—¿Y ya van a crear Uberdruss 2? -pregunta Rafael cuando salen de casa de Aranza.
—Todavía continúan las negociaciones.
—Qué mal.
—La política es muy complicada, por eso yo no me involucro en ella -responde Alice todavía algo desanimada por lo que le informó Aranza.
—¿En que trabajaba usted aquí?
—Trabajaba en la tienda Dunesdy -contesta Alice con una sonrisa.
—¿En la de los duendes?
—Efectivamente, trabajaba para Alecto como asistente. Tengo que ir a mi casa a buscar algo.
—¿Yo puedo ir? -pregunta Rafael emocionado, nunca había ido a la casa de la señorita Verbinder y le daba curiosidad de cómo era.
—Por supuesto, hoy eres mi asistente personal, necesito toda la ayuda necesaria.
—¡Yupi!
—Sígueme, tenemos que irnos pronto.
Subieron a un transporte y en unos minutos llegaron a una gran mansión blanca muy elegante.
—¿Dónde estamos señorita Verbinder?
—En mi humilde hogar -contesta Alice felizmente.
—Oh, ¿aquí vives?
—Efectivamente, aquí vivo con mi esposo, el ministro Kelder.
Entran y la decoración era igual de elegante de lo que se esperaba.
—¡Qué bonita! Parece una casa de ricos -comenta Rafael muy asombrado.
—Gracias, lo decoré yo misma.
Dejó a Rafael comiendo una torta de naranja y un refresco. Alice buscó unos papeles y unos objetos que necesitaba.
—¿Qué te ocurre mi caballerito? -preguntó Alice al ver a Rafael muy pensativo (se le podía notar por su cara expresiva de concentración)
—Nada, estoy pensando.
—¿Y en qué estás pensando? Si se puede saber.
—¿Por qué no todos se hicieron amigos? Así habría seres mágicos en todos lados -contesta Rafael con seriedad.
—Eso no es fácil.
—¿No se pueden arreglar? Yo cuando peleo con alguien luego nos pedimos perdón y volvemos a hacer amigos.
—No todo se puede arreglar de esa forma -responde Alice.
—Qué mal.
Regresaron rápidamente a la casa Campos. Roberto se divertía con sus amigos y no notó la corta ausencia de Alice y Rafael, y a Rogelio todavía le falta varias horas para que regresara del trabajo.
Al día siguiente Alice se encontraba preocupada. Ya le había dado vueltas a la situación en Uberdruss y temía que algo les sucediera a sus seres queridos.
—¿Qué le ocurrirá a Aranza? Había quedado en contactar conmigo hoy en la mañana y ya son los 7:25 de la noche ¿Le habrá ocurrido algo? No, no puedo estar pensando en malas noticias. De seguro ha estado muy ocupada en su trabajo y se le olvidó. Debo pensar en pensamientos positivos.
—¿Está bien, señorita Verbinder?
La pregunta sorprendió a Alice que creía estar sola en su habitación.
—Roberto, no sabía que estabas aquí.
—No quería interrumpirla, sólo vine a avisarle que ya terminamos las tareas para que las viniera a revisar. Pero su cara parece de preocupación ¿le ocurre algo malo?
—No te preocupes querido, sólo pensaba en algunas cosas, pero no tienen tanta importancia.
—De acuerdo.
—Enseguida voy para allá.
Roberto sale de la habitación de Alice. Y ella respira profundo para tranquilizarse <<Sólo me estoy preocupando de más>> piensa.
Se levanta de la cama y decide reunirse con los niños que la esperan con las tareas listas.
Luego de una hora regresa a su habitación y ve que Aranza había intentado contactar con ella.
—Aranza, me alegro escucharte ¿qué te había ocurrido?
—¿Qué sucede Alice? Después dices que la nerviosa y exagerada soy yo -contesta Aranza con gracia.
—Es que con los ataques que han ocurrido en Uberdruss me tiene muy nerviosa.
—Entiendo, pero ni soy política ni tengo nada que ver con eso, así que no creo que vaya a estar en su lista de ataques.
—Pero, Kelder sí -señala Alice nerviosa.
—No te preocupes, con la cantidad de guardaespaldas que posee, ni tú misma podrás acercarte a él.
—Muy graciosa.
—Ahora a lo que iba a contarte. Redoble de tambores… -dice Aranza haciendo los sonidos.
—Estas dramatizando un poco todo esto.
—¡Me ascendieron en el trabajo!
—Eso es maravilloso, lo habías esperado por años -la noticia alegró mucho a Alice.
—Por fin se me cumplió. Vieron todo el trabajo que he hecho y quedaron impresionado con mi último proyecto. No te imaginas lo feliz que estoy con todo esto.
—Si me lo imagino.
—Quiero celebrarlo, pero tienes que estar presente -exigió Aranza con un tono de voz alegre.
—De acuerdo ¿cuándo será la fiesta?
—No he puesto el día. Estaba esperando para saber cuándo podías venir. Tú eres la que siempre me has apoyado en todo esto.
—¡Tan linda! El señor Rogelio va a estar libre el viernes y puedo pedirle que me dé el fin de semana libre -le comunicó Alice.
—¡Perfecto! Les avisaré a los demás. La fiesta será en mi casa a las 7 de la noche. Y por supuesto tú vendrás antes para ayudarme con los preparativos.
—Como siempre.
—En eso quedamos entonces. Chao. Te quiero -se despide Aranza con cariño.
—Yo también te quiero.
Alice y Aranza se habían criado prácticamente juntas. Estudiaron en los mismos colegios y jugaban todo el tiempo desde niñas, ya que sus madres eran mejores amigas y se reunían todo el tiempo. Con el tiempo se convirtieron en verdaderas hermanas, aunque no fueran de sangre.
<<No me perdería por nada del mundo este momento tan importante para Aranza. A sido su sueño de toda la vida convertirse en diseñadora de modas y por fin podrá lanzar su propia línea>>