El sacrificio del Dragón

Leyenda 4

Ahora que solo debía esperar a Isogai, debía de ayudar a Mori a ser más humano. Si lo que quería era nunca dañar a nadie más siendo un dragón lo haría.

Mis pensamientos me distrajeron un poco en lo que subíamos a un espacio diferente a la cadena de cuevas dentro de los restos del antecesor de Mori.

-Aquí estarás a salvo del dragón-mencionaba mientras cogía un cofre de en medio de lugar cubierto en arena.

-Gracias-Contesté ensimismado con tan encanto que irradiaba dicho sitio, mi lado curioso preguntaba como era que el hueso pudo erosionarse hasta ser tan sólido, en eso pude ver que Mori se alejaba-Mori espera...aquí no hay nada, solo es una estructura vacía, ayúdame arreglando un poco.

-Es una obligación hacerlo?-preguntaba no muy convenido, debo de armarme de paciencia, él apenas entiende lo que es ser humano...

-Soy tu Vyshe y tu mi Uchenik, por lo que esta es una de tantas lecciones que te daré, el ayudar a otros forma parte de tu humanidad, torpe!

Sin poder argumentar mi autoridad como su superior, volvimos a bajar a la costa, si lo que quería era tener un lugar acogedor en el que de verdad pudiera descansar al menos un momento debía de tener a la mano al menos unas cosas, era ahí dónde agradecía la fuerza de Mori para ayudarme a sostener trozos enormes de madera que yo solo no podría cargar.

-Las personas tienen un vida bastante agitada-contestaba acalorado Mori mientras se recargaba en un cofre. Para mi fortuna había encontrado prendas en algunas de las cajas que comenzamos a subir, entre otras cosas.

De a pocos, el sitio que antes se mostraba vacío y sin mucha gracia además de la estructura misma, comenzaba a tener color.

-Estas telas servirán, mira!-mencionaba con euforia, creo que no me di cuenta en que momento no me perdía la vista aun atando un par de palos con una soga.

-¿Qué sucede?...es mi cabello?-preguntaba en lo que mi razón volvía a la cabeza

-No!...eso no impide que seas apuesto-ese comentario hizo que la cara me hirviera, sin embargo no dejé que eso me hiciera sentir extraño

-Torpe no es para tanto, ya me crecerá de nuevo, lo que es más, es relajante no tener que llevarlo tan largo-luego de dar vueltas por acomodar unas cosas, me senté a su altura mientra él terminaba de anudar los palos con la soga.-¿Sabes? Me das un poco de envidia

-¿Por qué?-se detuvo y me preguntó

-Pues, tienes la facilidad de volar al ser un dragón; ir a dónde tu quieras , hacer lo que tu quieras. Nunca he estado en ninguna parte...

-Yo tampoco,Vyshe-su respuesta me dejó sorprendido y me giré rápido a mirarlo levantarse.

-¿Cómo es eso?-mi pregunta era un motivo para saber por qué su semblante gentil de hace unos momento se tornó nuevamente turbio y lejano.

-Significa que...toda mi vida he estado aquí, nunca he querido soltar al dragón

-Entonces...los dos volamos por primera vez?

-Si, por primera vez Vyshe...

Pude ver de nuevo ese brillo que describía lo humano y frágil que puede ser; a pesar de ser anormalmente más alto que yo, poseer tal fuerza y poder sobre él, no es más que un niño que pide ser atendido ante la nula prueba de su existencia.

Y de nuevo invadía en mi, ese sentimiento de querer cuidarlo y guiarlo hacia su humanidad para no dejar que sucumba al llamado del dragón. Sus acciones me hacían ver lo que nadie pudo dadas las leyendas que rodeaban a los suyos...

Luego de eso paseamos alrededor de la isla, compartiendo nuestras experiencias, a lo que una de mis dudas llegó en forma de pregunta mientras estábamos en la costa.

-¿Y el dragón puede volar lejos?-pregunté agotado recostado en la arena.

-Muy lejos Vyshe, el viento nos ayuda, te lleva a donde quieras...posee una belleza interior.Cuando ves el viento...

-Espera, espera...¿tu puedes ver el viento?

-Si...¿acaso tu como humano no puedes verlo?

-Ningún humano puede Mori...

-¿Cómo es que no lo pueden ver?-preguntaba sorprendido, más sorpresa la mía que tuve que sacarme la duda.

-¿Cómo es que lo puedes ver?

Él, con su apacible sonrisa se levantó de la arena y tomando un puño de pétalos que antes había recogido en el camino, comenzó a soltarlas.

Uno a uno, los pétalos jugueteaban en el aire y parecían rodear a Mori como si danzaran asu alrededor. Mi impresión por esa maravilla, debía de ser algo que se podría comprobar así como predecía el clima en Nanjo.

No me di cuenta en que momento me levanté y nuestras miradas se unieron, pude ver por fin el profundo color del jade, brillando en él...

-Comenzará en un momento-sacándome del ensimismamiento que me causó, alzó la mirada para después ambos mojarnos por una nube rebelde.

Había algo en él que estaba haciendo que el estar en este sitio no fuera tan malo.

Sin embargo...

...

Caía la noche y Souishi entró con alegría a su temporal morada, mirando con una felicidad genuina todo el detalle que entre él y Mori habían hecho para hacer de ese lugar un sitio más acogedor.

Pero al entrar, el gato raro de Mori, Gnev, hurgaba una bolsa que contenía lo suficiente como para huir.

-Oye Gnev ¡¿qué demonios haces?! Son mis cosas- mencionaba nervioso y molesto al mismo tiempo, Gnev le miraba de manera acusatoria.




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