El Sacramento

Capítulo XI

Ya hemos llegado.

     Fue como entrar en otro mundo.
   
                                          Dan Brown

   
          ****

       Olvidé cuan oscuro es mi pasado
     Creyendo que el oscuro era Samuel

           ~~Luna Midnigth~~

 Busqué un libro de portada roja de cuero, con hojas sucias y antiguas, casi desprendidas. Me prohibieron solamente mirar el libro y me encontraba con el ahora en mis manos.

La portada tenía unas gotas de sangre en cada espacio. Había escrito unas palabras en otro idioma decían: BLUT, 
Sabía claramente que era para sangre, tenía un mecanismo raro que solo funcionaba con la temperatura, densidad y espesor de la sangre. Justo en una casilla estaba la forma de un dedo que evidentemente era el de la sangre.

Corté mi dedo índice con una navaja de lápices, al introducirla en la piel me dolió, la sangre brotó instantáneamente y coloqué mi dedo encima del molde.

Un sonido raro estremeció mi dedo y era más que un mecanismo antiguo succionando mas sangre de mi dedo. Sentí un dolor tan intenso que solo pude hacer una cosa: llorar

  Al rato pudimos abrir el libro y mi dedo estaba violáceo, sin sangre, no podía moverlo y estaba ensangrentado. Lo introduje rápido en alcohol y comenzamos a leer el libro.

  La primera página estaba bien clara, decía la palabra: Euphödigreg, el apellido de los padres de mi padre.

  La segunda hoja se nos desprendió y escuchamos un sonido extraño y extravagante después de separarse la hoja del lomo del libro.

  Este decía:

   Nuestra familia surgió con la unión del alemán Euphög y la italiana Igreg, ambos se casaron y esposaron una nueva familia pobre

   Al pasar la página encontramos otro párrafo:

    Era un cantero y una ama de casa aquella familia, pero el alemán no quería una vida de miserable y se dedicó a ser un mercader de telas mientras que ella comenzó a trabajar en un telar

   La tercera página era más extraña de lo que pensé:

     Eran los mismos pobres y desdichados que unieron dos países que ni les conocían. Pero pedían más y emigraron hacia América, decidieron mejorar su vida y entre la locura de ambos crearon aquello que hasta hoy se le llama ...

     Ahí terminó inconclusa la página, pero al continuar nada estaba escrito hasta el final y volví a desplazar hasta el ultimo escrito. 

      Vi algo.

       Mis ojos se oscurecieron nuevamente y logré ver unas letras concluir el tercer párrafo y juraría que también vería las demás
  
Edward bésame —ordené

  No se abstuvo a la acción y me besó apasionante y romántico, mientras más pasaba el tiempo más ilusiones tenía con el hasta que recordé el escrito.

   Me separé de él rápido como pude y pude ver la palabra que concluía el tercer párrafo:

   Eran los mismos pobres y desdichados que unieron dos países que ni les conocían. Pero pedían más y emigraron hacia América, decidieron mejorar su vida y entre la locura de ambos crearon aquello que hasta hoy se le llama Sacramento.

    Me quedé estupefacta y decidí mirar la otra página y continuar leyendo en voz hasta para que Edward me escuchara:

    Los ojos de la chica eran raros mientras que él era un asesino de segunda y así juntaron sus vidas y dieron paso a un hijo, quien llamaron Euphödigreg.
    Sus dones se fusionar y el engendro veía más con sus ojos que su madre misma, asesinaba más cruelmente que su padre y colocó nombre a su hijo con su esposa: Algar Euphödigreg
     Algar se encargó de unir vasallos al Sacramento hasta morir y dejar un legado, tres hermosas hijas y un varón. Las hijas eran las mujeres más hermosas de su poblado mientras que el hijo era el ser más varonil que tuvo la familia. 
      Nunca se supo con exactitud quien engendró a los otros hijos, quizás fue la unión de esas hijas con su hermano, quizás fueron honorables hombres del Sacramento o tal vez no fue nadie
      La ciudad creció y todo fue un asentamiento de asesinos felices hasta la rebelión 
      Un fuego tan grande se vió desde lejos, las antorchas de los oponentes. Los enemigos éramos nosotros y no nos quedó de otra que ocultarnos.
       Todos usamos los ojos y nos convertimos en vacío y soledad, hasta los días de hoy, vacío y soledad.
       El Sacramento no solo intercedió en humanos, también habían seres extraños que nunca supimos de donde provenían aunque...

¡Luna! —escuché una exclamación muy fuerte desde fuera de mi cuarto —¡Abre ahora o llamaremos a los padres de Edward!

Era mi padre, escondí ese libro tan rápido como pude debajo de mi cama y abrí la puerta.

—¡Fuera de mi casa! —gritó a Edward —deja a Luna en paz y no la atormentes con tus tabúes

Mi papá nunca me enseñó afecto hacia él, ahora mismo estaba sangrando su nariz y no sentí necesidad de ayudarle. Temblaba y sudaba y expulsaba por la boca un líquido espumoso que me causó cierto temor y entonces comprendí necesaria mi ayuda.

  Al acercarme sus ojos se tornaron oscuros y sombríos pronunciando unas últimas palabras antes de su muerte:

—el libro te destruye —escupió una mezcla de sangre con saliva —no leas

Sus ojos se cristalizaron de tal manera que vi necesarios cerrarlos y llamar a mi madre. Mi padre había muerto y ahora era yo sola con una mujer sobreprotectora, un seminovio o algo así, una amiga loca y un asesino.

¿Raros mis amigos no?

       ****

Mi madre llegó instantáneamente que le llamé mientras que Edward solo miraba entonces decidí llamar a la policía y advertirle a Edward que nadie se puede enterar nada de lo del libro.



#7392 en Thriller
#4134 en Misterio
#2922 en Suspenso

En el texto hay: misterio y ficcion

Editado: 04.02.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.