No luchar por lo que quieres solo tiene
un nombre y se llama perder
Beret
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Solo era necesario algo para hacerle entender su verdad
~~Samuel~~
Sentí unas ganas de quemar a Edward vivo, yo elegí salvar a Luna, yo era quien merecía ese beso.
Si piensa liderar encima de su error mejor que esté en la cárcel, le dejé, sola.
No pude estar constantemente atendiendo a Luna, ya me daba igual. Mi orgullo no me venció y dejé alguien que la guíe a su locura, al lugar donde debe estar, quizás no era tan fuerte como creí.
Envié una versión infantil mia para amortiguar su situación, no había sentido nada desde que estaba vivo y creo que Luna podía ser lo primero. No podía enamorarme después de la vida.
No era posible, ella es simplemente Luna y yo tengo mis estatutos, mis principios me obligan a no ser feliz,ni divertirme.
Ya era hora de vengarse del Sacramento, he sido utilizado durante todos mis días después de muerto.
El Sacramento no es cuestión de juego, la entrada es con la muerte y la salida también. Después de todo no era lo mejor.
¿Dones?
—Si
¿Vida?
—No
No existía ya mi versión de antes, aquel nombre que juré destruir. Aún lo recuerdo, trasnochando observo el cadáver de mis hijos, Carol y Tander y aún veo a mi amada esposa, Kina Anchester, muertos.
Murieron por mi.
Al menos eso creí. Todo ocurrió la noche de mi infarto. Tras entrar en el largo sueño, me llamaron al Sacramento, una oferta de revivir con poderes a cambio de matar.
Solo era eso. Matar.
Tras aceptar la propuesta decidí introducirme dentro de la mente de Carol y provocar su suicidio. Me convertí en un parásito de la vida de Kina y Tander, perdieron el juicio y llamaron vida al asesinato, pero entonces les ordené a saltar de una ventana de la comisaría. A su madre Lavanda Anchester le aporté la sabiduría necesaria para entregar pistas a la policía y dejarle morir en paz.
Nunca entendí porque el Sacramento era me destruyó mis recuerdos y después me entregó ese don a mí.
Mi antiguo nombre solo me lo puede hacer recordar el profesor. Aquella criatura sin cuerpo fijo. Fue elección mía ser un sacramentado y ahora para salir de ahí era Luna quien ocuparía mi lugar.
Pero yo no sería más Samuel y saldría de este mundo sin...
Vida —pronuncié bien claro en alto
Era vida lo que tenía Luna y era lo que le iba a arrebatar de sus manos.
La puerta a la que iría Luna la mataría; pero ya ella sabía matar. A uno de esos hombres les haré tener el rostro y el cuerpo de Edward. Llenaré su cabeza de tormentos y vendrá a mi suplicando que le mate
Para que pronuncias vida —susurró Julia mientras pensábamos como acabar con el Sacramento
—Nada —expresé rápidamente
—Para acabar con el Sacramento es necesario conocer como empezó —agregó Julia con un tono certero —no sabemos nada
—Puedo entrar en su mente —no supe que decir pero entre mis dones alguno serviría —. ¿Quizás ayude?
—¿En la mente de quién? —interrogó molesta
—Del anciano —intercedí antes de que terminara su frase —Hay que entrar en la gran asociación
—No queda de otra —susurró en mi oído mientras cruzamos miradas
— Vamos
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Luna —me quedé traumado cuando le vi —¡Alto!
Estaba entrando en una puerta de lamentos, uno de esos artículos del Sacramento para hacerte sufrir con lo que más amas y sentirte que lo pierdes todo
Me dirigí mientras Julia me siguió, no cruzamos palabra alguna hasta entrar. Todo era raro, no había nada, solo estaba Luna, en el fondo. Corrí para alcanzarle tan rápido como pude y el llegar sus ojos tenían unas humedas y espesas lágrimas, eran de sangre y expulsaban un olor agrio. Llevaban tiempo en sus ojos. Su corazón no latía y su mano estaba tan fría que no se comparó a mi temperatura corporal.
Mis ojos cambiaron su color y se tintaron de un pardo grisáceo que condensaba mi lamento hasta que rompí en llanto.
Era un llanto bien alto, como el de un niño, llené aquella puerta con gritos y quejidos muy altos y fuertes. A mi alrededor ya no estaba Julia, cargué el cadáver y me lancé hasta la puerta. Antes de llegar algo me chocó la mandíbula con un puñetazo.
Era Edward, con esparadrapos en sus nudillos y sus brazos llenos de sangre. Instantáneamente él le besó y ella volvió a la vida, por arte de magia.
Era la puerta, la puerta me propagó mis miedos y los hizo reales ante mi.
¿ Entonces...?
¿Dónde estaba Luna?
Escuché un grito de lejos y allí estaba ella, con un maniquí en el suelo, con una puñalada mientras ella lloraba y sollozaba lo que comprendió por error.
Le dormí y la saqué tan rápido como pude de allí hasta encontrarme con Julia. Nunca sabría lo que acababa de hacer, pero si con Edward es feliz, mi anhelo es que encuentre felicidad.
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Al despertarse Luna sus ojos ya no expresaban oscuridad, al contrario, se veía certera y un poco desconcetada.
—¿Dónde esta Edward?
—Bien —asentí mientras dudaba mis palabras —escúchame Luna, quizás yo no haya sido tu mejor impresión en esta vida, pero aquí permaneceré siempre para enfrentar tus adversidades
—Samuel aléjate —perdí la noción de mi dulzura —vi a Edward muerto y ayer maté por primera vez, no te basta atormentar ahora mis sentimiento tambien
—No es eso —expresé sufriendo —no fue mi intención
—Edward nunca haría eso — gritó mientras sus padres entraban a la habitación
—¡Luna! —quedó atónita ante aquel encuentro