El sabor de la Navidad

Capítulo 6

Johanna
24 de diciembre del 2014
El olor del horno me hizo sonreír, ¡Era noche buena! Todo debía salir perfecto, saqué las galletas de chocolate, su olor me volvía loca, pero descubrir su sabor me daba aun más curiosidad. Mi altura era bastante alta en comparación a la de mis primas de mi misma edad. Diez años, los cumplía hoy y aunque nadie me felicitó sé que me sorprenderán con algo.
El sol se estaba ocultando y el cielo se tornaba tan anaranjado como el lazo que abrazaba mi pelo, ese que me había colocado mi madre hace tres noches atrás. Miré las galletas, tenía hambre, pero esperaría, esperaría por mamá y papá. Coloqué la mesa con cuidado, todas las copas y los cubiertos ubicados en sus idóneos lugares como me habían enseñado desde pequeña, cuando las cosas estaban mejor. Actualmente no estábamos tan bien, pero no era hora de recordar cosas tristes, ¡era Navidad! ¡Dulce Navidad!
- ¡Johanna! -escuché la voz de mamá y corrí escaleras abajo, me miró y rodó los ojos, tomé aire, hoy no lloraría y no sería una niña fastidiosa, lanzó su bolso al piso y sus tacones junto con él. Rápidamente fui a recogerlos y a ponerlos en su lugar - ¿Qué hay de comer?
-Galletas de chocolate y pastel de naranja, tu preferido mamá -su mano apretó mi mentón con fuerza
- ¿Qué te he dicho yo de esa última palabra? 
-Pero mamá…-sentí su mano impactar contra mi mejilla y mi estómago golpearse contra el piso 
-Ya deja de quejarte y mejor se cómo Johannae -tomé aire para intentar no llorar, pero dolía mucho, me levanté con esfuerzo, necesito que esta Navidad sea perfecta, sea buena y especial- ¡Guácala! ¡¿Qué rayos es esto?!- Miré como caminaba hacia mí con furia y sentí el miedo acelerar mi corazón- ¡Estas galletas están incomibles! ¡Duras y saben pésimo! ¡No haces nada malditamente bien! -siento las galletas impactar contra mi cuerpo, tomo una en mis manos, si estaban duras ¡rayos! ¡no hago nada bien! - ¡Mira escuincla me has enfadado! ¡Desaparece de mi vista! -corro hacia las escaleras, pero me detengo al ver la puerta abrirse, ¡papá llegó! Si lo convenzo de que puedo mejorar la comida, tal vez la navidad mejore.
- ¡Papá, papá! Por favor, prueba mis galletas…-su mano aparta mi galleta con fuerza haciendo que mi cuerpo se tambalee
-No me amargues el día por favor -sentí mi corazón estrujarse, ¿por qué todos me trataban tan mal? Yo no era tan mala-Ven Johannae, vamos-vi su cabello rojo, y sus ojos azul cielo iguales a los míos, ¿era tan perfecta como decían? Sí. Era bellísima y su tez tan blanca como la nieve.
-Hola mamá, te traje una tarta de vainilla-miré a mamá, ella detestaba la vainilla, sin embargo… tenía una sonrisa de oreja a oreja, ¡no entendía que rayos pasaba! ¿por qué con ella era todo sonrisas? 
-Que bien hija, estoy loca por probarla, entra para que te calientes
- ¡¿Qué rayos les pasa?! Hoy es mi cumpleaños y le preparé una mesa hermosa ¡¿Por qué no me pueden dar un poco de amor?
- ¡Tu no debiste haber nacidooo! ¡¿Cuándo lo vas ha entender?!-los gritos de mi madre me asustan, pero me duele aún más esas palabras
-Johanna solo fuiste un error no calculado -mi padre se acercó a mamá sin dejar de mirarme amenazantemente- No deberías formar parte de la familia Snow Bocheli-mis lágrimas corrían con fuerza, ya no lo soportaba, no soportaba más llantos, más peleas, más soledad y dolor, ¡no soportaba otra Maldita Navidad! 
-Mira Johannae tu regalo
-Gracias mami-escuché sus risas y mi corazón se rompió aún más
- Eres el mejor regalo de Navidad-siento un nudo en mi garganta crecer, ella no nació en Navidad y la tratan como si lo hubiera echo
-Eres nuestro caramelito con sabor a Navidad
-Gracias papi, los amo
-Y nosotros a ti cariño
Miré la puerta que daba a la calle, estaba abierta así que no lo dudé, corrí hacia ella ignorando las voces de mis padres, ignorando su última y detestable conversación grabada en mi memoria
-Déjala que se valla, así no hace un favor
-Felix, lo más probable que cuando sienta un poco de frío regrese
-Pues que se olvide de nosotros, se acaba de ir por decisión propia así que no puede regresar y no va a vivir de nuevo en esta casa
-Gracias mi amor te amo…
Miré la nieve alrededor, no volveré, pase lo que pase no volveré, no lo haré hasta no ser la mejor chef de todas, no volveré hasta haber encontrado el Sabor de la Navidad.
27 de diciembre del 2014
El frío calaba mis huesos y el hambre parecía que iba a desintegrar mi estómago, tenía tanta hambre que a veces ni sentía el frío. Miré con pesar una tienda decoraba de Navidad, ¡ja! La Navidad tan horrible que conocía yo, parecía que nadie más la veía.
- ¡Niña ven acá! -miré la señora de la tienda asomarse y llamarme así que fui hasta ella
-Mucho gusto…
-Si, si, si, mira si lavas los platos del lugar te doy un plato de comida-su voz era gruesa y fea, parecía la del ogro de los cuentos, pero no podía juzgar, mi estómago a veces sonaba como un ogro.
-Claro señora-me invitó a la tienda y aunque había un hermoso árbol y guirnaldas por doquier se sentía…
Vacío.
Las manos me dolían luego de fregar varios platos, hacía frío y ahora si que lo sentía. 
-Ya terminé señora 
-Bien, toma tu plato de comida-toqué el pan, un tanto duro y la sopa congelada, sin pensarlo hice una mueca-Sino quieres la comida te puedes largar-negué rápidamente con la cabeza
-Está perfecta, gracias-intenté ingerir aquello lo más rápido que pude, pero sabía asqueroso
-Baff, estúpida Navidad-miré sorprendida a la mujer 
- ¿No le gusta la Navidad? -me miró con una sonrisa fingida 
-La Navidad no existe niña, es una mentira y una farsa, solo se utiliza para llamar a clientes, pero no sirve de nada, no es milagrosa y no es hermosa, y Papá Noel no viaja en su trineo para darte ningún regalo, eso ya deberías saberlo-me miró de arriba abajo y la entendí, llevaba sin bañarme 3 días, sin comer y con frío, mi corazón se estrujaba cada vez que recordaba los gritos y las peles, y entonces entendí que, la Navidad no estaba resultando nada bonita.
3 de enero del 2015
Caminaba sin rumbo, ya había pasado la Navidad, tal vez mi suerte mejoraría, entré a otra tienda, era muy bonita, aunque bastante sencilla, solo estaba la dependienta así que no dudé en acercarme 
- ¿No están solicitando una mano más para lavar platos? -la mujer me sonrió 
-No, pero ¿te interesaría ayudarme a realizar mis pasteles? -retrocedí rápidamente, esta mujer se veía muy amable pero mis pasteles seguro la alterarían 
-No, no sé hornear bien-me miró con curiosidad y no entendí porque 
-Solo me ayudarás a sostener algunas cosas y como paga te daré comida y un lugar para dormir-la miré sorprendida, ¿comida y lugar de descanso? Haría cualquier cosa por eso
-Si, si la ayudaré
-Bien, soy Mima-asiento, aunque me resulta un poco cómico ese nombre- Me alegra que te quedes, ven, primero debemos batir y tu echarás este chocolate delicioso-sonreí, por fin sentí un rayito de esperanza, la Navidad era horrible, ya lo había experimentado, pero eso ya no me importaba, ya no deseaba encontrar el sabor correcto de la Navidad, solo deseaba dejar mi pasado atrás.




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