El Rostro Prestado. Libro I

Capítulo 42: La Trampa en la Frontera

Alba y Noel llegaron finalmente a la frontera, después de un largo y tenso viaje en el que Alba no dejaba de mirar hacia atrás.

Pero al estar tan cerca de su propio país le daba un cierto alivio. Y además sabía que este viaje era su única salida.

El auto se detuvo frente al puesto de control migratorio. El oficial de migración se acercó al vehículo con una mirada profesional, sin mostrar emoción alguna. Con un gesto firme, les pidió los pasaportes. Alba, con la respiración acelerada, entregó el suyo primero, y luego Noel hizo lo mismo. El chico estaba tranquilo

El oficial comenzó a revisar los documentos con calma, pasando las hojas con la misma indiferencia que un empleado que realiza su trabajo rutinario. De repente, su mirada se detuvo en el pasaporte de Alba. Colocó el pasaporte en el escáner, y al instante, las luces rojas de alerta comenzaron a parpadear en la pantalla del equipo.

- Un momento, — dijo el oficial.

Alba sintió cómo el estómago se le encogía al ver que el oficial sacaba el pasaporte y lo examinaba con más atención. Sin perder tiempo, el oficial levantó el teléfono y habló rápidamente con alguien de la seguridad. En cuestión de segundos, dos agentes de seguridad llegaron al lugar.

El oficial se alejó del auto y se reunió con ellos hablando en voz baja.

- ¿Qué pasa? — preguntó uno de los guardias.

- El número de este pasaporte está marcado como deshabilitado. Es decir esta robado. Necesitamos detener a esta persona hasta que se aclare la situación — dijo el oficial con firmeza, señalando a Alba.

Cuando a Alba le pidieron salir del auto y le explicaron el motivo de la detención, la chica se quedó en shock.

—¡No puede ser! Este pasaporte es mío, es legal. ¡Deben estar equivocados! — protestó, tratando de mantener la calma, pero su voz temblaba con cada palabra.

Pero los oficiales no cedieron.

- Lo sentimos, pero el pasaporte está en la lista de documentos robados. Síganos.

Alba intentó defenderse, pero la situación se volvió caótica cuando los agentes comenzaron a tomarla por los brazos y a llevarla hacia la zona de detención. Fue en ese momento cuando, con frustración y desespero, se dio vuelta hacia Noel.

- Noel. ¡Esto se va a aclarar pronto! ¡No dejes que me lleven! — le pidió desesperada.

Noel, que había estado en silencio todo el tiempo, la miró sin expresión alguna. Se acercó a ella, le dio un beso apasionado en los labios y, como si nada, le puso en frente de la cara la llave del auto.

Alba lo miró incrédula.

—¿Qué vas a hacer?

Noel no respondió, pero su cara seguía imperturbable. No se podía leer nada en su expresión.

Hasta luego, Alba — murmuró mientras se alejaba de ella, sin una pizca de emoción.

—¡Traidor! —gritó la chica.

Alba lo observó mientras la arrastraban hacia el lugar de detención, incapaz de creer lo que acababa de suceder. Su corazón latía con fuerza, pero algo dentro de ella sabía que Noel no iba a esperar. Y, en este momento, él ya no formaba parte de su historia.

Mientras tanto, los oficiales seguían apresurándola, y Alba no tuvo más opción que seguirles, lanzando una mirada llena de odio hacia Noel, que ya se alejaba hacia la zona de migración.

Una vez que la habían llevado, Noel salió rápidamente del edificio de migración. Subió al auto con rapidez, sin pensarlo dos veces, y aceleró a toda velocidad. Volver a su país estaba en sus planes.

***

El oficial de migración, con el pasaporte de Alba en mano, se retiró un paso atrás para revisar los datos con más calma. Decidió hacer una última comprobación, algo más exhaustiva, antes de seguir con los procedimientos normales.

El oficial consultó su terminal de computadora, revisando las listas de personas buscadas. Unos minutos después, apareció una nueva orden de búsqueda en su pantalla. Le llegó un archivo digital con datos de una chica buscada por la policía, aunque la alerta no mencionaba un pasaporte falso, solo algo mucho más grave. El oficial comenzó a leer rápidamente.

El nombre, apellido y foto de la chica aparecieron en la pantalla. Alba Trenton.

Al principio, el oficial pensó que era una coincidencia. Pero luego algo le hizo detenerse. Miró más de cerca la foto que tenía frente a él y, tras un par de segundos de concentración, la verdad lo golpeó. La chica que tenía delante, la misma que trataba de defenderse del pasaporte falso, era la misma que aparecía en la ficha policial. Era la joven buscada por fraude y otros delitos graves, incluida una serie de robos relacionados con empresas de alto perfil.

Con el corazón latiendo más rápido, el oficial comparó la foto con la chica detenida recién, que ahora estaba en la celda.

No había duda. Era ella.

El oficial levantó el teléfono y marcó el número de la policía.

—Comisaría central, ¿en qué puedo ayudarlo? — respondió una voz femenina del otro lado de la línea.

—Soy oficial Rodríguez, de migración. Tengo información sobre una persona que tiene pedido de captura. — dijo el oficial.

—Lo escucho.

—He detenido a la joven buscada. Es Alba Trenton. La tenemos aquí, en migración.

Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea, y luego una rápida respuesta.

—Perfecto. Vamos a enviar refuerzos.

El oficial Rodríguez colgó el teléfono y se acercó a los agentes de seguridad, que estaban esperando instrucciones. La situación acababa de escalar rápidamente. Ahora la joven detenida no solo era sospechosa de fraude, sino que también era una criminal buscada a nivel nacional.

El oficial se acercó a la celda de Alba y la miró a la chica con atención.

No parecía una criminal. Aunque, muchos criminales no parecen de serlo.

Lo que no le cerraba de la situación era que la chica sabiendo que esta buscada trató de entrar al país. O tal vez, ella no lo sabía.

El oficial Rodríguez, mientras la observaba no podía evitar sentir una duda. Ella parecía una chica atrevida, pero no tan peligrosa como estaba escrito en la orden de captura.




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