Alice se despertó muy temprano, pero pudo notar que alguien estaba despierto mucho antes y se encontraba en la cocina.
—¿Y ese olor? ¿Antonieta eres tú?
—Sí, señorita Verbinder. Estoy haciendo el desayuno -dice ella entusiasmada. Era su primera vez cocinando si ayuda de nadie y eso la hacía sentir muy orgullosa de sí misma.
—¡Qué maravilla! ¿Qué hay para desayunar? -pregunta Alice encantada de que Antonieta se hubiera vuelto tan emocionada por la cocina.
—Un buen emparedado con café con leche.
—Huele delicioso.
El olor a comida recién preparada despertaba enormemente el hambre de Alice.
—Muchas gracias, señorita Verbinder. Ya casi está listo -responde Antonieta mientras colocaba las tazas sobre la mesa.
—Te felicito Antonieta. Has avanzado mucho en la cocina.
—La cocina es algo muy divertido, aunque antes pensaba lo contrario.
—Porque ni siquiera lo habías intentado -indicó Alice.
—Eso es cierto, no podemos saber que algo no nos gusta sin haberlo intentado.
Roberto entra en la cocina, con rostro cansado y soñoliento haciéndose notar que apenas se había despertado recién.
—¿Antonieta es la que está cocinando? ¿Qué milagro es este?
—Muy gracioso. Si sigues burlándote no te doy comida -contesta Antonieta con seriedad mientras lo señalaba con la cuchara que sostenía en la mano derecha.
—No tienes por qué enojarte -la calma Roberto que no quería quedarse sin desayuno.
—Antonieta ha estado practicando mucho -informa Alice con mucho orgullo de su pequeña alumna.
—¿Tú no decías que no querías cocinar? -le pregunta Roberto a Antonieta, quien recordaba todas las quejas que hizo su hermana cuando la señorita Verbinder les indicó que aprenderían a cocinar.
—Bueno, ahora sí quiero y busca a Rafael que ya está listo -con la cuchara señala la puerta de la cocina, indicándole a Roberto que saliera rápido.
—Ya voy -responde él, no podía negarse a las órdenes de Antonieta.
Desayunaron todos juntos en la mesa, excepto Rogelio quien también trabajaba los sábados. Fue una comida muy escandalosa porque empezaron a contar sucesos que le ocurrieron recientemente, ya existía una confianza y cariño entre los niños y ella. Alice se sentía como si fuera su propia familia.
Luego Antonieta se fue a casa de una amiga por una fiesta de cumpleaños y se quedaría a dormir allí (ya había tenido permiso de su padre con antelación)
Roberto había invitado a dos amigos a jugar videojuegos y se la pasaban encerrados en la habitación.
Alice aprovechó ese momento para ir a Uberdruss a hacer una diligencia y se llevó a Rafael que insistía que se iba a aburrir allí solo en casa.
Llegaron a Uberdruss rápidamente como siempre lo hacían por el transportador mágico fijo. Esta vez tomaron un transporte ya que iban a la casa de Aranza (la mejor amiga de Alice) y ella vivía algo lejos.
—Señorita Verbinder ¿cómo es que usted sobrevivió a la caza de los seres mágicos? -preguntó de repente Rafael mientras esperaban que el autobús llegara a su destino.
—Yo en ese tiempo ni pensaba existir. Mis padres junto a otro grupo de Bungalús y otros seres mágicos se escondieron en Uberdruss. Un lugar mágico que se había creado hace poco para dar cobijo a todas las pobres criaturas mágicas que estaban siendo cruelmente cazados por los defensores de Anti- magia.
—Así que este mundo se creó por eso.
—Efectivamente, allí hemos sobrevivido hasta entonces -comenta Alice.
—¿Y por qué saliste de Uberdruss, señorita Verbinder?
—Quería conocer, ver más allá. Uberdruss lo sentía muy pequeño y quería conocer más el mundo.
Llegaron a la casa de Aranza, era pequeña y de color verde brillante (a su amiga le encantaba los colores un poco exagerados). Tocaron la puerta y aparece Aranza con una gran sonrisa abrazando con fuerza a Alice.
—¿Y este pequeñito quién es?
—Es Rafael, uno de los niños que estoy cuidando -le contesta Alice.
—¿Y lo trajiste a Uberdruss?
—Luego te explico todo ¿Qué era lo que no podías contarme por comunicador?
—Vengan, es mejor que entremos -los invita Aranza.
Entraron a la casa, sus paredes eran de color anaranjado brillante y la decoración algo extravagante. Se sentaron un enorme sofá. El rostro de Aranza se había vuelto serio.
—¿Qué ocurrió? Te veo algo preocupada Aranza -dice Alice irrumpiendo el silencio que se había producido de repente.
—Alguien atacó a Wischun -contesta Aranza con la mirada fija en Alice.
—¡Qué horror!, pero ¿está bien?
—Sí, por suerte Wischun sabe defenderse.
—¿Y quién es el culpable? -pregunta Alice sobresaltada. No podía pensar quien atacaría al famoso examinador mágico.
—No se sabe, huyó después del ataque.
—Qué mal que no lo hayan atrapado.
Rafael como niño bueno sólo observaba callado todo lo que sucedía, no quería ni sabía cómo interrumpir esa conversación tan personal, que casi no entendía.
—Wischun está apoyando la propuesta de Uberdruss 2, es posible que ese sea la causa del ataque -dice Aranza pensativa.
—¿Tú crees?
—Ha habido otros casos y muchos apoyaban esa causa.
—¿Entonces también Kelder está en peligro? -se preocupa Alice. Su esposo era el que llevaba la propuesta de crear Uberdruss 2.
—Es posible.
—Debe cuidarse mucho, no quiero que le pase nada.
—Tranquila estará bien -la tranquiliza su amiga con un abrazo.
—De eso no puedes estar seguro.
—El ministerio de defensa ha implementado unas fuertes medidas de seguridad -asegura Aranza con ánimo.