Engagement
¿Cómo habría de poder desparecer la lluvia y transformarse en un leve roció, frío, entre mezclado con la fuerte ráfaga? Decir que el cielo lejano al reflejo del mar es, a la sombra de una estrella brillante opacada por la plenitud del arrullo que con calma adormece las ramas de los árboles.
Fija la vista en la ventana Adelaine aceptaba en silencio la fragilidad de aquella noche, pronta, pues el reloj marcaba las 18:33 PM en el horario de Londres, bajo una fachada decente de una conocida lejana de su tía Nathalia, ella descansaría, pero bajo el techo, tras aquella ventana donde recelosa se escondía, oculta, de la vertiginosa noche que la acechaba a oscuras, profunda y silenciosa, casi peligrosa.
La sola idea le helaba la sangre de pies a cabeza, la idea de solo bajar las escaleras, escuchar el rechinido en cada paso, sentir la fría y dura madera del balcón deslizándose por sus dedos, sentía que de solo intentarlo el corazón se le detendría.
Tal vez pensar que aquel pequeño espacio, esa diminuta habitación resguardaría cada trozo de su ya alterado corazón. Una habitación, casi vacía, abandonada y desconocida, ¿Pero qué era todo aquello? ¿Cuál era su verdadero significado?
Y ya al final, antes de irse a la cama y apagar la vela, entre sus manos, frente a ella observó la silueta de él, parado, frente a ella, un nudo se desató, y antes de que sintiera desmoronarse, sopló fuertemente la vela, y a él lo dejo desaparecer con el halo de aquella vela que imperceptible se desaparecería en la oscuridad y el silencio.
A media noche fue levantada por su tía, la ama de llaves de aquel hogar y entre ambas mujeres ayudaron a vestir a la joven con rapidez, tratando de dejarla lo más bella posible, uso el vestido más hermoso, un fino vestido celeste con bordados sutiles.
Ausente y ya con el pensamiento perdido se dejó llevar como un pequeño títere. Abajo su futuro prometido la esperaba ansioso con un anillo en mano y la propuesta en la punta de los labios.
Antes de colocar el último detalle a su peinado, Nathalia observó con tremendo orgullo a la joven y en su mirada se pudo vislumbrar el reflejo de la tristeza.
Ninguna dijo nada, ella no dijo "lo lamento" y Adelaine tampoco lo dijo " No, por favor" Quedó implícito.
A la madrugada la joven bajo las escaleras con el alma en vilo al llegar a la sala principal observó su futuro frente a ella, un futuro del cual no sabía era el que quería o siquiera lograría tolerar.
Antes de entrar y quedarse completamente en privado con el caballero observó por última vez a su tía y la fuerte tristeza desapareció lentamente de sus vidriosos ojos, para que un la dureza en sus facciones se acentuara como una estación fría tocando la puerta de lo que alguna vez fue cálido y pasible. Lo que una vez fue y ya no es.
Al cerrarse la puerta por completo... todo lo que una vez fue de ella desapareció.