Los nervios de Alice la estaban invadiendo, algo poco común en ella que siempre se mantenía firme ante los problemas. Al rato su comunicador sonó.
—Alice ¿estás bien? -era la voz preocupada de Aranza.
—Efectivamente ¿por qué no lo estaría?
—Vi las noticias. Los de Anti-magia andan registrando muy cerca de donde te localizas.
—¿En serio?
—Parece que los llamaron -le informa Aranza.
—Gracias por la información Aranza.
—Alice, cuídate, por favor.
—Eso hago. No tienes por qué preocuparte -responde Alice manteniendo la calma para no preocuparla.
—Alice. No quiero que te suceda lo mismo que al profesor Ristor Allender.
—Te prometo que me cuidaré mucho.
—De acuerdo, te avisaré si me enteró de algo más -le dice Aranza.
—Yo igual.
Colgó, pero la noticia le daba vueltas en la cabeza, Anti-magia está cerca. << Eso no me lo esperaba>>
Se dirigió a la habitación de los niños y observó que continuaban haciendo sus tareas.
No les quiso interrumpir, pero algo llamó su atención, una foto que en las que aparecía una mujer hermosa de cabello negro largo que abrazaba a los tres niños. Pero, lo que llamó su atención no fue la mujer sino el collar que tenía colgado en el cuello.
—Que hermosa ¿Ella es su madre?
—Sí. Mi mamá era la más hermosa -contesta Roberto.
—La extraño mucho -dice Rafael.
—Yo también -responde Antonieta.
—La deben extrañar, es su madre -les dice Alice.
—Tuve sueños con ella, dijo que te hiciera caso, que eres buena -comenta Rafael.
—¿Eso dijo? Me alegra saber que tengo la aprobación de su difunta madre ¿Cómo se llamaba?
—Milagros.
—¿Y cómo era ella? Claro, si quieren contarme -pregunta Alice con curiosidad.
—Era muy cariñosa, le encantaba abrazarnos -contesta Antonieta.
—Y cocinaba unos ricos dulces, aunque haciendo el almuerzo no era muy buena -señala Roberto.
—Papá siempre tenía que ayudarla -dice Rafael.
—Ella siempre me peinaba. Papá nunca supo hacerlo y tuve que aprender por mí misma -responde Antonieta.
Roberto no pudo contener la risa —Recuerdo una vez cuando lo intentó, Antonieta estaba tan despeinada que parecía que se acababa de despertar.
—Yo no quiero recordar eso -replicó ella con vergüenza.
—Es lindo tener buenos recuerdos -les comenta Alice con ternura.
—Para mí no es un buen recuerdo. Llegué al colegio con el cabello así. Todos mis compañeros se burlaron y la maestra tuve que ayudarme a peinarme. Qué pena pasé ese día. Desde entonces empecé a peinarme sola.
—Extraño esos tiempos, como quisiera que ella volviera -menciona Roberto.
—Es normal extrañar a un ser querido, pero lo importante es mantener esos hermosos recuerdos y nunca olvidarlos. Tienen que quedar guardados en el corazón -les dice Alice.
—Eso haremos.
—Ese collar que llevaba su madre es un poco extraño ¿No creen?
—Sí, era su collar preferido. A mí me parecía extraño, pero a ella le gustaba -contesta Antonieta.
—¿Y les dijo si significaba algo?
—Dijo que lo compró en unas vacaciones -dice Rafael.
<<Este tipo de cosas no se compran aquí>>
—Papá lo guarda como un recuerdo de ella -comenta Antonieta.
—Un bonito recuerdo -dice Alice.
Alice se puso a analizar la situación <<Ese collar es un transportador mágico portátil. No tengo dudas. Eso significa que su madre viajaba a Uberdruss. Eso quiere decir que ella no era del todo una mujer corriente>>
Luego Alice iba corrigiendo uno a uno los cuadernos cuando se lo entregaban. Cuando llegó el turno de Rafael, Alice le explicó lo que sucedió y de que no podrían volver a Uberdruss por un tiempo.
—¿Usted tampoco puede ir a Uberdruss, señorita Verbinder?
—Por un tiempo no, existen muchos peligros ahora -contesta ella con tristeza.
—Por culpa del Holo…us…cato.
—Holocausto -le corrige Alice- pero tengo esperanzas que todo mejorará.
—¿Todavía nos los capturan?
—Quisiera que todo fuera tan fácil así.
***
En ese mismo momento en Uberdruss, los ministros se encontraban otra vez reunidos. Desde que empezó todo eso del Holocausto se reunían cada vez más seguido.
—A desaparecido Airkus. Él era una de lo que más apoyaba la propuesta de Uberdruss 2 -informa Orosit muy molesto.
—Esto ocasionará que los demás renuncien a la propuesta por miedo -comenta Tulanor.
—Kirkos ya ha renunciado -dice Terrine.
—No podemos seguir perdiendo apoyo -dice Kelder con firmeza.
—La única manera de solucionar esto es acabar con el Holocausto.
—Debemos atrapar a su líder. De nada sirve atrapar a los que le pagan para causar caos -añadió Orosit.
—Estoy de acuerdo con Orosit -contesta Portrus.
—Pero no tenemos ni una pista de quien pueda ser el culpable -comenta Kelder pensativo.
—Quien quiera que sea está bien oculto.
—Hemos utilizado todos los métodos y no hemos encontrado nada -dice Tulanor.
—Sólo atrapamos a algunos alborotadores que fueron contratados y no poseen más información -informa Orosit todavía enojado.
—Todo este problema me está causando una interminable migraña -mencionó Terrine acariciando a sus serpientes.
—Debemos hacer algo pronto o el Holocausto ganará -declara Kelder con autoridad.
—Estamos haciendo todo lo que podemos -responde Tulanor.
—Debemos hacer más.
—¿Qué propones? -pregunta Portrus.
—Que seamos más radicales.
—¿En qué sentido? -pregunta Terrine.
—Combatir directamente al Holocausto -contesta Kelder decidido.
—¿Cómo lo haremos si no sabemos quiénes son? -pregunta Tulanor.
—Existen varias formas.