El romeo de sangre

Asfixiante

 

Las cosas se estaban complicando para nosotras, no solo Martín fracasó en su búsqueda para encontrar la ayuda perfecta que nos ayudará a erradicar al romeo de sangre de san Isidro, también German y Genaro resultaron desconcertados, mantuvieron una conversación con un espíritu, el alma del chaman que nos libraría del incubo, las palabras de este espíritu, fueron que, el único hombre capaz de salvarnos de las garras del ente maligno, sería Martí, pero nunca nos dijo como lo lograba lo cual nos deja igual que al principio, completamente desarmados.

Marín no quiso hablar conmigo, me dio la vuelta y se escondió de mí ocupándose con el montón de pueblerinos que le llevaban todo tipo de quejas, reclamos y desahogos con respecto las ultimas apariciones del romeo de sangre, esto nos tenía a todos aterrados, especialmente porque Frida ya había sido llamada por ese asqueroso ser.

—¡Frida! ¿Estas bien?—había corrido como loca cuando el señor German me llamó explicándome la situación, Vanesa y yo llegamos en cuanto nos avisó del horror por el que había pasado.

—Frida…—Vanesa se tapó la boca al verla toda demacrada y llena de moretones, no sabíamos como ayudarla, llamar a un medico no tenía ningún sentido, lo mejor era traer a martín con nosotros y Vanesa se ofreció a ir por él mientras yo me quedaba con ella.

—Pero… ¿por que te llamó? ¿Por que ahora? Justo cuando no lo esperábamos…lo lamento, debe quedarme contigo, perdóname.—le dije llena de culpa.

—No, no es tu culpa…no puedes hacer nada para evitar que me lleve, tienes razón en tus palabras, no esperaba que me llevara con él, estaba dormida en mi cama cuando escuché que algo arañaba la puerta, creí que estaba soñando, no podía moverme, era como una parálisis del sueño, fue aterrador.—expresó Frida entre lagrimas.

—No tienes que hablar si no te sientes lista hija.—le dijo German quebrantado, no podía proteger a su hija, no importaba cuanto tratara de vigilarla, él ya no dormía por cuidarla, pero era inútil, el demonio lo hacia caer en un sueño profundo del que no podía despertar.

—Tengo que hacerlo, estoy segura de que si no viene por mí esta noche, lo hará con Ángela, tenemos que detenerlo…no creo resistir otra noche con él, no fue como las primeras veces que me tomó a la fuerza, disfrutaba atormentarme, dejó el romance y me causó mucho miedo, se esta vengando por haberlo expuesto ante todo el pueblo.

—Hemos buscado todo tipo de caminos y ninguno nos lleva a donde queremos…

—Martín es el único que puede detenerlo, no puede perder más tiempo o Frida morirá.—externó German lleno de frustración.

—No, no lo hará, no dejaré que te quite la vida.

—No se te ocurra hacer una tontería…esta furioso por que lo provocamos, no quiere que lo retemos.—me dijo Frida mientras se inclinaba hacia mí.

—Ya fue suficiente, no podemos salvarnos sin arriesgarnos, prefiero morir sabiendo que hice algo para detenerlo a quedarme esperando a que venga por mí, no tienes que preocuparte, yo iré por ese bastardo.

En ese mismo momento, martín llegó con Vanesa, agitados y al ver a Frida, Martin se conmovió, él y Ángela hicieron contacto visual, pero la mirada de Ángela era fría.

—¿a donde vas Ángela?—me preguntó Vanesa desconcertada, pues yo estaba por retirarme.

—Voy a tomar un poco de aire fresco.

—¡Espera Ángela!—Marín no pudo detenerla, aunque quería ir detrás de su amada, el deber lo llamaba, le había pedido perdón a Dios por seguir tomando el papel de sacerdote, pero si él le decía a la gente que no era más un enviado de dios, las personas terminarían de perder las esperanzas y eso era lo que el romeo de sangre quería.

—Martín, tu eres el único que puede ayudarnos, tienes que hacer algo, este demonio nos va a matar a todas…—le dijo Frida mientras lo tomaba de las manos.

—Esta fue la ultima noche que ese desgraciado te tocó, te cubriré de oraciones para armarte contra esta cosa.

—¿Como podrán cubrirla unas simples oraciones?—le preguntó Vanesa confundida.

—No seas aséptica, hay demonios que solo pueden vencerte con ayuno y oración, este debe ser uno de ellos.

—Solo digo que le pongas un collar de ajos por si acaso o una bala de plata, que se yo.

—Él es el experto, hemos buscado por todos lados, chamanes, brujas, sacerdotes, nada ha funcionado, la fe en Dios es más poderosa que cualquier tipo de ritual.—le dijo German con ele eso fruncido.

—Ok, lo siento, es que estoy muy asustada..

—Ven, dame la mano, cierren los ojos por favor y concéntrense.

—Si…

Aquellas oraciones se hicieron varias veces al día para proteger a Frida, Martín puso todo su empeño en blindarla para que ese espíritu maligno no se le acercara.

—¿Tienes una idea de como detenerlo? —le preguntó German a martín y él le respondió con seguridad.

—Ahora si.




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