Charles
3 de enero del 2015
-Charles, hoy cumples 11 años, ¡vamos! ¡levántate de la cama! - escuchaba la voz de mamá a través de la puerta, pero no deseaba salir- Hijo, voy a abrir la puerta, no puedes seguir así
- ¡Si abres esa puerta me escaparé y no me volverás a ver!
-Hijo, debes entender, que el choque fue un accidente- la veo pasar a mi cuarto y la furia crece en mí
- ¡Que salgas!
-Hijo, tu tío vino a verte
- ¡No quiero verlo!
-Pequeño -veo su cabellera rubia
- ¡Vete! ¡Vete! -corro hacia él y lo empujo con fuerza
-Charles
- ¡No me trates como a un niño! ¡Si me hubieras dejado ir adelante mi hermano no estaría inválido!
-Charles, ¡¿crees que me hubiera gustado que te pasara lo mismo?! ¡Yo también estoy sufriendo!
- ¡Tú tienes la culpa! ¡Maldita sea!
-Escúchame bien-mi padre entró en la habitación y lo miré con furia -No estamos para tus niñerías, vamos a ir a una dulcería y escogerás lo que más te guste.
- ¡Si tanto te molesta que hoy cumpla años ignórame! -intento correr por su lado, deseaba esconderme de todos, pero su mano agarró fuertemente mi brazo, y entre empujones obligados me llevó al auto, no dio tiempo a que nadie viniera y no hacía falta, ¡Odio la navidad! ¡Odio este maldito día! ¡Odio a mi tío! ¡Los odio a todos! El carro se detuvo una hora y media después y yo suspiré cuando mi papá habló
-Hijo, a mi no me molesta que cumplas años hoy, me molesta tu comportamiento-muerdo mis mejillas desde el interior furioso- Nadie tiene la culpa en esos accidentes, solo podemos agradecer que tu hermano esté con vida-siento mis dientes chirriando, ¿cómo lo puede decir tan fácil?- No entiendes la suerte que tenemos porque aun eres un niño pero no tenemos a un niño en coma que no habla ni pestañea ni come, tenemos aun a Chadd y tiene probabilidades de recuperarse hijo, no con la rapidez que deseáramos pero hay esperanzas-abro la puerta del carro y me mando a correr sin importar los gritos de mi papá, intento mirar hacia todos lados ¿dónde rayos puedo esconderme? ¡necesito escapar! Veo una tienda muy bonita, y lo mejor es que no se ve el interior solo se ven los cristales negros, aunque alumbrados con guirnaldas de varios colores, así que corro hacia ella con todas mis fuerzas
- ¡Buenos días!
-Buenos tardes mejor dicho jovencito-veo a una mujer mayor sonreírme cariñosamente- Pasa, ¿se le antoja algo en especial? -miro todo a mi alrededor, no hay nadie, absolutamente nadie
-Mmm…-me acerco rápidamente a donde está la señora- Necesito esconderme de mi padre
- ¿Por qué?
-Hoy es mi cumpleaños y no lo quiero ver, por favor escóndame-la mujer suspira
-Bien, pero sabes que, si viene preguntando por ti, no podré ocultarte aquí para siempre, me metería en un problema-asiento rápidamente
-Solo deseo estar a solas unos minutos-ella sonríe un poco
-Bien, puedes ir a las cocinas y comer lo que desees-asiento rápidamente y voy hacia donde me indica, suelto un suspiro mientras me siento en el primer lugar que veo y siento las lágrimas descender con fuerza ¿por qué le tenía que pasar esto a mi hermano? ¿por qué el maldito conductor del camión salía ileso? ¿por qué mi maldito tío no dejó que me sentara al frente? ¿por qué la maldita Navidad no era milagrosa?
- ¿Estás bien? -me sorprendo al escuchar una voz tan dulce como las cerezas
-Mmm…-seco mis lágrimas rápidamente- Sí
- ¿También viniste pidiendo lavar platos? -la miro confundido
-Hee, no-es una chica hermosa, tiene un bello cabello rojizo y su piel es tan blanca como la leche, está muy bonita, aunque su ropa es bastante sencilla- ¿Tu sí?
-Sí, pero conseguí algo mejor-alzo una ceja confundido
- ¿Algo mejor?
-Sí, me va a enseñar a hornear y seré toda una chef-me río
-Para ser chef hace falta más que saber hornear-me saca la lengua mientras le coloca merengue a una mini tarta de cerezas que está haciendo - ¿Por qué cerezas? -se encoge de hombros
-Supongo que nunca las he probado y me llaman la atención
- ¿No las has probado? -ella niega repetidamente con la cabeza- ¿Cómo vas a hacer una tarta de algo que no sabes si te guste o no?
-Esta no es para mí, es para Mima
- ¿Mima? -pregunté mirando con que delicadeza colocaba las cerezas y luego unos sorbetos de lo que parece ser fresa
-Si, la mujer que me acogió
- ¿Eres huérfana? -se encoge de hombros, sonrío, es muy reservada
-No, pero a partir de hoy sí-suspiro, al ver como su mano empieza a temblar, tomo su mano derecha y hago que el sorbeto quede en diagonal, tal como estaba colocando las demás
-Si no es para pedir trabajo…-sus ojos azules como el mar me escudriñan profundamente- ¿Por qué estás aquí?
-Huyendo de mi padre, es mi cumpleaños y no lo quiero ver-ella sonrió y no la entendí
-Yo cumplí once el 25 de diciembre y también hui de mis padres, ellos gritaban y peleaban mucho, no me querían, ¿tus padres te quieren? -la miro fijamente ¿cómo puede hablar tan serena de ese tema? ¡Tiene mi misma edad!
-Si me quieren, pero…
-Entonces te aconsejo que regreses-miro su sonrisa de medio lado, ¿por qué es tan bonita? Aparto eso de mi mente inmediatamente y elevé sin querer un poco la voz
-No sabes porque me escapé-me miró y me brindó un chocolate blanco
- ¿Tu madre siempre espera que seas perfecto? -niego con la cabeza pensándolo bien mientras acepto el chocolate
-Mamá me acepta con mis defectos
-Bien por ti-la miro fijamente y sus ojos azules me roban el aliento completamente- ¿Tu padre prefiere a tu hermano o a tu primo siempre por encima de ti?
-No, él siempre nos trata igual, ¡es algo normal! -doy una mordida al chocolate y sonrío, ¡que delicia!
-No lo es- me da un batido de chocolate y lo tomo al segundo- Si lo que me dices es verdad, entonces no tienes motivos para irte -resoplo frustrado
-Que mis motivos sean distintos a los tuyos no significa que no sean válidos-ella suspira mientras toma el mini pastel y lo lleva a un refrigerador, estaba muy bonito estéticamente, sin embargo, no podía opinar nada del sabor.
- ¿Cuáles son tus motivos entonces? -se sienta frente a mí y me distraigo viendo el lunar que adorna su cuello- Psss
-A, mmm, pues tenía un héroe, pero resultó no ser tan bueno como yo creía, y ahora no sé como enfrentar eso
- ¿Lo admirabas mucho verdad? -veo como agacha la mirada y por primera vez en estos días siento que alguien me entiende
-Sí, deseaba hacer todo lo que él hacía, caminar como él, ser chef igual que él, deseaba ser igual a él cuando creciera-la chica suspiró de pesar y yo junto con ella
-Pues hazlo-la miro confundido y ella se encoge de hombros- Sigue con tus planes, pero hazlos aún más grandes, si es chef, estudia y sé mejor chef que nadie, si el camina bien, aprende a caminar mejor, no hay nadie insustituible ni insuperable, créeme
-Supongo que lo tendré que hacer, no suena nada mal-la chica sonrió y yo la imité -Soy Charles-tendí mi mano y ella la aceptó rápidamente mientras se encogía de hombros
-Soy Hannah
-Bonito nombre -aunque sabía que estaba mintiendo, el movimiento de su hombro la delataba, pero tendría sus razones para mentir
-Gracias-fue hacia el refrigerador y sacó la tarta que hacía minutos había introducido- Como has sido amable creo que Mima no se molestará si te doy mi tarta y luego le hago otra a ella-me la tiende y sonrío
-Muchas gracias Hannah -la pruebo y sonrío, va ha ser una gran chef- El sabor es delicioso, tienes futuro para la cocina sin duda
-Tu seguro que también, no lo dudes, nunca dudes de ti-sonrío y asiento, me termino la tarta y me levanto. Le pediré a mi padre estudiar cocina en Europa y saldré adelante solo. Seré un gran chef, no por mi ex héroe ¡Lo seré por Hannah! Ella se encuentra en una situación igual de compleja que la mía y aun no se ha dado por vencida así que, ¡yo tampoco me rendiré!
24 de diciembre del 2024
Sonrío cuando todos esos recuerdos pasan por mi mente, era apenas un niño, pero ella fue y es mi primer amor. Intenté buscarla cuando regresé de mi escuela de Italia, pero lamentablemente no estaba en aquella tiendecita de pasteles. Dejo de pensar en eso y me concentro en esa chica que baja junto a mi madre en un vestido de escote de corazón en degradado de varios colores. Su cuerpo empieza a ser envuelto por en el blanco en sus pechos hasta su fina cintura, se ve simplemente hermosa, el vestido desciende en azul mar como sus ojos y termina en un rojo tan hermoso y vivo como su cabello, ¡rayos! Mi madre si se esmeró. Sus tacones eran blancos, aunque solo se podían atisbar por la rajeta del vestido que iba desde la rodilla hasta el suelo. Su cabello rojo iba gloriosamente suelto y se veía magnífica, no sé por qué, pero mientras más se acercaba a mí, su sonrisa más se ampliaba, ¿qué le habría dicho mi madre? Su rostro no se encontraba maquillado al extremo y eso lo agradecía, sus labios rojos eran los que más resaltaban y valía la pena. Valía la pena solo haber ido a esa fiesta para observarla, por fin llegó a donde estaba y tomé su mano para colocar un beso en su torso haciendo que extrañamente se sonrojara. No entiendo porque está reaccionando así, pero me encanta.
-Hijo te ganaste la lotería con Hannah-sonrío a mamá
-Lo sé-beso la coronilla de mi madre y cuando la suelto ambas tienen una sonrisa tan hermosa que me quedo prendando de esa felicidad que se puede apreciar a simple vista- ¿Me concede el honor de esta pieza? -miro a Hannah y esta asiente rápidamente, tomo su mano y la llevo a la pista, se ve simplemente perfecta.
- ¿Por qué estás tan sonriente? -remoja sus labios y mis ojos se quedan prendados en esa imagen
-Así que te llamas Charles-frunzo el ceño
-Si ¿Y? -hago que su cuerpo de una elegante vuelta que la hace reír
-No me recuerdas-la miro confundido, aunque no dejo de guiar el baile suave
- No te entiendo -miré su sonrisa de lado y un recuerdo llegó a mi mente, busqué sus ojos mientras mis pies aun intentaban seguir el ritmo. Su azul indiscutiblemente era el mismo, el mismo que vi hace 9 años en aquella niña que no tenía nada excepto sueños y esperanzas. Miré su cabello tan rojo como lo recordaba, ¿era siquiera posible? ¡Tenían el mismo nombre! ¡¿Cómo no me había dado cuenta antes?! ¡Rayos! Mis pies se detuvieron al ver el lunar en su cuello.
- ¿De verdad eres tú? -miré sus labios tan rojos extenderse en una sonrisa tan hermosa que sentí como mi corazón se aceleraba incontrolablemente.
-Si Charles ¡soy yo!
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Editado: 01.01.2024