El secreto Bungalú

Capítulo 16

—Este almuerzo se ve delicioso -dice Rogelio. Ese viernes y sábado estaba libre y decidió pasar todo el día con sus hijos, algo que hace mucho que no hacía por culpa del trabajo.
—Lo hizo Antonieta, yo sólo fui su ayudante -indicó Alice.
—¿Antonieta? -la sorpresa se le notaba en el rostro. No esperaba que esa comida fuera hecha por su propia hija. Que él tenía entendido no tocaba la cocina- Te felicito mi niña.
—Gracias papi -responde Antonieta muy contenta.
 Terminaron de comer y Alice se fue a su habitación a arreglarse para ir a casa de Aranza, ya le había pedido permiso a Rogelio quien muy educadamente le dijo que sí.
—Hoy voy a ir a la fiesta de Aranza, una gran amiga mía -le comunica a Rafael- La ascendieron en su trabajo y lo va a celebrar en su casa.
—Qué bueno por ella.
—¿Vas a querer venir?
—¿Puedo ir? Sí -Rafael se alegró por la invitación, él no perdía la oportunidad de ir a Uberdruss.
—Tienes que pedirle permiso primero a tu papá.
—Sí, señorita Verbinder.
—Así conoces mejor a Aranza, la conozco desde toda la vida. Es como una hermana para mí, y mi esposo Kelder quedó en ir también -dice Alice mientras se terminaba de maquillar.
—¿Tú amigo Aranza también es una Bungalú?
—Efectivamente.
—¿Y no te pudo convencer de que no vinieras aquí? -le pregunta Rafael muy curioso.
—Le sería imposible por dos razones. Uno porque entre los Bungalús no funciona nuestro poder y dos porque yo estaba segura de querer hacer esta aventura.
—¿Está es su aventura?
—Para mí, que nunca he salido de Uberdruss es toda una aventura. Al igual que Uberdruss es para ti -contesta Alice.
—Es que Uberdruss es mágico y tiene tantos lugares interesantes.
—Es porque es algo nuevo para ti. Para mí la vida corriente de ustedes es algo diferente.
—¡Oh! Vaya.
 Unas horas después se encontraban en la casa de Aranza, ella los recibió con excesivo cariño y los tres juntos se encargaron de acomodar todo para la llegada de los demás invitados.
—Querido Rafael, te presentó a Kelder mi esposo -los presenta Alice.
 Kelder era un elfo muy guapo, sus orejas largas y su nariz perfilada, con el cabello de un tono anaranjado claro y los ojos azul con gris.
—Mucho gusto, señor -responde Rafael con mucha educación.
—Mucho gusto, Rafael ¿Así que tú eres uno de los niños que cuida Alice? -dice Kelder agachándose para estar a su nivel.
—Sí.
—¿Y cómo es Alice de niñera?
—Es muy buena y me lleva a lugares increíbles -contesta el niño con emoción.
—Ella me ha contado que te ha llevado de visita a varios sitios de Uberdruss -le contesta Kelder.
—Uberdruss es increíble y la señorita Verbinder.
—Es que ella sería una gran madre.
—¿Ustedes piensan tener hijos?
—Quisiéramos, pero la ley de Uberdruss prohíbe tener hijos -señaló Alice sin ánimo.
—Pero si creáramos un Uberdruss 2 ya no habría ese problema -comenta Kelder con esperanza.
—Dios quiera que se arreglen esas negociaciones.
—Yo tengo esperanza que sí se podrá.
—Yo también. Y así podré ir a verlo -dice Rafael.
—Claro Rafael, cuando se haga Uberdruss 2 te invitaremos a conocerlo -anunció Kelder.
—¡Yupi!
 Pasaron las horas y Rafael conoció a muchos seres mágicos, entre Bungalús, elfos, centauros, hadas, amazonas, sátiros, minotauros, hasta magos, hechiceros, exorcista y brujos (aunque Alice se mantenía alejados de ellos)
—Encontré esto en la puerta. Dice que es para el ministro Kelder Silizium -anuncia un sátiro.
 En las manos tenía una flecha con una nota amarrada.
—¿De qué se trata? -pregunta Kelder nervioso. Una nota así no podría traer buenas noticias
—Es mejor que lo leas tú sólo con calma.
 Kelder tomó la nota y la leyó mentalmente.

“Para: el ministro central Kelder Silizium. 
De: Holocausto.
 Ministro, mis más respetables saludos. Queremos con esa carta hacerle saber nuestro disgusto y oposición a su propuesta de crear un nuevo Uberdruss. Nuestras razones son personales. 
 Si usted sigue adelante con su propuesta nos verá dispuestos a cualquiera acción para impedirlo”

 El rostro de Kelder se volvió de preocupación. Para llegar a la casa de Aranza es porque Holocausto lo estaba siguiendo. 
—Mi vida ¿Estás bien? -le pregunta Alice.
—Sí.
—No me mientas.
  Kelder le entregó la nota y Alice al leerlo se sobresaltó. Ese grupo se encontraba más cerca de lo que pensaban.
 



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Editado: 18.12.2021

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