El secreto Bungalú

Capítulo 6

  Después de almorzar fueron a la habitación de Alice y se pararon en frente de un gran reloj antiguo.
—¿Estás listo, querido?
—Sí, señorita Verbinder -responde Rafael con alegría. No sabía que sucedería, pero no podía esperar para saberlo.
 Alice le toma la mano y presiona el botón rojo del reloj y dice mentalmente la palabra “trasnsportais”
 En un momento se trasladan mágicamente a las calles de Uberdruss, frente a otro reloj igual que el que estaba en la habitación de Alice.
—¡Guao! -exclama Rafael impresionado.
—Cierra la boca, es de mala educación -le reclama Alice.
—Lo siento ¿Cómo es que llegamos hasta aquí?
—Tú venias conmigo, viste como llegamos.
—Todo fue tan mágico -contesta Rafael observando a su alrededor.
—La magia es lo principal aquí en Uberdruss. Vamos tenemos que darnos prisa, mi cita empieza en 3 minutos.
—Sí, señorita Verbinder.
—¡Rápido, rápido! Caminemos de prisa y sin distracciones -dice Alice mientras caminaban.
—Hay muchas cosas extrañas aquí.
—Son extrañas para ti. Para los que vivimos aquí en Uberdruss es perfectamente normal.
—¡Guao! ¿y eso qué es? -pregunta Rafael con asombro.
—Recuerdo que te había dicho sin distracción.
—Los siento, señorita Verbinder.
—Si deseas alguna explicación de algo será en otro momento. Ya casi llegamos -informa Alice tranquilamente.
—¿Aquí es?
—Efectivamente, tienes que prometer que te mantendrás callado en todo momento. A ellos no les gusta las interrupciones.
—Sí, señorita Verbinder -responde Rafael con emoción. Estaba en un mundo mágico y todo le parecía fascinante.
—Muy bien, entremos.
 Entraron a la tienda y se dirigieron hasta la asistente, pero esta no era humana como podía esperar Rafael. La asistente de la tienda era un duende hembra, de baja estatura, con sus orejas y nariz muy largas.
—Bienvenida a la tienda de duendes Dunesdy ¿qué se le ofrece? -dice ésta muy educadamente.
—Tengo una cita con la encargada Alecto -responde Alice.
—Su nombre, por favor.
—Alice Verbinder.
 La duende revisa el libro de citas —Aquí está, llega justo a tiempo señorita Verbinder.
—Siempre hay que llegar a la hora exacta.
—Pase a su oficina. La señora Alecto la está esperando en estos momentos.
—Muchísimas gracias, con su permiso. Vamos querido Rafael -dice Alice y se dirigen directo a la oficina.
 Alice toca la puerta.
—Pasen -se escucha una voz ronca detrás de la puerta.
—Hola Alecto -la saluda Alice.
 Alecto era una duende vieja con el poco cabello blanco y ojos verdes.
—Alice, tanto tiempo que no te veía por aquí. Me enteré que saliste de Uberdruss.
—Por lo visto los rumores vuelan muy rápido.
—Es que no hay muchos valientes que se atrevan a salir de Uberdruss.
—Yo correré ese riesgo -responde Alice con confianza.
—Se dice que los defensores de Anti-Magia están más peligrosos que nunca. Han ganado mucho poder en el gobierno y prácticamente hacen lo que quieran -informa Alecto.
—La representante de los defensores de Anti-Magia realmente es una verdadera pesadilla, es descendiente del creador de ese grupo tan molesto.
—¿Y cómo te ha ido por allá?
—Ha sido de mi completo agrado. Estoy de niñera de tres hermosos niños -contesta Alice con amabilidad.
—¿Niñera? así que ese niño humano corriente es uno de ellos -comenta Alecto observando a Rafael quien está en silencio al lado de Alice.
—Efectivamente, él es Rafael, el menor de los hermanos.
—No te imagino a ti de niñera.
—Es una buena forma de pasar desapercibida. Nadie sospecharía de una simple niñera -dice Alice tranquilamente.
—Si tú lo dices, pero no entiendo porque traes a un niño corriente a Uberdruss. Eso puede ser peligroso.
—El niño descubrió que soy una Bungalú.
—¿El niño te descubrió? Eso quiere decir que no estás tan escondida como dices -contesta Alecto.
—Es un niño especial, él solo lo intuyó.
—¿Por instinto? Eso es raro para un humano corriente ¿no tendrá algún familiar mágico?
—Por lo que sé, sus padres son humanos corrientes, aunque su madre terriblemente ha fallecido ya, así que no estoy segura -responde Alice pensativa.
—Deberías llevarlo con Wischun, él lo puede examinar para ver si hay un toque de magia en él.
—Posiblemente haga una cita con él, pero desde que se volvió tan famoso es tan difícil verlo.
—Tiene un poder poco común -indica Alecto.
—Así es, aunque no he venido a conversar sobre ese tipo de cosas.
—¡Cierto!, aquí mismo lo tengo, un transportador mágico portátil. Tuve que negociar mucho con la bruja Nabeth para conseguírtelo.
—Gracias querida, me hacía falta, el transportador fijo no me era útil cuando me encontraba fuera -se alegra Alice.
—Podrías haberlo comprado tú misma a los brujos.
—Sabes muy bien que no me la llevo bien con esa clase de gente.



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Editado: 18.12.2021

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