Parte II
Rendida Adelaine dejo sus lánguidos brazos caer a sus costados, con un resoplido que hizo levantar levemente un mechón que estaba salido de su trenza, le dejo saber que él había ganado, y así fue, pues Jacob la soltó con extremada delicadeza hasta dejar los pies descalzos de ella en el pasto verde, y sin soltar sus brazos de su cintura hundió la cabeza en el hueco de su cuello en donde absorbió toda su esencia, esa esencia a vainilla que desprendía de su suave piel y deleitaban sus fosas nasales, haciendo que la piel de ella se erizara por completo y los latidos de su corazón se dispararan. Con una sonrisa en los labios, Adelaine poso sus manos en los brazos de su hermano, debido a que entendía que con ese gesto él se disculpaba por el mal rato que le había hecho pasar, pues ella no sabía enojarse con él, con todos menos con él. Y con tal sutileza él se acercó, con lentitud se aproximó a aquel suave y expuesto trozo de piel y con el corazón a mil por hora retumbando en su pecho, rozo levemente con sus labios entre abiertos el delicado cuello de ella, dejando chocar su tibio aliento en la fina pero delicada piel de ella y lentamente repartiendo besos húmedos en su cuello, esa parte que le causaba tanto deseo por probar, ese pequeño trozo de piel tersa que añoraba recorrer, ya que con la mirada ya no bastaba, lo sabía.
Ella se estremeció por completo al sentir los húmedos labios de él en su cuello y con la respiración entrecortada y el corazón retumbante en los tímpanos, unos cuantos pensamientos abarcaron su mente. Pensamiento indecentes, pero que por alguna extraña razón están siempre presentes. Siempre que él está a su lado. Pensamientos tan recurrentes en la mente de Jacob, pensamientos que le quitan el sueño y que crean reacciones extrañas en su cuerpo y le hace perder la poca cordura que le queda.
Él nota el pequeño sobresalto que da el delicado cuerpo de Adelaine, y cae en la realidad, se aleja de ella poniendo la distancia necesaria, la necesaria para calmar su agitado corazón. Con unas mejillas levemente enrojecidas Adelaine vuelve a respirar al notar el distanciamiento de él, y recompone todo su sistema que parece haber sido asaltado por el cálido aliento en su cuello y el dulce roce de unos labios.
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Uufff.
¿Qué tal? Espero y se encuentren bien.