—Señorita Verbinder ¿es verdad que puedo tener magia? -pregunta Rafael cuando ya habían salido de la tienda Dunesdy.
—Es posible, quizás algún antepasado tuyo fuera un ser mágico y tú podrías haber heredado algo. Cuando te examine Wischun lo sabremos con seguridad -le responde Alice.
—¡Genial! ¿Y quién es ese?
—Wischun es un enano y un examinador mágico. Tiene un poder poco común. Con sólo verte puede saber sobre los genes de tus antepasados y su historia.
—¡Guao! ¿y por qué usted no se la lleva bien con los brujos? -pregunta Rafael con curiosidad.
—Fue algo que sucedió en el pasado. No tiene relevancia.
—Pero ya no son amigos.
—Nunca hemos sido amigos. Eran negocios nada más, pero no deseo hablar sobre aquello -responde Alice muy seria. Era un suceso que no quería recordar.
—Está bien.
—Se puede decir que no compartimos los mismos ideales.
—¿Y ya podemos pasear? -pregunta Rafael muy contento.
—Pasear un rato no nos vendría mal.
—¡Yupi!
—Pero tienes que dar tu palabra de hombre que te comportarás como todo un caballerito.
—Por mi palabra de hombre.
—Perfecto, sígueme y no te alejes de mí -le ordena Alice adelantando el paso.
—Sí, señorita Verbinder.
Y empezaron su recorrido por Uberdruss.
—Alice ¿eres tú? -pregunta un hombre alto, de cabello rojizo y ojos azules.
—Mateo que alegría encontrarte -responde Alice con alegría mientras se abrazan.
—Escuché que saliste de Uberdruss.
—Eso es cierto, sólo he venido a hacer unas diligencias.
—¿Y cómo es todo por allá? -pregunta Mateo con mucha curiosidad. Era sumamente extraño que alguien se atreviera a salir de Uberdruss.
—Bastante simple, ningún rastro de magia.
—No parece muy interesante entonces.
—Todo depende de cómo lo mires. Me he divertido bastante -responde Alice con una sonrisa.
—¿Y ese niño?
—Qué mala educación de mi parte. Él es Rafael, uno de los niños que cuido como niñera.
—Mucho gusto Rafael -Mateo le ofrece la mano y Rafael se la estrecha.
—Mucho gusto Mateo.
—¿Estás trabajando como niñera? -le dice Mateo a Alice.
—Sí.
—¿Ya estas practicando para cuando tengas tus hijos propios?
—Esperemos que así sea -contesta Alice con voz un tanto desanimada.
—Ya verás que sí, serás una maravillosa y guapa madre.
—Muchas gracias.
—Ya me tengo que ir. Espero poder verte otra vez.
Mateo se despide y se marcha.
—Él es Mateo. Es un gran exorcista de Uberdruss -le dice Alice a Rafael.
—¿Eso qué es?
—Los que sacan los espíritus malignos de los cuerpos de las personas o de objetos poseídos.
—¿Aquí hay espíritus malos? -se aterroriza Rafael.
—No te preocupes, todo eso está controlado.
—¿Segura?
—Muy segura.
Pasaron por una tienda de dulces de Dunkon. Y Rafael se queda hipnotizado viendo los dulces.
—¿Te apetece un dulce? -le pregunta Alice con amabilidad.
—¿Puedo?
—Por supuesto, la tienda de Dunkon tiene los mejores dulces que he probado.
—¡Genial!
Entran a la tienda y se podía ver a mucha gente, sentados en las mesas o haciendo filas para pagar. Se notaba que era una dulcería muy concurrida.
—Quiero dos bismuit de miel y 2 jugos de naranja, bien frío -le dice Alice a la cajera cuando era su turno.
—¿Para comer aquí o para llevar?
—Para comer aquí, por favor.
—A la orden -responde la cajera con una sonrisa.
—¿Qué es un bismuit? -le pregunta Rafael.
—Son dulces súper exquisitos. Te encantará.
Van a sentarse y Rafael se queda viendo a su alrededor, pudo ver a un niño con un sólo ojo, un cíclope, que comía junto a una gorgona, sus cabellos en forma de serpientes parecían bailar al ritmo de la música de fondo de la tienda. En pocos minutos le traen su orden a la mesa.
—¡Oh!, se ve delicioso -exclama Rafael observando los deliciosos dulces que estaban en sus platos.
—Y el sabor es mucho mejor, pruébalo.
Rafael le da un gran bocado a su bismuit.
—¡Que rico!, no había probado nada igual.
—Es que donde vives no hay una dulcería de Dunkon -contesta Alice con orgullo.
—Debería haber.
—Lástima no es posible.
—¿Por qué no? -pregunta Rafael con tristeza.
—Los dulces son hechos por hadas. Los seres mágicos están prohibidos fuera de Uberdruss.
—Cierto, por culpa de los defensores de Anti-Magia. Dicen que son los buenos, pero son muy malos -se queja Rafael molesto. Para él los seres mágicos son buenos y amables, no unos monstruos crueles como dicen que son.
—Vamos, termina tu bismuit. Tenemos que llegar antes de la cena.
—¿Ya nos vamos?
—Efectivamente. No podemos quedarnos todo el día aquí -contesta Alice.
—Pero, hay mucho que no he visto.
—Te sería imposible conocer todo Uberdruss en un día. Te prometo que vendremos otro día.
—¿Me lo prometes con tu palabra de hombre? -pregunta Rafael fingiendo seriedad.
—Soy una dama, no poseo palabra de hombre. Mejor te lo prometo por mi palabra Bungalú.