El sabor de la Navidad

Capítulo 10

Hannah
Vi la sorpresa y la alegría en el rostro de Charles enterneciendo mi corazón. ¡Estaba feliz de verme! ¡Éramos apenas dos niños cuando nos conocimos, pero nunca me olvidé de él! Sonreí verdaderamente feliz cuando me acercó a su cuerpo y me impulsó hacia arriba para seguir bailando
-No lo puedo creer 
-Créelo-acaricio sin querer su cuello y veo como su piel se eriza, miro sus ojos y los veo tan oscuros y tan brillosos que siento como los latidos de mi corazón se desembocan 
-No me tientes demasiado Hannah-siento su aliento en mi oído- Me estoy conteniendo -me da otra vuelta y me río, estaba tan concentrada en su voz y su tacto que por poco me caigo- ¿Estás bien? -asiento rápidamente mirando sus ojos preocupados 
- ¿Es raro que no quiera que te contengas? -sus manos aprietan mi cintura con fuerza mientras detiene nuestros cuerpos sin dejar de mirar mis labios
- ¡Me encanta lo raro! - acerca sus labios a los míos, pero una voz impide que se junten 
- ¡Johanna! -miro sorprendida hacia el lado para toparme con nada más y nada menos que mi amada hermana 
- ¡Wau es una sorpresa que me recuerdes! -me río en su cara y aunque nadie está entendiendo absolutamente nada me importan tres pepinos, intento irme, pero agarra mi muñeca con fuerza haciendo que Charles se tense a mi lado
-Johanna, te he buscado por más de cinco años -la miro escéptica
- ¿Para qué exactamente? 
-Yo…-alzo mi mano para que se detenga 
-No me importa, ni me importará- me suelto de su agarre y bajo del escenario sin importar que todos nos miren. Charles intenta hacerme sentir protegida abrazándome con su brazo en mi espalda y lo consigue, aunque no sé dónde rayos meterme para dejar de ser el centro de atención sin embargo un suceso más curioso que el mío llama la atención de todos los presentes, incluso siento como Charles se tensa a mi lado, busco sus ojos, pero estos se encuentran enfocados en un hombre que baja las escaleras con una hermosa mujer a su lado -Charles, ¿estás bien? -no hace nada pero veo como de sus ojos descienden lágrimas, intento entender pero no sé como puedo ayudarlo, el hombre tiene una hermosa sonrisa y lo único que atina Charles a hacer es ir corriendo hacia él. Sonrío un poco cuando veo como lo abraza con una fuerza desmedida y con una alegría para nada fingida. Ambos lloran con fuerza, pero no dura mucho pues otro hombre, algo más mayor, se une al abrazo.
-Es su hermano-miro hacia el lado y veo al señor Mich sorprendida -Me alegra verte
-Igualmente señor -miro nuevamente la escena y cuando miro a Mich veo sus ojos aguados - ¿Está bien señor? 
-Soy su tío después de todo- repaso en mi mente lo que conozco de Charles, se más de su niñez que de su vida actual, así que es fácil atar cabos. Mich era su héroe, su tío y su ejemplo a seguir, sin embargo, algo pasó para que ese odio surgiera en Charles.
- ¿Y qué pasó para que te odiara desde niño?
- Tuvimos un accidente de auto hace 10 años-suspira con pesar- Chadd quedó inválido y nadie más sufrió ningún daño-miro como Charles llora con todas sus fuerzas- Charles era un niño y yo lo entiendo, pero me ha alejado de su lado todos estos años, entiendo su rencor pero el castigo que sufrí, el sufrimiento y el dolor que yo sentí nadie más lo sintió, yo quería a esos dos niños como a mi alma, eran como hijos míos. La verdad esa ha sido la peor Navidad de todas, no sabía qué Chadd podía caminar, obviamente como es Chadd siempre tan divertido quiso dar una sorpresa, pero aún si Chadd se recupera es casi imposible que Charles me perdone, nunca ha dado su brazo a torcer y la verdad yo ya me cansé.
-Pues si ya te cansaste creo que no debes pensar más en eso-tomo un sorbo de mi copa- Pero si aún quieres arreglar algo, aunque sé que ese accidente no fue por tu culpa, inténtalo una vez más-coloco una mano en su hombro para darle ánimos- Inténtalo en esta Navidad- me encojo de hombros deseando que esta Navidad sea diferente- Solo inténtalo- miré como Mich iba hacia Charles, su hermano y el que creía era su padre, esos tres hombres miraron a Mich y sin decir una sola palabra, sin querer alargar más el momento, todos se fundieron en un abrazo, en un abrazo tan sentido, de restauración y de perdón. Eran familia, una familia que una navidad destrozó, pero que ahora otra navidad volvía a unir con más fuerza y más amor. Vi a Charles hablar con Mich entre lágrimas y mi corazón se rompió, deseaba poder consolarlo y enloquecía por tenerlo entre mis brazos.
Vi a Charles caminando hacia mí y sonreí, sonreí cuando vi sus ojos brillando de nuevo, con ese brillo tan especial que faltaba y que nunca había visto. Me dispuse a ir hacia él, pero una mano me jaló hacia el lugar contrario, intenté zafarme, pero su fuerza era mayor que la mía. 
- ¿Puedes hacer el favor de soltarme? -entramos a un balcón y me solté furiosa- ¡No eres nada mío! ¡no eres mi hermana! ¡no eres mi familia! -la señalé con furia- ¡No quiero saber nada de ti, ni de tus padres! -grité sin poder contenerme, la nieve caía con fuerza haciendo el panorama aún más siniestro.
-Debes escucharme-intenté caminar hacia la puerta, pero su cuerpo me lo impedía-¡Yo era una niña como tú! No sabía qué rayos estaba pasando-tomó mis manos entre la suyas y aunque quise alejarlas no pude- ¡Tú aún no sabes nada! Por favor, escúchame un segundo -apretó mis manos con tanta fuerza que dolió- Solo te lo pido
- ¡Bien! te escucho, pero no quiero que te me acerques- ella se alejó de mí inmediatamente y pude sentir el frío calando mis huesos, ella suspiró mirando al cielo y de repente me miró
-No somos hermanas, yo si era hija de quienes ya tú sabes, pero tú no- me reí ¡rayos! eso era lo mejor que me podían decir, ¿ahora era adoptada? Jajaja, debería alegrarme, pero no me alegraba. No le creía una sola palabra, sería idiota creerle a esa hermana que nunca me quiso, que nunca me dirigió ni siquiera una palabra.
-Puede que no me creas pero te trajeron a la casa cuando eras una niña de meses, mi madre nunca tuvo panza, ¡nadie en nuestra familia tiene el pelo rojo por si no te has dado cuenta! Mis padres murieron en una caída de avión y descubrí que eras hija de la hermana de mi madre, que había muerto junto a su esposo hace años en un accidente de auto, al descubrir que mis padres eran unos estafadores y unas personas sin corazón, sufrí y te busqué para decirte la verdad, no necesito dinero -me miraba intentando convencerme- Solo necesito estar en paz conmigo misma, aunque tal vez no me creas, tú eres dueña de empresas y de varios terrenos y todo eso te pertenece, por favor te pido que no deseches mis palabras a la primera solo deseo que en algún momento nos podamos tratar, no como hermanas pero sí como gratas conocidas.
- ¿Entonces mis padres murieron? -ella asintió y yo suspiré 
-Lamentablemente sí y los sustitutos nunca te lo quisieron contar porque tenían miedo de que cuando crecieras tú los desheredarás y al final no sacaran ningún provecho de nada. 
-Digamos que te creo, pero aún me parece irreal
-Y no lo dudo, pero debes creerme- la puerta del balcón se abrió y Charles entró por ella claramente preocupado 
- ¡¿Qué rayos pasa Johannae?!
-Charles, ¡ella es mi hermana perdida Johanna! - Charles me mira confundido y yo suspiro
-Mi nombre verdadero era Johanna, pero lo cambié a Hannah, no quería tener nada que ver con mi pasado
-Por favor, cree lo que te dije
-Mira, debo pensar, no puedo con todo al mismo tiempo
- ¿Puedes dejarnos a solas Johannae? -esta asiente sin estar convencida y se marcha a petición de Charles-Bien, Hannah-toma mis manos suavemente y suspiro, no quiero recordar el maldito pasado- Conozco a Johannae y sé con cuanto empeño te ha buscado, creo que deberías darle una oportunidad
-Pero…
-Yo le di una a Mich y creo que va ha salir bien-sonrío un poco 
-Es distinto
-Es lo mismo-suspiro
-Que asco de pasados y de secretos- Charles sonríe mientras se encoje de hombros 
-Al menos estamos juntos ahora-miré con deseo sus labios, deseaba que me besara y yo deseaba besarlo, pero sabía que algo lo impediría, acarició mi cuello acercándose, entreabrí mi boca, pero la puerta se abrió de nuevo haciendo que me riera, ¡lo sabía! Miramos hacia la puerta y vimos a la madre de Charles preocupadísima así que fuimos rápidamente hacia ella.
- ¡El pastel se cayó! -Charles me miró y ambos nos empezamos a reír
-Mamá tranquila, ¡Es Navidad!, aquí tienes dos chefs que encantados te harán un gran y hermoso pastel.




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