Capítulo final

     Mañana es el quinto aniversario de aquella despedida en el aeropuerto. Hoy es el último día donde permitiré que los pensamientos negativos intenten derribarme.

     No alcanzo a entender cómo es que he logrado crecer durante estos cinco años lejos de ti, ¿sabes? Antes, hace tiempo atrás, habría chocado contra una pared que yo misma decidí construir para detener mi avance. ¿En qué momento comencé a despejar el camino que se abría ante mí?

     Tal vez exista la posibilidad de que mis palabras sean malinterpretadas. Tal vez creas que temo haber escogido las decisiones erróneas, sin embargo se trata justamente de lo opuesto: me siento orgullosa de quién me he convertido. Es por este mismo motivo que no logro pensar con claridad mi siguiente movimiento.

     Suspiro. Alzo la mirada y diviso el parque para niños donde tomé asiento, distraída, en busca de un punto al cual observar para perderme en mis conjeturas más profundas. Esto es impedido, claro, por la densidad de criaturas que corretean alrededor de los juegos disponibles para ellos.

     Un flechazo invisible alcanza mi corazón cuando me levanto, dispuesta a huir de aquel sitio al que no pertenezco, con una inesperada pregunta: ¿qué siento por ti?

     Reconozco que se trata de algo más profundo que un simple "no lo sé", por lo que marcho a paso lento, esperanzada de tener el tiempo suficiente para responder aquella cuestión antes de regresar a casa. Un abrigo nuevo me protege de las bajas temperaturas que poco a poco se alcanzan en estas fechas.

     ¿Qué siento por ti?

     Frío. Sí, un sentimiento frío se expande por mi pecho, como si aquella fogata que solías encender en mis noches más oscuras se hubiese consumido hace tiempo atrás. Incluso, me atrevo a confesar, fui yo quien tomé la iniciativa de limpiar las cenizas que allí quedaban.

     Exhalo aire y noto el vapor cálido que se desprende de mis labios. Apresuro el paso para llegar al único sitio que merece ser llamado "hogar" ahora.