervenir y ayudar a las otras víctimas todo empeoró.—exclamó Frida sintiéndose impotente.

—Esta jugando con nuestra estabilidad mental, quiere ejercer sobre nosotras tortura psicológica, no nos ha llamado en todos estos días para mantenernos con el terror de ser las siguientes, es un maldito…

—No sé si lograremos detenerlo…—declaró Frida sin esperanza.

—Tengo una teoría, pero no sé si realmente funcione, pero debemos intentar…

—¿A que te refieres?—le preguntó Frida confundida.

—Sus víctimas somos todas virgenes ¿no?

—Si… ¿y que con eso?

—Bueno, podríamos salvarnos si dejáramos de serlo…—propuso Ángela con vergüenza.

—¿Qué? Pero… no tenemos novio…—exclamó Frida con la cara roja.

—Pues podemos buscar a alguien que nos ayude, no sé…Vanesa no se ha topado con este ser porque ella ya no es…ya sabes, creo que es una solución, no sé, estoy desesperada.—confesó Ángela llevándose las manos a la cabeza.

—No es así como quisiera perder mi pureza…

—Tampoco yo, pero no se me ocurre otra cosa, ese maldito demonio no nos deja descansar, estamos agotadas, por que nos da miedo quedarnos dormidas y despertar en la casona.

Ángela se encontraba en la casa de Frida, su padre se había ido a trabajar, pero una vez que terminó se fue a ver a un chaman que conocía desde hacia mucho tiempo, él era su amigo, habían crecido juntos, solo que él vivía en el pueblo vecino, San Bartolo, su nombre era Pedro, era muy popular por que la gente decía que era muy bueno haciendo limpias y contactando con los espíritus, incluso decían que Pedro era capaz de convertirse en perro, algo así como un nagual.

German sport la larga caminata, el sol estaba intenso, estaba sudando mucho y tenía mucha sed., su sombrero de paja no le cubría del ardor de los rayos que le quemaban la piel.

—Ay, creo que debería sentarme un poco, el calor es insoportable.—pensó German, pero no había sombra donde descansar, así ue siguió su camino corriendo el riesgo de desmayarse, pero un fuerte sonido de claxon lo hizo brincar del susto, pues tocó varias veces dejándolo confundido.

—Vengo en la orilla ¿por que me pita?

—¡Hey! ¡German!—gritó una voz familiar, se trataba de Genaro que iba a en su coche.—¡súbete!

—Genaro ¿que haces aquí?—le preguntó German extrañado.

—¿Quieres una cerveza? San Bartolo esta muy retirado, te llevo.

—¿Si sabes a que voy? Iré a ver a un chaman, al famoso Nahuel de San Bartolo.

—¿Me creerías si te dijera que no eres el único que pensó en buscar cualquier tipo de ayuda?

German se subió con Genaro y el aire acondicionado lo fresco sintiéndose como en el paraíso, después de refrescar su garganta se sintió aliviado.

—Gracias, creí que iba a desmayarme.—le dijo German a Genaro y este sonrió de lado.

—Estoy preocupado por todo lo que esta pasando, el pueblo comienza a creer que el culpable de todo esto es el romeo de sangre, ya van cinco mujeres muertas, las próximas pueden ser nuestras hijas, en este punto de la historia, no puedo seguir siendo escéptico, no después de lo que vi, algo que tenía sometido, la piel se me erizó hasta la nuca, nunca sentí tanto miedo como ese día.

—No te culpo, nunca pensé que esa leyenda fue real, no hasta que vi a mi hija llena de moretones, no importa si me toca ir al mismo vaticano o con algún exorcista, brujo o hechicero, no quiero que el demonio siga rondando a mi hija y a ninguna mucha del pueblo, no pude hacer nada por Carmen, Noelia y las otras chicas, pero no descansaré hasta dar con el clavo y devolverlo al infierno.

—Esperemos que el chaman pueda ayudarnos, los otros no han podido hacer nada.

Los otros, fueron personas que el mismo pueblo contrató para echar a fuera el demonio, brujas, chamanes, pastores, personas de fe que intentaron expulsar la maldad de aquella casona, pero no tuvieron éxito, fueron sacadas de l pueblo a gritos y no volvieron.

Aquella entidad se volvía más y más poderosa, parecía ser invencible, Vanesa estaba muy dolida con Ángela, quién sentía que la había cambiado por Frida, pues ahora se la pasaba con ella y no se despegaban, cansada de la situación, Vanesa fue a reclamarle, metiendo sin permiso a casa de Frida.

—Con que aquí estabas, que raro, ahora no se separan ¿acaso ya te olvidaste de mí?—le preguntó Vanesa entre pucheros.

—¿Vanesa? ¿Que haces aquí?—le preguntó Ángela al verla cruzada de brazos.

—¿Como entraste?—le preguntó Frida al ver que sus perros le movían la cola, se dio cuenta de que Vanesa les había caído bien y por eso no le habían ladrado.




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