PARTE IX
Al entrar Jacob se topó con su prima Griselda que con una reverencia lo saludo, y con un asentimiento él respondió, sus pasos firmes se dirigían hacia las escaleras, pero fueron detenidos al admirar aquel sol brillante bajar de esas escaleras de mármol, Adelaine bajaba las escaleras rápidamente cuando escucho sus pasos firmes pero calmados y lo supo, supo que era él, su corazón latió desembocado en su pecho y una sensación embriagadora la embarco justo en el estómago, y con pasos lentos bajo las escaleras y conforme bajaba cada escalón admiro la punta de unas botas negras con las puntas sucias de barro y con cada escalón que bajaba admiraba cada parte de su cuerpo, hasta llegar al penúltimo escalón en donde por fin admiro aquellos ojos azules que le cortaron la respiración por cortos segundos, ese cielo que la seguía a todos lados, y con lentitud sus pasos se acercaron a ella hasta llegar a percibir ese aroma tan embriagante que desprendía de ella, ese aroma a vainilla. Adelaine observo cada facción, cada lunar, cada poro perfecto de su piel blanca.
-Ooh aquí estas- interrumpe Merida.
Adelaine baja la mirada y Jacob la observa por unos segundos antes de apreciar a su madre con una mirada hostil, por haber interrumpido.
-Vete a cambiar ya, tu padre quiere que todos estén en la mesa-sus ojos se mantiene fijos en él a la espera de una afirmación.
-¿Me has escuchado?- pregunta de forma severa.
Jacob observa a su hermana una última vez antes de marcharse a su habitación, sube las escaleras con aquella tranquilidad que lo caracteriza y que tanto le exaspera a su madre quien permanece de pie aun en espera de una respuesta que jamás llego, indignada observa como su hijo desaparece de su vista, y sus ojos observan a la pelinegra que permanece estática al final de las escaleras.
-¿Y tú que haces ahí?-la observa detenidamente de pies a cabeza con una mirada crítica hasta volver a los ojos verdes de su primogénita que destilan temor.
-Ve a cambiarte ¿Que son esas fachas? Pareces una vil mujerzuela. -
La dureza de sus palabras golpea fuerte a Adelaine, quien baja la mirada para que el dolor en sus ojos no sea visible ante los de su madre.
-¡Anda! Que esperas.-
Adelaine se sobresalta y un hipido escapa de sus labios, afirma repetidas veces antes de girarse y subir las escaleras rápidamente y al llegar a la planta alta sus pies corren en busca de refugio, sus tibias lagrimas mojan el frió mármol y con brusquedad entra a su habitación, y con lentitud se acerca al espejo de su mueble, donde admira su figura y su rostro lloroso, admira cada curva que resalta de su cuerpo, su cuerpo que ha tenido cambios notables con el paso de los años, Mujerzuela, se repite en su mente, ¿Acaso eso pensaba de ella su madre? ¿Así es como la veía? miles de preguntas se hacían en su cabeza y la tristeza y el dolor se apoderaban de su alma, de su pobre alma.
Tal vez ese día ella no noto el impacto que tendrían aquellas palabras en ella, en ella y Jacob. Sobre todo en Jacob.
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Ya saben que pueden encontrar la playlist en Spotify como; El Sauce de Adelaine.
¿Qué piensan de Jacob?
¿Qué creen que les depara el futuro a estos dos?